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martes, 20 de diciembre de 2022

Manuel Ángel Morales Escudero

                                Cuentos que cuentan

 

       Morales Escudero publica la colección  Somnium (2022)

 


 

       Durante cuarenta años he leído cuantos volúmenes y colecciones de cuentos han pasado por mis manos; clásicos y contemporáneos que me han proporcionado la perspectiva suficiente para discernir calidad y rotundidad expresiva de un buen texto, la ejemplaridad de un relato bien construido de perfecta ejecución.

       Los relatos que Manuel Ángel Morales Escudero reúne en Somnium tienen intensidad y brevedad porque en todos y cada uno de ellos se formaliza esa sabia mezcla de equilibrio entre la precisión y la vaguedad; el berciano forma parte de esa raza de escritores que desde sus inicios concreta al relato como el auténtico arte de contar, superando en cada momento esa tesitura entre realismo y fantasía, o formalismo y contenido; el proceso de escritura puro o la literatura de arte comprometido, porque cuando al cuento se le llamó la “nueva fabulación” sirviéndose de la realidad o del dato histórico se descubre el revés de lo real y lo fantástico, o la estela de la incertidumbre.

       La historia dLucifer es bien conocida, el más hermoso de todos los ángeles quiso igualarse con Dios, cometió el pecado del orgullo, fue arrojado  a las tinieblas junto a sus seguidores, ángeles rebeldes, y se convierte en Satán; el cristianismo le da sentido a la palabra demonio, en referencia al mundo griego, daimon; aunque  al ser incluido en el contexto cristiano la palabra demonio  adquiere una  significación hostil, y a Lucifer, el portador de luz, esta nueva religión lo consideró el mismo que a Satanás; un ser sobrenatural que puede influir en las vidas humanas, tema y recurso que Morales Escudero utiliza para contarnos su cuento, o la nueva diablura o iniquidad que Lucifer propone a sus criaturas, baddón, causante de guerras y conflictos, Samael, príncipe de los infiernos; Bacon, demonio de los celos, Belial, experto en robar almas de los viciosos y, finalmente, Lagase, diablo de la hipocresía.

       El resto de relatos, cuando lo sobrenatural, o lo iimposible no entra en con­flicto con el contexto donde suceden los hechos, no se produce lo fantástico, y se convierte en literatura maravillosa cuyas historias se desarrollan en lugares donde conviven lo real y lo sobrenatural, o lo que el lector no dudaría en calificar de reconocible si sucediese en su mundo; como en “El escritor” y “La maleta”. El mundo construido en los relatos fantás­ticos ofrece signos para ser interpretados a partir de la experiencia de lo real que tiene el lector; así la irrupción del fenómeno imposible provoca el extrañamien­to de la realidad, que deja de ser costumbrista o familiar y se convierte en algo incomprensible y amenazador, ocurre en “La cepa” o “El teatro”.  Esta definición justi­fica que un buen número de relatos exploren la distorsión de lo real mediante lo absurdo, lo alegórico, irónico o surrealista, como leemos en “El viajecito” o “Una nube”, pero no plantean esa transgresión omi­nosa que identifica y distingue al género fantástico. Lo maravilloso, a diferencia de lo fantás­tico, siempre se ambienta en un espacio inventado, o en un uni­verso paralelo en el que cualquier fenómeno es posible, eso le supone al lector que cuanto ocurre allí es tan nor­mal como natural. En esos textos no interviene nuestra idea de realidad, no se plantea transgresión alguna, y puede ser posible, como en “Marionetas”, El ansia”, “Liberación” o “Diminutos”.

       Manuel Ángel Morales conoce bien el mundo, sabe que lo imprevisible se encuentra en nuestro alrededor, en los grandes acontecimientos y en las pequeñas cosas cotidianas, o esos sueños que se recogen en sus cuentos; los más cercanos en vivencias propias o historias familiares que se traducen en literatura, “Los barcos de papel”, “La casa de Montes”, o “La adopción”, que se caracterizan por su brevedad e intensidad, la elusión y su intensidad que convierten al ponferradino en el dueño absoluto de la palabra, incluido ese concepto de oralidad tan habitual en su territorio, una característica que no excluye el cosmopolitismo y la sensualidad de la mayoría de los relatos y así surge la realidad y la ficción en historias reconocibles. El resto, “Las voces”, “La conversación”, “La madre”, “Luz en la ventisca”, “El ángel negro” o “Volver” de mayor extensión y variada temática, corroboran esa amplitud y profundidad con que se expresa el leonés. 

       La prosa, precisa, se transmuta, como una característica más, y así Somnium resulta una propuesta de sencillez sublime, en tanto que se consigue percibir la realidad de unas vidas a través de una tendencia realista que incluye un fino humorismo convencional, una ironía calculada y una sátira ejemplificadota.


 

 

Manuel Ángel Morales Escudero; So,mium; Granada, Editorial Nazarí, 2022.

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