La no despreciable cifra de 285.000 visitas a lo largo de estos años, de amigos que se asoman a Acabo de leer...
“Los buenos libros se escriben para que gusten a sus autores; luego a Dios o al Diablo, o quizá a ambos; y en tercer lugar, para nadie”. Juan Carlos Onetti
Vistas de página en total
martes, 30 de abril de 2019
lunes, 29 de abril de 2019
domingo, 28 de abril de 2019
sábado, 27 de abril de 2019
Feria del Libro de Almería, 2019
Hoy empieza la Feria del Libro.
El martes, 30 estaremos con Las ratas del Titanic, acompañado de Miguel Ángel Muñoz.
El martes, 30 estaremos con Las ratas del Titanic, acompañado de Miguel Ángel Muñoz.
viernes, 26 de abril de 2019
Cuaderno en blanco, abril
Cuaderno en blanco
Y ateniéndonos al refranero, esperamos un abril lluvioso,
y algunos que otras efemérides literarias importantes: una que nunca debemos
olvidar ocurrió el día 1 de abril de 1713, cuando se
fundó la Real
Academia Española por iniciativa de Juan M. Fernández
Pacheco, Marqués de Villena, bajo el reinado de Felipe V, y la docta casa
celebró su primera sesión el día 6 de
abril de ese mismo año.
Este luminoso
mes me trae la lectura una curiosa novela que ya anunciaba, Habana año cero, de
Karla Suárez, autora de una amplia muestra de narrativa contemporánea. La
impresión de las primeras páginas ofrece una historia sólida y una agradable
lectura.
Abril me trae
una visita con niños en esas edades que oscilan entre los 10 y 12 años, personajes
que lo preguntan todo, se interesan por aspectos poco convencionales, y quieren
saber cuánto ganas con los libros, cuánto tiempo tardas en escribirlos, y sobre
todo si son muy gordos. Fue en el CEIP Tierno Galván rodeado de curiosas
miradas durante una hora y celebrando actividades culturales y libros.
jueves, 25 de abril de 2019
Hoy invito a…
Carmen Canet*
Sin idealizaciones
La antología Neorrurales
viene a rememorar el tema clásico de la naturaleza de la mano de ocho poetas
contemporáneos que han vivido en el campo
El volumen
recoge diez poemas de cada uno de estos autores, de tres generaciones, como Alejandro López Andrada,
Josep Maria Rodríguez o Hasier Larretxea.
“Nuestros
campos se han quedado cada vez más solos. Y, a pesar de todo, la belleza de lo
rural sigue indemne porque su viva imagen nunca ha desaparecido”. Con estas
palabras escritas en la contracubierta por Pedro M. Domene
(Huércal-Overa, Almería, 1954), crítico literario, novelista y ensayista, ya
nos adelanta esta entrega, este libro titulado Neorrurales. Antología de poetas
de campo, editado por la Editorial cordobesa Almuzara, en la colección
Berenice. El volumen recoge diez poemas de cada uno de estos autores, de tres
generaciones distintas, que tienen como fondo el tema del campo: Alejandro López
Andrada, Fermín Herrero, Reinaldo Jiménez, Sergio Fernández Salvador, Josep M.
Rodríguez, David Hernández Sevillano, Hasier Larretxea, y Gonzalo Hermo.
Es muy peculiar e interesante esta antología temática, esta selección que se nos ofrece con estos ocho poetas que escriben sobre la vida en el medio rural. Contiene un prólogo donde el antólogo nos conduce por la mejor literatura que desde sus orígenes, en la antigüedad clásica, ha tenido como escenario el campo, su paisaje natural. Un tipo de poesía que, como hemos señalado, ha estado presente en nuestra literatura siempre, y Pedro M. Domene nos acompaña en este paseo bucólico que nos lleva en volandas por paisajes renacentistas, barrocos y que se prolonga hasta nuestros días. Nos transporta por los grandes autores y grandes poemas de la historia, ya que nos evoca a escritores como Homero, Virgilio, Garcilaso, Fray Luis de León, Góngora, los neoclásicos, románticos, realistas, naturalistas, hasta el siglo XX con Unamuno, Antonio Machado, Azorín, Gerardo Diego, Aleixandre, Lorca, Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Claudio Rodríguez, Félix Grande, Colinas o Llamazares.
Es una obviedad que estos entornos campestres y sus imágenes han tenido un declive, una penumbra tanto real como literaria. Esta antología viene ahora a rememorar este tema clásico de la mano de estos poetas contemporáneos que han vivido in situ sus experiencias en un escenario que incluye de todo, bueno y malo, y que por circunstancias sociales tiene otra mirada.
Este volumen se estructura en tres partes, donde los distintos autores aportan diez poemas a la selección a cargo del antólogo. Es enriquecedor que a los textos de cada autor les anteceda una breve biobibliografía y una poética, en donde cada uno expresa su forma de escritura, complementando así su trayectoria. Como ya nos apunta Domene: “La presente selección antológica convoca a los poetas cuyos versos ofrecen una amplia mirada y una particular visión sobre lo rural, o sobre el campo”. Estos coinciden en reivindicar todo lo relacionado con el paisaje agreste.
Así, la de los más veteranos. Alejandro López Andrada (1957): “Un árbol de rocío es mi nostalgia,/ un haz de lejanía./ En mi recuerdo, / hojas de lluvia. Lenta, en los balcones, vuelve a hundirse/ y cae en las lilas/ como franela de ojos cenicientos”. Fermín Herrero (1963): “(…Aquí/ la altura es páramo/ y remanso –los hombres callan– pero/ el agua baja de los montes y su voz/ desnudándose al aire me traspasa. (…)”. Reinaldo Jiménez (1969): “Cuántas veces me salva tu sencilla/ enseñanza; ese don/ que a los ojos de aquel niño no fuera/ sino sólo una forma de descubrir el mundo”. Pertenecen por edad cronológica a esa primera hornada que a través de sus versos hablan de una realidad distinta a la actual que reconstruyen, pues la han vivido.
También, la de una generación intermedia. Sergio Fernández Salvador (1975): “¿Y qué ambición más limpia,/ mejor dotado premio que merecer cantarte,/ cenizoso abedul que entre dos prisas/ te cruzas en mi día?”. Josep Maria Rodríguez (1976): “Venía cuando niño/ con mi padre/ a este rincón del bosque./ ¿Quién dijo que el pasado ya no vuelve?”. David Hernández Sevillano (1977): “No busques en la niebla lo concreto./ Acércate hasta aquí sin alaridos,/ saboreando el zumo de las cosas menudas”. Autores que se sitúan en otro espacio, pero en donde lo agreste y natural es una elección de vida.
Por último, los más jóvenes, Hasier Larretxea (1982) —“Escribir,/ la única manera de atravesar el valle/ sin pisarlo”— y Gonzalo Hermo (1986) —“Estoy aquí. En frente se encuentra el resto del mundo”—. Escriben su visión de espacios repletos de naturaleza viva.
En este libro se aúnan la magia, lo idílico, el silencio, la quietud, el canto de los pájaros y el murmullo del agua. Es una invitación amable a abandonar la ciudad, al retiro de lo urbano, para respirar unos minutos el aire puro y de paso recargar energías. Es lo humano en armonía con los paisajes y entornos naturales. Es un trazo de mapa en una geografía agreste que siempre nos quedará.
*Carmen Canet es
escritora y profesora de Lengua y literatura. Su último libro es Luciérnagas (Renacimiento, 2018).
Neorrurales. Antología de poetas de campo
Selección e introducción de Pedro M. Domene
Editorial Almuzara (Berenice)
Córdoba, 2018
Selección e introducción de Pedro M. Domene
Editorial Almuzara (Berenice)
Córdoba, 2018
miércoles, 24 de abril de 2019
lunes, 22 de abril de 2019
Alejandro López Andrada
…me gusta
Silencio en mitad de la niebla
La
autobiografía, las memorias y los diarios, cercanos al documento o al periodismo
de investigación, son textos testimoniales, que según Michel Tournier conviene
distinguir entre ficción y realidad. Si las primeras son intencionadamente
creadoras, las segundas remiten a esa realidad externa vivida. La literatura se
ha apropiado de la realidad sin necesidad de alterarla, o de rodearla de un mundo
de ficción, y el concepto non-fiction
sustenta a un libro que leemos como copia de la realidad, reportaje de la vida,
como una historia novelada. Los elementos que contenga ese tipo de libro estarán
fielmente tomados de la realidad, el autor no inventa nada. Intentemos,
entonces, considerar que las biografías, los diarios y las autobiografías, principalmente
de literatos, se convierten en géneros de ficción, en libros de literatura en
los que sus autores, basándose en la realidad, han transformando parte de su
vida en obras de arte, y como las obras de ficción ofrecen otras muchas posibilidades.
En este sentido, la auto-ficción tiene como fundamento la identidad reconocible
del autor, narrador y personaje del relato, y así se propone un pacto ambiguo,
puesto que se combinan en esas prácticas narrativas las marcas de una auténtica
ficción con la autobiografía, y lo que caracteriza a estas auto-ficciones es la
mezcla y el juego por el cual la voz del yo recuerda y narra hechos reales y
otros que, por extensión, convierte en ficción.
Alejandro López Andrada
recurre a un narrador confiable y sincero que expone su posición de verdad en
el ejercicio de recuperación de su memoria, y en un libro como Los árboles que huyeron (2019) este
concepto individual alcanza una amplia exposición de ese pasado español reciente,
rememora un período histórico tópico instalado en la conciencia española contemporánea
por cuanto supuso de alienante y contradictorio. Los textos de López Andrada se
alejan de esa manera de narrar tan obvia como calculada, se arraigan en un borde
extremo que restituye el pasado desde una perspectiva incómoda, aquella donde
un niño o el adolescente se inscriben y ofrecen su particular visión de la
historia cotidiana. Surgen así situaciones de firme compromiso frente a una
textualidad dominante y se muestra ese claro lugar de exclusión para el niño,
el joven o el incipiente poeta y escritor López Andrada, quien no deja de
sentirse, otro y un extraño, en medio de una caracterizada violencia social,
cultural o católica vivida durante ese prologado franquismo.
El lector no
encontrará en Los árboles que huyeron
un texto autocomplaciente que tienda a evadir o soslayar ciertos episodios de
una biografía herida por un prolongado tiempo de honda pesadumbre, tampoco deja
de mostrar en sus páginas algunos de esos momentos de rara belleza en el
devenir cotidiano del niño Alejandro o el fulgor adolescente del mismo cuando
es capaz de hilvanar sus primeros versos ante el cariño y el oído atento de su
madre, Victoria, una de las dos mujeres que conforman su vida; la otra Paqui, la madre de
sus dos hijas. Será en una temprana juventud cuando sienta la llamada de la
lírica en versos aprendidos en la escuela, el clásico Garcilaso, y también
Chamizo y Gabriel y Galán, pero sobre todo, Vallejo, Machado, García Lorca,
Hierro e Hidalgo. La suya será, en igual medida, ese despertar a una
adolescencia repleta de guateques y los acordes de los grupos de moda de la
época, Íberos o Bravos, Brincos y Mustang que inspiraban en el joven las
primeras letras de canciones que ensayaban en La Ponderosa y no condujeron a
nada porque entonces eran eso: unos auténticos críos que exploraban nuevas sensaciones. Y luego el
despertar sexual, y los primeros fracasos amorosos, y las decisiones
importantes de la vida: los estudios y una carrera que alejara al joven López
Andrada de la tienda que el padre regentaba en Villanueva porque los tiempos
cambiarían y tendría que afianzar su situación en una vida más cómoda y
placentera. Pero López Andrada amplia su perspectiva y su cómoda posición
autobiográfica para rescatar su relación, profesional y personal, con algunos
de los autores contemporáneos más renombrados, y otros que quedan en el olvido
literario, no duda en descalificar a Castilla del Pino, o destacar su
admiración por José Hierro, y amistad con Julio Llamazares, o su inspirada e
idolatra estima por José Manuel Caballero Bonald y, sobre todo, Antonio
Colinas, el autor de Un año en el Sur,
enamorado de una Córdoba ancestral que un día conoció siendo un joven
estudiante.
El poeta y
escritor cordobés se permite en Los
árboles que huyeron responder de forma valiente a esas múltiples preguntas sin
respuesta que nos hicimos cuando éramos niños o adolescentes, y que como
personajes víctimas de un franquismo aún hoy, muchos años después, nos seguimos
haciendo.
LOS
ÁRBOLES QUE HUYERON
Alejandro López Andrada
Córdoba, Berenice, 2019; 222pp.
Efemérides literarias, abril
EFEMÉRIDES LITERARIAS/ CENTENARIOS DE 2019
01 de
abril de 1919, muere Dolors Monserdà i Vidal de Macià, escritora catalana.
02 de abril de 1719, nace Johann Wilhelm Ludwig Gleim, poeta alemán.
sábado, 20 de abril de 2019
viernes, 19 de abril de 2019
jueves, 18 de abril de 2019
miércoles, 17 de abril de 2019
Notre-Dame
Nuestra Señora de París
Nuestra Señora
de París (Notre-Dame de Paris, en francés) es una novela de Victor Hugo,
publicada en 1831 y compuesta por once libros que se centra en la desdichada
historia de Esmeralda —una gitana— , Quasimodo —un jorobado sordo— , y Claude
Frollo —un archidiácono— en el París del siglo XV. Todos sus elementos
—ambientación renacentista, amores imposibles, personajes marginados — hacen de
la obra un modelo de los temas literarios del Romanticismo.
martes, 16 de abril de 2019
lunes, 15 de abril de 2019
Las ratas del Titanic en Cuadernos del Sur
Ayer, 13.04.2019, aparecía en Cuadernos del Sur, firmado por Pilar Muñoz una reseña sobre mis ratitas.
Gracias a Pilar por su atenta lectura.
domingo, 14 de abril de 2019
Seguimos navegando por 123 librerías
Las ratas del Titanic
AUTOR: Pedro M. Domene
¿Podrían viajar unas ratas en el
famoso barco R. M. S. Titanic y vivir las mismas experiencias que sus
pasajeros? ¿Se ocultarían estos pequeños roedores pasando desapercibidos
o pudieron llegar a confundirse con los legítimos pasajeros de esta
archiconocida travesía? ¿Qué peripecias vivieron todos estos
insospechados compañeros de viaje? ¿Qué destino corrieron?
La historia la tenéis aquí, contada en estas páginas, y el final lo imaginaréis vosotros.
La historia la tenéis aquí, contada en estas páginas, y el final lo imaginaréis vosotros.
sábado, 13 de abril de 2019
jueves, 11 de abril de 2019
De visita en un colegio
Hoy, día 10, invitado por el CEIP.
Profesor Tierno Galván y por Pilar, su bibliotecaria, estaré con los alumnos de
este centro para hablarles de Literatura, de mi experiencia lectora, y de mi
obra más reciente, Las ratas del
Titanic, la aventura de unas ratitas y su curiosa aventura en el más
lujoso transatlántico de todos los tiempos.
miércoles, 10 de abril de 2019
Zúñiga 100 años
Juan Eduardo Zúñiga ha cumplido ya los 100 años, 24 de
enero de 1919.
En 2005
publiqué, Cuento. 50 años de cuentos, en una colección titulada, Libritos sobre
libros, de la
malagueña Corona del Sur, donde un escueto panorama sobre la
Historia del cuento, desde 1950 hasta 2000, y entre otras colecciones de
cuentos, destacaba, por su importancia, y como parte de esa historia de la
narrativa breve a ensayar, la publicación de Largo noviembre de Madrid, de Juan
Eduardo Zúñiga, publicado originariamente en Bruguera, 1980 y 1982, a la que se añadiría
posteriormente la de
Alfaguara en 1990.
El envío de
este librito, de pequeño formato, a su autor en Madrid, motivó una breve carta
que conservo tan amable como esclarecedora que el mismo Zúñiga me enviaba
algunas semanas después.
Esto es lo que
afirmaba entonces el hoy centenario autor.
martes, 9 de abril de 2019
A veces ocurren estas cosas...
Pedro M. Domene: "La literatura infantil y juvenil supone un doble reto de exigencia y calidad por la sinceridad de sus lectores"
El autor huercalense reedita 'Las ratas del Titanic' con ilustraciones de Ernesto Lovera y publicada por Toromítico.https://www.levanticodigital.com/articulo/cultura/doble-reto-literatura-menores-18/20190404230341001571.html?fbclid=IwAR3ITl6qrf51mg9t6ozABloQe31x3JdPvJBdZiwJaJwgGbWLsMArarffLXw
domingo, 7 de abril de 2019
Desayuno con diamantes, 146
HABLA FEDERICO
El Nobel Juan Ramón Jiménez afirmaba que
las entrevistas forman parte de la obra de un autor, y cuando se recopilan
documentos escritos o sonoros, se añade a ese concepto de obra completa, como
es el caso de Federico García Lorca, y “Cuando
las lees todas y contrastas algunas cosas percibes que Lorca tendía a ser algo
embustero en sus declaraciones. Pero, sobre todo, era un hombre ilusionado con
su futuro, comprometido con la
República. Un poeta al que aquí se le transparenta el ser
humano”, afirma Rafael Inglada. La última entrevista concedida a Antonio
Otero Seco, pocas semanas antes del crimen en Granada, el poeta afirmaba: “La poesía es algo que anda por las calles.
Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la
poesía es el misterio donde tienen lugar las cosas. Se pasa junto a un hombre,
se mira a una mujer, se adivina la marcha oblicua de un perro, y en cada uno de
estos objetos humanos está la poesía”.
Entrevistas y
declaraciones
El volumen Palabra de Lorca: declaraciones y entrevistas
completas (2017) ha sido el resultado, a decir de sus autores, el poeta
malagueño Rafael Inglada y el periodista
Víctor Fernández, de bucear en archivos hasta completar la visión de las
declaraciones a la prensa del poeta granadino, tan abundantes como asombrosas,
y ofrecer el contorno de un Lorca hecho de mil palabras que se cruzaron a lo
largo de su existencia, cuando de alguna manera se contradecía, y en ocasiones
sonaban a auténtico entusiasmo. Reúne ciento treinta y tres entrevistas, un
tercio inéditas hasta ahora en libro, otras recortadas o abreviadas en publicaciones
anteriores, que ahora aparecen en su versión original; algunas se publicaron
tras la muerte del autor de Romancero
gitano, puesto que habían quedado inéditas, y se recuperaron al
difundirse la noticia de su asesinato: en España, en Argentina, en Cuba, en
Uruguay, en Italia, en Francia, firmadas por Francisco Ayala,
González-Ruano, Giménez Caballero, Indro Montanelli y Mathilde Pomès. En
sus entrevistas, García Lorca dejaba una reflexión vital o devastada, con un
fondo de luz vital que celebraba el oficio de tinieblas de su propia existencia
repleta de contradicciones; anotaba sus impresiones sobre el resultado de la
charla, sobre el periodista, sobre sus propias palabras. Rivas
Cherif recuerda
tres reportajes publicados en 1957, en el dominical del periódico mexicano Excelsior, confesiones íntimas del
poeta en 1935: “Yo no
soy gitano, soy andaluz, castellano colonizador de Andalucía. Y no he conocido
mujer”; era la
primera vez que Lorca hablaba de su homosexualidad para un medio: “¿No te has privado tú de la otra mitad? Lo
que pasa es que si es verdad lo que me dices es que eres tan anormal como yo.
Que lo soy, en efecto. Porque sólo hombres he conocido; y sabes
que el invertido, el marica, me da risa, me divierte con su
prurito mujeril de lavar, planchar, coser, de pintarse, de vestirse de faldas,
de hablar con gestos y ademanes afeminados. Pero no me gusta. Y la normalidad
no es ni lo tuyo ni lo mío. Lo normal es el amor sin límites. Porque el amor es
más y mejor que la moral de un dogma, la moral católica; no hay quien se
resista a la sola postura de tener hijos. En lo mío no hay tergiversación (...)
Pero se necesitaría una verdadera revolución. Una nueva moral, una moral de
libertad entera. Ésa que pedía Walt Whitman”.
Fama y
popularidad
Poco antes de aquel agosto de 1936 había
manifestado: “No busco la popularidad. Ella
viene a mí. A veces me molesta. A un poeta no debe de interesarle la fama. Es una frivolidad”.
En el prólogo a esta edición, el profesor Christopher Maurer explica: “No vayáis a buscar a García Lorca con un
programa determinado ni con preguntas concretas. Dejadle hablar. Eso es.
Dejadlo solo. Que se exprese con ganas. A tientas. De golpe. Con la tristeza
que tuvo su valiente alegría”. Y el mismo hispanista señala que “la creciente popularidad de Lorca como
poeta y dramaturgo en los años 20 y 30 coincide con el desarrollo y madurez del
género de la entrevista en el mundo hispánico”. Temía a las entrevistas
porque lo infantilizaban y convertían en algo exótico, aunque concedió muchas
como se aprecia en la presente edición de Malpaso, publicadas en castellano,
catalán, inglés, italiano y francés, y en ocasiones no exponía su realidad más
íntima, e intentaba no crearse conflictos con autores, críticos, amigos y
enemigos, aunque se atrevió con alguna opinión contundente, por ejemplo, a
Valle-Inclán lo califica, en La Mañana de León de 1933, de “Detestable. Como poeta y como prosista.
Salvando el Valle-Inclán de los esperpentos (…) maravilloso y genial, todo lo
demás de su obra es malísimo (…)”. De Azorín, exclama: “No me hablen ustedes... Merecería la horca por voluble. Como cantor
de Castilla es pobre, muy pobre. Viniendo ayer por tierra de Campos me convencí
de que toda la prosa de Azorín no encierra un puñado de esa tierra única. ¡Qué
gran diferencia entre la
Castilla de Azorín y la de Machado y Unamuno!”.
Sobre su poética, declara: “No he sido nunca poeta de minoría. He
tratado de poner en mis poemas lo de todos los tiempos, lo permanente, lo
humano. A mí me ataca lo humano, creo que es el elemento fundamental en toda
obra de arte”. Y, a El Mercantil
Valenciano en 1935: “Hoy no interesan
más que dos clases de problemas: el social y el sexual. La obra que no siga una
de esas direcciones está condenada al fracaso, aunque sea muy buena. Yo hago lo
sexual, que me atrae más”. Durante su estancia en Nueva York cuenta que se
alojó en un piso 16 “con los jugadores
del famoso ‘team’ de ‘rugby’ universitario”. Le fascinaron sobre todo “los negros” pues “con su tristeza se ha
hecho el eje espiritual de aquella América. El negro que está tan cerca de la
naturaleza humana pura y de la otra naturaleza. ¡Ese negro que se saca música
de hasta los bolsillos!” Wall Street –donde vio a seis personas suicidarse,
por el crac bursátil– lo juzga “impresionante
por frío y cruel. Llega el oro en ríos de todas partes de la tierra, y la
muerte llega con él. En ninguna parte del mundo se siente como allí la ausencia
total del espíritu (...) Horrible. Nadie puede darse idea de la soledad que
siente allí un español, y más todavía un hombre del sur. Porque si te caes –por
ejemplo– serás atropellado, y si resbalas al agua arrojarán sobre ti los
papeles de sus meriendas. Esas son las gentes de Nueva York...”. Y alguna
que otra opinión sobre el proceso de creación de sus obras. Acerca de El público, dice: “No sé si será muy representable en el orden material. Los principales
personajes del drama son caballos”, en
El Heraldo de Madrid, 1930.
Al músico Falla lo califica como “un santo... Un místico... Yo no venero a
nadie como Falla... Allá en su carmen de Granada vive trabajando constantemente,
con una sed de perfección que admira y aterra al mismo tiempo... alejado del
dinero y de la gloria”. Y en su última entrevista, junio de 1936, Lorca se
muestra profético: “Ni el poeta ni nadie
tiene la clave y el secreto del mundo. Quiero ser bueno. Sé que la poesía eleva
y creo firmemente que si hay un más allá tendré la agradable sorpresa de
encontrarme con él. Pero el dolor del hombre y la injusticia constante que mana
del mundo, y mi propio cuerpo y mi propio pensamiento, me evitan trasladar mi
casa a las estrellas”.
A falta de unas auténticas memorias, el
conjunto, Palabra de Lorca, se acerca
bastante a su biografía. Una invitación a seguir al poeta granadino desde su
primer éxito teatral hasta su última entrevista, poco antes de convertirse en
una de las primeras víctimas de la barbarie civil española.
Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas
completas; ed., de Rafael Inglada y Víctor Fernández; pról., de Christopher Maurer;
Barcelona, Malpaso, 2017.
Hoy tomo café con…
Antonio
Soler, Premio Francisco Umbral al mejor libro del año.
Antonio Soler (Málaga, 1956) es uno de sus autores más
importantes de la penúltima generación de novelistas españoles. Se dio a
conocer con un libro de relatos, Extranjeros
en la noche (1992) que le otorgó esa condición extraña de renovador de un
campo literario un tanto rígido y yermo. Autor de trece novelas, entre ellas, Los héroes de la frontera (1995), Las bailarinas muertas (1996), El nombre que ahora digo (1999), Una historia violenta (2013) y Apóstoles y asesinos (2016). Con El camino de los ingleses (2004) obtuvo
el Premio Nadal, y su novela más reciente, Sur
(2018) ha obtenido la VIII edición del Premio Francisco Umbral al mejor
libro del año.
¿Subyace tanto en su vida como en su literatura una mirada
pesimista del mundo?
Racionalmente
observo el universo. Dentro de esa realidad la historia del ser humano es
breve, algo fugaz y misterioso al mismo tiempo. Eso me provoca pensamientos a la
vez pesimistas y también remotamente optimistas. Acercando más el objetivo, lo
mismo me ocurre al mirar a mi alrededor. Enfermedades, desgracias, muertes,
actos irreparables y alegrías, momentos llenos de plenitud, satisfacción por
vivir y luego vuelta a la noria. ¿Eso es ser pesimista? A mí me cuesta ponerme
etiquetas. Tal vez sea un pesimista que trata de sacarle el mayor jugo posible
a la vida.
¿Sus novelas quieren ser esa imagen completa de la vida
misma?
Sí, es lo que
pretendo, dejar constancia de esa amalgama. Poner el foco en las zonas penumbrosas
de la existencia, de lo que es menos evidente o dejamos en una región de
claroscuros.
¿Había llegado el momento de escribir una novela que se
desarrolla en apenas un día y desde la perspectiva de su estructura resulta tan
compleja como Sur?
A lo largo de
más de treinta años he ido adquiriendo oficio, no podía ser de otro modo. En
todo este tiempo he ido indagando en las diferentes formas expresivas de la
escritura, no repitiéndome, explorando. Esa experiencia me ha hecho posible
esta especie de doble salto mortal. Condensar muchas vidas en un corto espacio
de tiempo, un corte medular en una ciudad contemporánea.
Sur (Galaxia Gutenberg, 2018), tiene
quinientas páginas y más de doscientos personajes, ¿todo un alarde para ensayar
diversas técnicas narrativas?
Sí,
continuando con la reflexión anterior. He desarrollado diferentes técnicas
narrativas –tercera persona, primera, monólogo interior, flujo de conciencia,
diario- y además elementos de la publicidad, radio, whatsapps, para reflejar
todas las voces de una ciudad, de una serie de personajes que se expresan de
modos muy diferentes y al mismo tiempo reciben mensajes también muy diversos.
Algo que sencillamente nos ocurre en cuanto ponemos un pie en la calle.
Las primeras líneas de Sur
ofrecen una imagen impactante, ¿su literatura pretende ser muy cinematográfica?
No, no lo
pretendo en absoluto. Precisamente creo que esta novela es una reivindicación
del género novelesco, de muchas de sus posibilidades. El lenguaje tal vez sea
el verdadero protagonista de Sur. Otra cuestión es que en mis novelas
siempre haya elementos sensoriales y que estén muy presentes. Incluidos los
elementos visuales. Eso puede llevar al lector a visualizar lo que está
leyendo, a recibir muchas imágenes. Pero no porque el lenguaje que uso tenga
nada que ver con el cinematográfico. Diría que es todo lo contrario. He
trabajado como guinista y diría que un lenguaje y otro están en las antípodas.
Su novela quiere ser ¿un recorrido vital?
Puede que
tenga bastante de eso en cuanto a que supone la expresión de todo tipo de
experiencias acumuladas, como escritor, como lector y desde luego como ser
humano que tiene un recorrido vital ya de cierta dimensión.
¿Quizá hablamos de su texto más autobiográfica?
Seguramente
sí, si entendemos lo autobiográfico no como la reproducción de hechos o
anécdotas que el autor ha vivido en sus propias carnes. Pero sí lo es desde el
punto de vista que he incorporado muchos personajes que he conocido a lo largo
de mi vida o de los que he tenido noticas muy directas. Naturalmente, esos
personajes y las situaciones que vivieron están manipulados, pasados por el
filtro de lo literario.
![]() |
©Tofiño. |
Drogadictos, músicos, parados y tarambanas, médicos y
empresarios, incluso una curiosa beata, ¿la esencia de esos personajes con que
uno se cruza a lo largo de toda una vida?
Sí, eso es.
Como antes decía Sur trata de reflejar la vida de una ciudad y en la
novela aparecen personajes d emuy distintos ámbitos sociales y culturales, gente
de edades muy diversas, cada cual con sus fantasmas, sus deseos y su realidad.
Gente normal, aunque habría que saber qué es eso de la normalidad, porque
cuando aplicamos la lupa, cuando accedemos a lo que hay detrás de la frente de
cada uno de nosotros, aparecen cosas bastante extrañas.
Su historia transita por diferentes lenguajes, los
populares o cultos, incluso incluye las nuevas tecnologías, ¿evidencian, de
alguna manera, el puzzle con que construye estos personajes?
Es, como
comentaba antes, un intento de reproducir las distintas voces que conforman el
mundo de hoy. Y naturalmente, por la boca muere el pez. Quiero decir, que el
lenguaje que usan los personajes acaba por ser un elemento definitorio de ellos
mismos. Somos lo que hablamos, somos nuestro lenguaje.
Y luego, de fondo, a lo largo del texto ¿estaría el deseo
sexual y sensual de sus personajes?
Si, usando
como lejana referencia El diablo Cojuelo, Sur es un intento de levantar
los tejados y ver quiénes son los otros, con quiénes vivimos, es decir de
desvelar lo que hay dentro de cada cual, el sexo es una parte importante de eso
que está velado o no expresado a la luz del día.
No despistemos al lector pese al moribundo cubierto de
hormigas de las primeras páginas, ¿no se trata de una novela negra, verdad?
No, en
absoluto. Esa imagen, sacada como otras de la realidad, de algo que me contó
una amiga involucrada en ese caso, va a ser importante para narrar la historia
de uno de los principales ejes de la novela, pero de inmediato vemos que no
tiene nada que ver con el género negro, que sí está en la novela como parodia,
cuando una anciana algo desmemoriada narra un antiguo crimen a lo largo de unas
cuantas páginas. Un cuento dentro del cuento, algo muy cervantino.
¿El humor prevalece frente a la amargura y desolación que
experimentan sus personajes?
No diría que
prevalece, sino que existe. No hay tesis. Hay un intento de reproducir la realidad. Y la
realidad está hecha de amargura, de desolación, de calma, de sosiego, de sexo,
de humor. ¿Quién no ha visto en un funeral a alguien reír y a alguien contar un
chiste o mirar a alguien con deseo? La comedia humana.
Abundan los guiños literarios, un autorretrato, el atleta,
amigos escritores, y personajes que se parecen a gente que usted haya conocido,
¿esa realidad vivida a diario?
Hay muchos
juegos dentro de la
novela. Sur es un juego literario. Como antes decía,
hay una parodia del género negro, hay dos personajes, músicos callejeros, uno
de ellos yonqui, que son un trasunto de Quijote y Sancho, con referencias a la
Dulcinea del yonqui, a la Barataria del cantante, palabras en gaélico sacadas
de Ulises, de Joyce, frases de la Biblia, referencias a amigos
escritores, homenajes. El lector que quiera puede reparar en eso y el que no
puede seguir la narración sin que esas referencias sean un obstáculo.
Como en otras grande novelas precursoras, ¿Sur
quiere ser la representación global de una ciudad, la Málaga que usted bien
conoce?
La ciudad
donde todo transcurre, salvo una escapada de ida y vuelta a Madrid, es Málaga,
aunque la ciudad no esté nombrada. De todas formas, como mi intención no es
localista, ese plano de Málaga puede levantarse y superponerse sobre el de
cualquier otro lugar, porque esos personajes, por mucho que hayan estado
cercanos a mí, transitan por todas las ciudades, no tienen una identidad ni
malagueña, ni andaluza ni española, tienen que ver con este mundo sometido a
las fuerzas y las tensiones contemporáneas.
¿Esta novela es para usted ese concepto barojiano de la lucha
por la vida aunque se reserva cualquier querencia y ambición para próximos
proyectos?
El propósito
es ese y me honra esa referencia barojiana. Y claro, hay ambición para próximos
proyectos. No pretendo descansar ni hacer libros de tránsito.
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