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viernes, 29 de diciembre de 2023

Cuaderno en blanco

 

Diciembre, 2023

 


               Este es el mes de las luces, los árboles de navidad, los belenes tradicionales, ñps villancicos, la paz, la alegría y el reencuentro con los seres queridos. De los excesos, o de la añoranza, de los recuerdos, o de que otros fueron tiempos mejores. Y, también, el mes del recuento, de esas cosas que hemos llevado a cabo y las que se han quedado por resolver, y de los propósitos de enmienda, o de dejar esos viciso que nos consumen a lo largo del año, propósitos de enmienda que no siempre se cumplen pero que repetimos al menos una vez al año.

               Lecturas pendientes y una entrevista programada a Nuria Barrios que acaba de reeditar, tras 25 años, sus Amores patológicos, un libro que confirma el excelente proceso literario de la narradora.

               Turrón, dulces y zambomba para unos días llenos de magia y nos encaminarán a ese comienzo de año, siempre mejor y más venturoso, como se suele decir siempre, así que a estas alturas solo nos cabe eso, Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo cargado de buenos desesos.

 

 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Pepe Cervera

UN PUÑADO DE RELATOS CON TACTO

 

       Pepe Cervera reúne sus primeros libros de cuentos

 

  


            

 

                El escritor Pepe Cervera (Alfafar, Valencia, 1965) reúne en Una historia real (2023) sus primeros libros de relatos,  El tacto de un billete falso (2007), Conozco un atajo que te llevará al infierno 2009) y Premonición (2010), colecciones que desde sus comienzos establecen una hoja de ruta que dosifica, a medida que avanzamos en su lectura, la información de una realidad inmediata y Cervera lo hace tan veraz como contundente. Relaciones familiares, anécdotas y sorpresas vividas en otro tiempo que el autor recrea; curiosa esa angustiosa visión de unos personajes que conllevan una vida tan singular como anodina y confluye como si de una sola y única historia se tratara. Cervera compone sus historias, selecciona momentos circunstanciales, entrecruza a sus personajes a lo largo de una red existencial propia, y nos ofrece visiones corales, un complejo mosaico que cobra vida cuando se mira desde una amplia perspectiva.

        El tacto de un billete falso (2007) ofrece cuentos que resultan contundentes y de un realismo verificable porque exploran lo cotidiano golpeándolo a cada momento. En estos relatos era importante el espacio geográfico, Alhofra, identificado con los lugares cercanos a donde vive el autor, y su capacidad para reproducir la memoria colectiva, las raíces familiares, o la difícil relación de padres e hijos en sus variadas manifestaciones. En Conozco un atajo que te llevará al infierno (2009), insiste en instantes significativos del devenir cotidiano, en las sensaciones que producen ciertas circunstancias, en la inquietud y el desasosiego con que vivimos diariamente. Una vez más, al autor le asaltan los recuerdos de una lejana infancia, relata la indiferencia de la juventud, los problemas de la madurez, incluso los familiares y todo lo aplicable al concepto: amor, adulterio, divorcio, problemas de educación que soporta el personaje Andrés Tangen a quien seguimos en varios relatos desde que es un adolescente hasta que alcanza la cuarentena, alejado ya de esa mítica visión de la felicidad que caracterizaba su vida pasada.

       La tercera colección, Premonición (2010) retoma un tema recurrente de libros anteriores, las relaciones familiares, como un espacio conocido para defenderse de posibles circunstancias que provengan del exterior como amenaza o un signo de vulnerabilidad, o como centro de tensiones y conflictos que conforman una realidad absoluta. El lector asiste a un instante concreto de la vida de unos personajes, un momento significativo que encierra un drama de mayores dimensiones, un instante congelado en el tiempo que avisa de cuanto puede suceder, bueno o malo. El retrato de una familia desahuciada, próxima a decidir el rumbo que tomarán sus vidas, en el parking de un centro comercial desierto; una tensa conversación de una pareja de amantes; el fin de una relación queda representada en la imposibilidad de cocinar unas natillas; siguen otras historias, un pederasta, una secta, un jubilado que  intenta hacerse a la idea de una vida sin sentido, el viaje de un abuelo y su nieto, cuentos que se resumen en amistades, encuentros o desencuentros, y evocan lo profundo de vivencias propias o ajenas, narradas con claridad y dominio de los recursos literarios que convierten al libro de Cervera en una firme apuesta en su narrativa breve.

       Un cuento, afirma Cervera, en relación con el esqueleto que lo sostiene, por su característica brevedad, se presta a ese disfrute sosegado, al paladeo y a la relectura. Considera el contenido de sus historias como aquello que queda a la vista, e intenta imaginar al lector como alguien que busca deslumbrarse con los hallazgos y se detiene a saborearlos cuando le salen al paso. Estas historias quedan como un murmullo en la mente de ese lector, un runrún, una voz que, aunque desconcierte al principio, acaba proporcionándole algún indicio, alguna certeza.

       Esta literatura y su mundo recuerdan, como una innegable devoción, a Sherwood Anderson y sus relatos sobre la vida en un pequeño pueblo de Ohio. La deuda del valenciano por los cuentos con historias entrelazadas es evidente, porque el narrador sigue sintiendo esa fascinación por los personajes que van saltando de un cuento a otro hasta dibujar un paisaje lo más amplio posible, una panorámica sin huecos, una línea continua. Esa es la perspectiva imaginada por Cervera para los tres libros que componen este volumen; el título, un calculado  guiño, que es un llamamiento explícito a que el lector lea estos cuarenta y cinco cuentos como una novela.

 


UNA HISTORIA REAL

epe Cervera

Madrid, Tres Hermanas, 2023

 


miércoles, 6 de diciembre de 2023

Hoy invito a…

 


M. Ángeles Pérez

 

AMANECERES

 

ENTRE GUERRAS

 

    Entre guerras nos hemos acostumbrado a convivir. Nos acostamos con muertos y amanecemos con muertos comentaba, hace unos días y visiblemente emocionado, un médico gazatí. Y nosotros aquí como espectadores aturdidos, observadores, presagiando que algo se nos escapa de las manos, provocando una serie de contradicciones en nuestra mente, que nos llevan a compartir, cada amanecer, nuestro desayuno con el número de muertos que ha habido en un bando o en otro, a normalizar nuestros comentarios y nuestras conversaciones en torno a una mesa y discutiendo sobre la clase de turrón que vamos a comprar la próxima Navidad, vacunados e inmunizados ante la muerte y la injusticia admitiéndolas, de forma periódica y continuada, como algo normal, convirtiéndonos en cómplices, directos o indirectos, de una manera consentida, rayando en la comodidad más intolerable y repulsiva. Entre guerras nos hemos acostumbrado a vivir. Ojalá cambiemos algún día y podamos dar un giro de ciento ochenta grados a aquella famosa frase de I. Newton: “Los hombres construimos muchos muros pero no los suficientes puentes.”