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jueves, 31 de octubre de 2019

Socorro Venegas


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                           UN AIRE MELANCÓLICO
                   
La mejicana Socorro Venegas publica en Páginas de Espuma, La memoria donde ardía, una colección de cuentos.

  
                      
  
       Los personajes de La memoria donde ardía (2019) se enfrentan a la vida con un cierto desasosiego y no menos hastío, como otros muchos viven sopesando cierto enfrentamiento con esa vida que no terminan de aceptar, pero sobre todo porque no terminan de aceptarse a sí mismos; y en ese reconocerse tiene bastante que ver con la pregunta acerca del rol que les ha tocado en su existencia, algo que será importante para las mujeres protagonistas de muchos de estos cuentos, porque Socorro Venegas (San Luis Potosí, 1972) que hasta ahora había publicado las colecciones de cuentos, La risa de las azucenas (1997), La muerte más blanca (2000), Todas las islas (2002) y las novelas, Será negra y blanca (2009) y Vestida de novia (2014) muestra, en esta nueva colección de relatos, una especial sensibilidad hacia las mujeres en general, pero esencialmente a las mujeres en su relación con la maternidad; pero en realidad, la mayoría de estos diecinueve relatos, muestran la expresión de quienes ha sufrido una pérdida, y según vamos leyendo, esa pérdida y otras, no sabemos si podrá trascender el dolor o terminará por destruirse.
       La reflexión, como tema esencial, y esa aceptación del propio papel que está muy presente en todos los relatos, se concilia con el tema apuntado de la maternidad, que no resulta reiterativo, sino que va más allá y, en ocasiones, resulta diferente porque en el relato “El coloso y la luna”, una niña sale en busca de su padre alcohólico y en esa búsqueda trata de comprenderlo, de entender qué le ha llevado a esa situación; el intento por desentrañar la situación deplorable de su padre lleva a la niña a preguntarse sobre sí misma y a adoptar un singular papel que, por su edad, le viene grande. Su madre la envía a por su padre, porque para ella su mayor preocupación es el hombre con el que vive; la niña asume estar en un segundo plano y la responsabilidad de rescatar a su padre para, consecuentemente, rescatar a su madre; es así como el alcohol se convierte en otro motivo literario en este libro, que pretende ver el mundo interior de los que beben, y en algunos de estos cuentos visto desde la perspectiva de los niños, como esa niña que busca al padre alcohólico y tomará decisiones con mucho sentido común, aunque prevalece el amor a su padre, con quien estrecha una nueva relación porque llega a probar el alcohol en un intento de saber cómo es, o se siente su padre. Es curioso, con que sutileza Venegas se acerca a la figura de los niños, con esa mirada de honestidad que ellos mismos proyectan y se refiere a ellos como interlocutores válidos, incluso protagonistas absolutos como el relato que narra la experiencia de una historia de amor entre dos niños enfermos en un hospital “Los aposentos del aire”, muy conscientes de que sus días están llegando a su fin, y ya no hay espacio para esa inocencia de la que deberían disfrutar siendo niños, entonces asumen su condición, crecen con la misma rapidez con la que agotan sus últimos días, y se ven marcados por ese amor incondicional que se tienen, y en un momento del cuento se preguntan, ¿Entonces ya no somos niños?, y la contestación no puede ser más demoledora, somos lo que van a morir. La infancia se convierte en un universo único, un territorio lleno de misterios y de poesía, casi un lugar sagrado, poderoso y frágil al mismo tiempo, un espacio de sombras y claroscuros que cuenta la literatura.
       Venegas crítica, en la mayoría de sus relatos, a una sociedad patriarcal, que condiciona el mundo de las mujeres, que las circunscribe a criar hijos, cuidar del marido y de la casa, pero que, en realidad, no resultan las opciones deseadas de las mujeres, y aunque la mejicana insista en no convertir sus historias en reivindicaciones feministas o, incluso, con esa matiz ideológico que pueda derivarse de sus temas, sobresale su vindicación de un mundo justo e igualatorio. Y lo mejor, en este libro se subvierte la realidad en la que viven todos y cada uno de los personajes, donde mujeres y niños son marginales, considerados débiles y tratados con condescendencia, pero de la mano de Venegas, tanto ellas como los niños, son personajes poderosos, vadean en la oscuridad, e intentan ordenar el mundo desolado que les ha tocado vivir, y quizá por eso sobreviven. Son capaces de hacerse preguntas, y se cuestionan todo, miran de frente, nos muestran esas verdades ocultas.







LA MEMORIA DONDE ARDÍA
Socorro Venegas
Madrid, Páginas de Espuma, 2019

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