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miércoles, 23 de noviembre de 2022

Hoy invito a…


María Ángeles Pérez

 

 

Amaneceres

Veraneo

 


       Con la fiel y destartalada manivela intentábamos poner en marcha el pequeño y caduco camión Ebro. Eso significaba el inicio de nuestro primer día de veraneo. Un año más nos disponíamos a pasar el descanso dominguero junto a la orilla del mar.

      Cesta con provisiones suficientes para saciar nuestro apetito ante un caluroso día. Después de caminos tortuosos e infinitos vaivenes empezamos a divisar el mar despertando en nuestro interior un pequeño mariposeo como si de un amor inalcanzable se tratara. Estacionamiento, raída lona sobre el camión que, a su vez, serviría para improvisar una protectora tienda de campaña. De cabeza hacia el mar, hay que hacer hambre glotona para la comida preparada. Los rayos de sol se expanden con intensidad y nuestra piel va adquiriendo cada vez un tono más rojizo y doloroso que luego intentaríamos calmar con largas friegas de vinagre, desconocíamos la existencia de las cremas protectoras.

 

     

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