María Ángeles Pérez
AMANECERES
TRANSICIÓN
En estos agitados días donde se habla, con relativa frecuencia, de nuestra antepasada transición he vuelto, por motivos totalmente placenteros, a Granada ciudad en la que, y esta vez por razones estudiantiles, tuve la coyuntura de vivir esa época y,pisando de nuevo sus calles, con todos los cambios que le ha acarreado el paso del tiempo, volvía a recordar esos momentos en los que vivíamos nuestras primeras experiencias estudiantiles y amorosas lejos del entorno familiar y, sobre todo, esos díasen los que nos lanzábamos, sin temor, en busca de la prometida democracia, aún a riesgo de ser perseguidas y apaleadas por bandas de grises,que aparecían por todas las esquinas, intentando controlar cualquier manifestación que se saliera de lo mandado y establecido.
Ahora, desde el rincón de mi aburguesado sofá, observo en las noticias otras manifestaciones que me provocan rabia y desolación y que me conducen, a una triste reflexión: algo hemos hecho mal. Espero que, algún día, pueda descubrir qué ha podido pasar y, cuando así sea, descansaré profundamente en esta esquina de mi acomodado sofá.

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