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martes, 12 de noviembre de 2019

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                      El reino de Francisco García Pavón
                       Centenario del escritor manchego
      


       Los lectores de Francisco García Pavón se lamentaron, durante años, de no poder volver a leer al más afamado autor de novela policíaca de la década de los 60 y de los 70, cuando sus libros llenaban los escaparates de las librerías y Televisión Española producía la serie de su personaje más famoso, Plinio. En la década de los 80 y los 90 los fondos editoriales de la mayoría de sus novelas iban desapareciendo y, sobre todo, sus colecciones de cuentos no volvían a editarse, ni siquiera sus historias más populares, las protagonizadas por Plinio, ese policía municipal manchego, que resolvía magistralmente los enigmas, las muertes y desapariciones en el municipio de Tomelloso. Se consideró entonces al manchego un escritor olvidado por el público, pese a la popularidad que tuvo durante dos largas décadas. Bien entrado el siglo XXI, algunas editoriales volvieron a poner en las librerías algunas de sus más genuinas aventuras, Menoscuarto Ediciones, editaba sus Cuentos republicanos (2009).
       Antonio Iglesias Laguna lo consideró en Treinta años de novela española (1970) el “mejor cuentista de su generación, supo retratar al vivo la sociedad que le tocó vivir, y cuya obra se compensa por la profundidad y el detalle”. El mundo asturiano de García Pavón se vería reflejado en su primera obra, Cerca de Oviedo (1945), una novela repleta de humorismo,  aunque la narración pretenda ser trágica, el estudioso la salva por su costumbrismo y por la ironía de su planteamiento. Señala Iglesias Laguna que García Pavón, sin embargo, empieza a dar la talla en su libro siguiente, Cuentos de mamá (1952), y continuaría haciéndolo en, Cuentos republicanos (1961), La guerra de los dos mil años (1967), la novela Los liberales (1965) y, sobre todo en sus, Historias de Plinio, escritas entre 1954 y 1968. Ignacio Soldevilla Durante, en su Historia de la novela española, 1 (1936-2000) (2001), apunta como “García Pavón toma frente a la realidad una actitud que, además del fondo liberal, es estilísticamente inconfundible que haría necesaria una filiación esperpéntica sino es por el arte de la contención con que describe el proceso de deformación de la realidad el manchego”. “Su desquijotización de La Mancha está realizada con un humor sonriente que se sirve de las tintas del aguafuerte y recurre al uso del vulgarismo y de la vulgaridad bajo control”, añade. Y habla, igualmente, de la autenticidad de este mundo en sus libros, El reinado de Witiza (1968), El rapto de las Sabinas (1969), Las hermanas coloradas (1969), Otra vez domingo (19789 o El hospital de los dormidos (1981).
       Eduardo Tijeras en Últimos rumbos del cuento español (1969) hablaba de García Pavón como “un cuentista consciente de lo que supone formalmente considerado un cuento. Su línea más intensa y cultivada alude en general a tipos, sucesos, costumbres, reminiscencias y tradiciones del medio rural manchego, la hermosa tierra plana, amago de pampa, por la que anduvo Don Quijote (...) Se trata de un mundo abigarrado, muy auténtico, y tratado entre el sarcasmo, la ternura y el desgarro, así como con esa miaja de ensoñación que los recuerdos infantiles y queridos ponen en el alma. Una vez más, la tradición picaresca, quevedesca, galdosiana, brilla en García Pavón, aplicada a un medio social y geográfico particular. (...) alcanza su máxima altura cuando concilia o trasciende el sarcasmo en gravedad y hondura”.
       “A García Pavón, escribía Erna Brandenberger (Estudios sobre el cuento español contemporáneo, 1973), le importa la anécdota, le gusta rememorar o inventar situaciones singulares y también es verdad que suele rematar sus episodios sin importarle demasiado si tiene algún sentido general fuera del contexto de lo narrado. En una palabra, sus pretensiones no se centran en absoluto en la construcción y la estructuración, en la modernidad y el experimento”; en otra de sus anotaciones, apunta “hay quien le reprocha su manera tradicional de escribir cuentos”. Y a propósito de estos, el propio García Pavón escribía: “Casi todos mis libros de relatos son reviviscencias, fijaciones de mi biografía matizadas por los años y la nostalgia del tiempo perdido. Son cuadros biográficos, que reflejan las guías más esenciales de mi ser y mi existencia. Quiero decir que constelan mi intramundo más sentido. Y naturalmente llevan implícitas mi manera peculiar de ver el mundo, mi mundo; de enjuiciar la sociedad, mi sociedad; y de amar o repudiar mi contorno humano y geológico”.
       Medardo Fraile, en Cuento español de postguerra (1994, 5ª ed. aumentada) hablaba de García Pavón como «amante de su pueblo y de sus libros, una evocación rica, original y viva de su ciudad y las gentes que conoció allí; de su familia, niñez y adolescencia. Pero en ese mundo, dándole esperanza, inquietudes y frivolidad a la vez, penetra la crisis política española de más de medio siglo (dictadura de Primo de Rivera, Segunda República, Primavera del 39). Sus cuentos abundan en comparaciones acertadas, humanidad y gracia, y cualquier español reconoce ese mundo como cercano o suyo». Analiza, brevemente, el cuento “Servandín” que incluye la colección Cuentos republicanos, y afirma “es uno de los prodigios que nos depara, a veces, un cuento en pocas líneas. Según la idea mostrenca de realidad, «Servandín» no puede ser más real; sin embargo, palabra por palabra, frase por frase, vale por un curso de psicología, pero con emoción, además”. Y, aun añade, que «un libro como La guerra de los dos mil años (1967), cuyo título es la confirmación del autor en su oficio de fabulador (...), ofrece fantasía de raíz española, arropando una sátira sociopolítica a veces dura, aguda siempre, de impresionante y lujosa plasticidad”.
       De los libros que componen sus cuentos cabe mencionar las colecciones, Cuentos de mamá (1952) y la trilogía compuesta por Cuentos republicanos (1961), Los liberales (1965) y Los nacionales (1977), ciclo temático sobre la Guerra Civil, sus antecedentes y sus consecuencias en la larga postguerra. Como queda señalado, estos cuentos tienen un enfoque subjetivo y autobiográfico, los primeros desde el punto de vista del niño y, posteriormente, del adolescente. Las vivencias de García Pavón ofrecen siempre un contexto histórico y social colectivo y aprovecha ese concepto de intrahistoria y, de alguna manera, se interrelacionan y ofrecen ese interés particular que se pueda verse señalado en todos y cada uno de los personajes que desfilan por sus cuentos.



Biografía
       Francisco García Pavón nació en Tomelloso, el 24 de septiembre de 1919, y en su pueblo estu­dió el Bachillerato entre 1930 y 1936, donde pasó la guerra civil. En Madrid se licenció en Filosofía y Letras, en la especialidad de Románicas, entre 1939 y 1943. Trabajó en colegios privados en Madrid y en Tomelloso, y se doctoró en Literatura con una tesis sobre el novelista Clarín (1952). Dirigió la Biblioteca Municipal de Tomelloso hasta que se marchó a Madrid definitivamente en 1956. Obtuvo la cátedra de la Escuela Superior de Arte Dramático, de cuya dirección estuvo encargado varios años; dirigió la Editorial Taurus y fue un colaborador asiduo de periódi­cos y revistas literarias. Conferenciante, participó en congresos en Universidades europeas y ame­ricanas.
       Su obra se sitúa cronológicamente entre los prosistas españoles de postgue­rra. Su primera novela Cerca de Oviedo (1946) quedó finalista en el recién creado Premio Nadal. En la década de los cincuenta sus cuentos aparecían en multitud de publicaciones y su nombre figuraba en la nómina de los concursos de mayor fama en aquellos años. Junto a sus cuentos, la actividad que ejercía relacionada con el mundo de la escena supuso otra de sus más importantes facetas profesionales e intelectuales. En 1964 se le nombró, junto a Federico Carlos Sainz de Robles y José López Rubio, director del Teatro Español de Madrid. En 1968 su novela El reinado de Witiza recibió el Premio de la Crítica y, algunos meses después, Las hermanas coloradas el Premio Nadal, convirtiéndose en un autor reconocido y conocido de un público mayoritario.
       El Ayuntamiento de Tomelloso lo nombró en 1970 Hijo Predilecto y le concedió la Medalla de Oro de la ciudad en 1989. En los años seten­ta sus novelas de la serie Plinio fueron llevadas a TVE. Una enfermedad truncó su carrera creati­va en marzo de 1983, había recibido unos días antes, el Premio de Cuentos Sara Navarro. Falleció en Madrid, el 18 de marzo de 1989.


       En 1990 el Ayuntamiento de Tomelloso y la Biblioteca Municipal le rinden homenaje con la edición de un número monográfico de la revista El Cardo de Bronce, en el que participan todos sus amigos escritores y pintores de su generación, y se le da su nombre a la Biblioteca Municipal de la que él fue primer director.
       En 1996, Ediciones Soubriet, con el patro­cinio de la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real, y la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Tomelloso, publica sus Obras Completas, prologadas por el Académico, gran amigo y conocedor de García Pavón, Emilio Alarcos Llorach.
       En 2005 la Editorial Almud edita su biografía bajo el título de Francisco García Pavón, (1919-1989): una vida inventada: aproximación biográfica, escrita por José Belmonte Serrano.
En la primavera de 2006, la editorial Destino ha editado una recopilación de las mejores novelas de García Pavón bajo el título de Plinio, los mejores casos.
       Este año, en su centenario 2019, la editorial Armaenia, ha editado, una vez más, las Obras Completas, en 4 volúmenes, con 3.374 pp.

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