Existen muchas maneras de viajar, sin olvidar las más convencionales como hacerlo en en un coche, tomar un tren, embarcar o subir a un avión para que nos lleve al destino elegido, y otra alternativa, no tan aventurera y emocionante, se concreta y circunscribe a coger un libro con las dos manos y desde un cómodo sillón pasar sus páginas y sumergirse en la placentera lectura de aquello que nos propone su autor, en este caso la crónica que Joaquín Belda envió durante veinte días desde el Nueva York de 1929 y que, Trifaldi, reúne bajo el título de En el país del bluff (2024).
JOAQUÍN BELDA
Cartagena (Murcia) 1883 – Madrid 1935.
Estudió en Orihuela y Granada, instalándose definitivamente en Madrid en 1900, donde se licenció en Derecho seis años más tarde, aunque su verdadera vocación era el teatro. Su experiencia literaria tiene un primer hito en Un baile de trajes, novela que escribe a petición de Cristóbal de Castro para El Cuento Semanal. Aficionado a la historia de Roma, y proclive ya desde sus primeras obras al erotismo humorístico o burlesco, escribe la novela que constituirá un gran éxito y muchas ediciones, La suegra de Tarquino (1909). Su reconocimiento se consolida con La Farándula (1911), sobre el mundo del teatro, y sobre todo, con La Coquito (1914), que tuvo 12 ediciones, y fue llevada al cine en 1977. Desde 1924 vivió fuera de España (Biarritz, París), época en la que viajó por Italia, Cuba, México, Nueva York…En 1929 hizo un recorrido por las bodegas españolas publicando esa experiencia en Vinos de España. De extensísima bibliografía, algunas de sus obras, Memorias de un suicida (1910), El pícaro oficio (1914), Aquellos polvos (1916), Memorias de una máscara (1928), Una mujer de asalto (1932).
En el país del bluff (Veinte días en Nueva York)
17,00 €
JOAQUÍN BELDA
NARRATIVA DE VIAJES
Nueva York en
1926.
Un recorrido por la ciudad
de los Rascacielos en los
tiempos de la Ley Seca.
Resumen
Nueva York en junio de 1926. Joaquín Belda llega a la gran ciudad procedente de Méjico, dispuesto a darnos sus impresiones sobre todo lo que sea objeto de su curiosidad de gran novelista. La Megalópolis de la Gran Manzana está sumida en la Ley Seca, pero los muchos modos que hay de sortearla resulta en la pluma de Belda un catálogo de formas ingeniosas de hacerlo. De la mano del corresponsal de ABC en la gran ciudad, Miguel de Zárraga, que hace de las veces de cicerone, y de otros amigos de la prensa a los que va conociendo durante su estancia, Belda recorre todos los ambientes y todos los barrios. Interesado en la producción cinematográfica, como otros muchos escritores españoles, visita las oficinas centrales de la Fox y la Paramount. Se relaciona con la nutrida colonia española en Nueva York en la que no falta alguna pareja de posición elevada que celebra en su lujoso apartamento neoyorquino veladas muy interesantes. Nada escapa a la observación atenta y burlona de Belda: los espectáculos, las costumbres, la ópera, los clubs españoles en Nueva York, las editoriales y librerías, los ricos de la Quinta Avenida…Frecuenta a los actores y actrices españoles presentes en la gran ciudad, como Ernesto Vilches e Irene López Heredia, o la simpática tonadillera y bailaora Amalia Molina. Cuando ya casi finaliza su estancia en la ciudad de los rascacielos, imparte una conferencia desde la sala Town Hall de la calle 43, y visita la casa de Edgard Allan Poe.
“Broadway es una calle relativamente serpentinesca, que atraviesa Nueva York de parte a parte, haciendo eses como si estuviera borracha, como si se le hubiera subido a la cabeza el deslumbramiento de su propia luz. El transeúnte que lo quiera seguir a pie en todo su trayecto —cuatro horas de caminos; yo lo intenté varias veces— se verá sometido a continuas sorpresas”
En el país del bluff (Veinte días en Nueva York)
17,00 €
JOAQUÍN BELDA
NARRATIVA DE VIAJES
Nueva York en
1926.
Un recorrido por la ciudad
de los Rascacielos en los
tiempos de la Ley Seca.
Resumen
Nueva York en junio de 1926. Joaquín Belda llega a la gran ciudad procedente de Méjico, dispuesto a darnos sus impresiones sobre todo lo que sea objeto de su curiosidad de gran novelista. La Megalópolis de la Gran Manzana está sumida en la Ley Seca, pero los muchos modos que hay de sortearla resulta en la pluma de Belda un catálogo de formas ingeniosas de hacerlo. De la mano del corresponsal de ABC en la gran ciudad, Miguel de Zárraga, que hace de las veces de cicerone, y de otros amigos de la prensa a los que va conociendo durante su estancia, Belda recorre todos los ambientes y todos los barrios. Interesado en la producción cinematográfica, como otros muchos escritores españoles, visita las oficinas centrales de la Fox y la Paramount. Se relaciona con la nutrida colonia española en Nueva York en la que no falta alguna pareja de posición elevada que celebra en su lujoso apartamento neoyorquino veladas muy interesantes. Nada escapa a la observación atenta y burlona de Belda: los espectáculos, las costumbres, la ópera, los clubs españoles en Nueva York, las editoriales y librerías, los ricos de la Quinta Avenida…Frecuenta a los actores y actrices españoles presentes en la gran ciudad, como Ernesto Vilches e Irene López Heredia, o la simpática tonadillera y bailaora Amalia Molina. Cuando ya casi finaliza su estancia en la ciudad de los rascacielos, imparte una conferencia desde la sala Town Hall de la calle 43, y visita la casa de Edgard Allan Poe.
“Broadway es una calle relativamente serpentinesca, que atraviesa Nueva York de parte a parte, haciendo eses como si estuviera borracha, como si se le hubiera subido a la cabeza el deslumbramiento de su propia luz. El transeúnte que lo quiera seguir a pie en todo su trayecto —cuatro horas de caminos; yo lo intenté varias veces— se verá sometido a continuas sorpresas”
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