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viernes, 28 de agosto de 2020

Cuaderno en blanco


Agosto

       Cargado con días de asfixiante calor, noches de insomnio y temperaturas prohibitivas, así arranca este mes de vacaciones, de ausencias, de olvidarnos de la rutina, de escasa o nula comunicación y de esa despreocupación que solo nos deja leer aquello que nos entretiene, o nos interesa lo mínimo. El resto es silencio, y dejar transcurrir los días de agotamiento. Y alguna lectura que nos sorprende, por curiosa y bien escrita, una colección de cuentos de J. B. Durán, Tantas cosas dicen, diez relatos de estupenda factura que dejan el poso de la buena literatura.
       Una reseña amplia sobre Guiseppe Ungaretti y el homenaje que le rinde la Asociación Internacional de Críticos Literarios, un volumen con un buen puñado de artículos y estudios interesantes que aparece, definitivamente, en el medio Zas! Madrid, que tan bien maqueta mis colaboraciones.
       Una colección de relatos, La playa y el tiempo, de Ernesto Calabuig que me devuelven la sensación de husmear siempre en buena literatura, relatos que dejan poso, que nos sumergen en el mundo de la buena y excelsa literatura de ficción.
       El clásico Rebecca, de Dafne du Maurier, obliga a un replanteamiento de la buena literatura, de volver a los orígenes de la mejor narrativa universal, y un posible amplio estudio para su posterior publicación. Me ocupará parte de este final de agosto, y en septiembre volveremos a esa incipiente vida que supone “cierta normalidad”.

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