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miércoles, 9 de agosto de 2017

José Antonio Ramírez Lozano



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CONTAR UN CLÁSICO
              
       José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, Badajoz, 1950) es un virtuoso de la palabra que logra, tanto con su narrativa como con su poesía, atrapar la lector. Autor de una amplia obra, publica en estos días un singular relato que titula La oca de oro (2008), en realidad, una variante del tradicional juego de la oca, dividida en las 63 casillas que contiene el tablero. Como es habitual en el extremeño, su mundo se configura en un universo singularísimo, atraído por lo «intrahistórico» y lo popular, su particular visión de una Andalucía de adulto o la Extremadura de su infancia, que se imbrica en un espacio mítico personal, desbordado y barroco, plagado de animales imposibles del bestiario medieval, de elementos sacros y de figuras piadosas de santoral ficticio, amablemente parodiados en un ejercicio de desmitificación suavizado por un humor que rehuye en todo momento la crudeza de las situaciones. A propósito de cierto casticismo regionalista, la crítica ha señalado que, estilísticamente, se sitúa en la que con toda probabilidad sea la mejor tradición literaria de nuestro siglo: el esperpento y en las corrientes que heredan sus principios estéticos, por ejemplo, los apuntes carpetovetónicos del mejor Cela.
       Sobresale, en esta singular obra, el juego del lenguaje que Ramírez Lozano domina, un acertado virtuosismo de expresión verbal capaz de mezclar fantasía, imaginación, lirismo y magia a través de las palabras. En realidad, el escritor propone un juego a través de un clásico cuento o, mejor, narra una historia a través de un reputado juego. Lucas, el protagonista, sale una mañana de invierno de su pueblo, Monsalud, para buscar una oca blanquísima que ha huido del corral familiar. Es una oca singular porque iba a traerle la suerte a la familia. Inicia así una búsqueda que llevará al joven a visitar lugares y a conocer tipos muy distintos que, entre otras muchas cosas, le pedirán a cambio de algún favor, una serie de palabras, sonidos con significados y expresiones con argumentaciones que van más allá de una realidad tangible que demostrar, así, el poder y el valor que conlleva el lenguaje y las palabras que irán surgiendo, se convierten en el oro auténtico, el valor real y no meramente simbólico que, en verdad,  sustenta la vida humana.
               La oca de oro es una novela radicalmente original, no aburre en ningún momento al lector y por su estructura, su trama y la disposición de los capítulos se convierte en una rara mezcla de relato fantástico y de novela lírica, una invención que, en ocasiones, resulta difícil de creer, pero que enseña y estimula a jugar, a recrearse con su bien más verdadero y liberador: la fantasía que el autor ha proyectado para su narración y la imaginación que, en ocasiones, resulta más importante que el conocimiento.






LA OCA DE ORO
José Antonio Ramírez Lozano
Palencia, Menoscuarto, 2008

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