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lunes, 28 de agosto de 2017

Manuel Jurado López



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VENGANZA
       Manuel Jurado López (Sevilla, 1942) no puede negar su profunda vocación literaria, un hecho que, desde los años 80, le ha llevado a ensayar, y con excelentes resultados, los géneros de la poesía, la narrativa extensa y breve, el ensayo, la crítica, incluso ha desempeñado un extraordinario papel de embajador como conferenciante y ponente por las principales universidades de Europa y Oriente. El poeta sevillano es dueño de una inigualable voz poética personal que ha desarrollado en País de invierno (1992), Poemas de Ginebra (1993), Tango del amor extranjero (1998), Oratorio de Gaza (2004) o Apartamento en Pont Neuf (2007). De igual proporción es su faceta como narrador, Trístula (1985), El bebedor de bourbon (1995), El bereber (2003) y, recientemente, Cómo matar a un poeta (2008), XII Premio Getafe de Novela.
       La novela presenta un extraordinario juego de estrategias que Jurado López desarrolla a lo largo de la trama de la misma y que, pese a un inequívoco y contundente título, Cómo matar a un poeta, derivan en un relato en el que dos enemigos íntimos desarrollan una extraña capacidad para demostrarse así mismos su deseo de autodestrucción: uno es un prestigioso profesor universitario que dirige unos cursos de verano y el otro, amigo de otros tiempos, un mediocre escritor de novela negra, impone al primero su participación en alguno de los seminarios, preferentemente sobre aquello que mejor conoce: la novela policíaca o negra, aunque el trasfondo de toda la historia es desvelar el profundo odio que el novelista tiene a un octogenario poeta, Elías Ramírez, a quien siempre ha considerado como un vate de lírica mediocre y altisonante. En realidad, Manuel Jurado despliega todas sus artes narrativas para ofrecer un relato fluido y armonioso, con abundantes escenas y pasajes donde la ironía, el humor, el sarcasmo planean, además de descripciones y situaciones donde un fino erotismo campea por sus páginas, el alcohol y el mundo de la prostitución, incluso el juego de la metaliteratura muestra así una amplia visión sobre los diversos escenarios donde desarrolla su relato el autor sevillano. El novelista irá salpicando su intrahistoria con aspectos, escenas, vivencias de su existencia hasta el presente, y al final el lector comprenderá cómo este, seudohéroe, se encuentra marcado por el estigma de Edipo desde su más tierna juventud, y solo así llegará a la conclusión de que buena parte del odio, esa sed de venganza, y su propia aniquilación obedecen a un pasado del que se nos muestra una buena parte en las pinceladas que el propio narrador-protagonista ha querido ir configurando en su propio relato, hilvanando el esbozo de una nueva historia de suspense porque al final, como suele ser habitual, en este género aparece un cadáver, y por añadidura, un forense y, por supuesto, un sagaz inspector de policía.
   



CÓMO MATAR A UN POETA
Manuel Jurado López
XII Premio de Novela
Madrid, Edaf, 2008

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