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lunes, 12 de septiembre de 2016

Desayuno con diamantes, 78



PARA UNA BIOGRAFÍA DE  DIONISIO RIDRUEJO

       La vida pública de Dionisio Ridruejo se disipó en la España franquista tras su regreso de la División Azul en 1942. La edición de Materiales para una biografía (Fundación Santander Central Hispano, 2005), preparada por Jordi Gracia incluye textos y cartas inéditas que pretenden restituir a la memoria democrática la trayectoria de un singular escritor con vocación de político.


       Alguien ha escrito que Dionisio Ridruejo (1912-1975) era un falangista que descubrió la democracia a su regreso a España, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el nuevo régimen había traicionado la ideología fascista por un nacional-catolicismo que había distorsionado esa idea de unidad de destino y de fe. Andrés Trapiello lo retrata como el escritor que sedujo con su bondad e inteligencia a algunos de los hombres más inteligentes de su tiempo y, también, a algunos de los más cucañistas. Conoció tras la guerra, además de un despacho oficial, el destierro en Ronda, un largo silencio, la cárcel y el exilio. Dividió su vida entre la poesía y la política y ésta, que también se escribe con «p», le sigue pasando al escritor, treinta  años después, la más gravosa de las facturas.
      Gonzalo Torrente Ballester en su Literatura Española Contemporánea (1966), señala las influencias de Garcilaso y Quevedo en la poesía y en la obra de Ridruejo, además de autores contemporáneos como Machado y Unamuno. «Una perfecta sonoridad, una robustez casi marmórea, arquitectura equilibrada, movimiento interior, forma impecable, son la característica externa de la poesía de Ridruejo (...) —escribe Torrente Ballester.  Su materia es varia, vivida, biográfica, surgida casi al día, hecha poesía casi instantáneamente: el amor, el paisaje, la emoción estética ante el cuadro y la piedra; la muerte y la política, la guerra y la amistad, sin exclusión de nada humana, ni de lo divino». En el Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana (1993), coordinado por Ricardo Gullón, se dice al final de la ficha bio-bibliográfica que, «Tras su muerte, ocurrida en junio de 1975, tanto el hombre (su probidad ética) como el poeta (de un clasicismo austero que no empece la cordialidad) siguen en alza. Víctor García de la Concha en su obra, La poesía española de 1935 a 1975. Vol I (1987), afirma que «Pese a la declarada devoción garcilasista, Ridruejo está mucho más cerca de la filosofía gozosa que anima a la poesía amorosa de Salinas», y añade García de la Concha que, «la influencia de Quevedo fue más intensa por entonces que la invocada de Garcilaso porque seguramente los poetas que se creían neorrenacentistas eran más bien neobarrocos, poética y prácticamente», este era, además, termina diciendo el ensayista, «en vísperas de la guerra uno de los grupos poéticos más compactos y coherentes: el integrado por Rosales, Vivanco, Panero, Muñoz Rojas y Ridruejo».


La nueva vida
       Jordi Gracia  acaba de publicar Dionisio Ridruejo. Materiales para una biografía (Fundación Santander Central Hispano, 2005/ Colección Obra Fundamental), una minuciosa reconstrucción de numerosos textos inéditos que servirán para restituir a la memoria democrática la trayectoria de un escritor con vocación irrenunciable  por la política. Se trata, especifica Gracia, de componer una biografía intelectual y política de  Ridruejo con los estratos sincrónicos de un hombre simplificado y parcheado por la historia. Hasta el momento la iconografía de la guerra y la posterior propaganda se encargaron de presentar a un joven enjuto, fibroso, vital, tenso, buen orador uniformado y cuya convicción a la causa, quizá, no estuviera nada clara. Considerado hoy como el mejor intérprete del fenómeno fascista y falangista, aunque posteriormente se convertiría en un prematuro y convencido precursor de la socialdemocracia en España como la única herramienta de inserción en la Europa moderna. Este es, en realidad, ese segundo Ridruejo reivindicado, el de su vuelta de la expedición para combatir en el frente ruso, en el año 1942 y esa especie de evolución política e ideológica experimentada hacia posiciones liberales tras señalar el rumbo erróneo del nuevo Estado; pero Gracia no habla de su convicción democrática, sino de su distanciamiento de las posiciones reaccionarias de la Iglesia y la Acción Católica. Es a partir de este momento cuando empieza esa especie de introspectiva analítica, esa soledad, y ese afán lector que le llevarán a creer otro orden de cosas y a la renuncia de toda fe que no sea la más estricta y privadamente religiosa.
       Hoy  su semblanza —señala Jordi Gracia— ha de subrayar la excepcional calidad de su prosa, por encima de una sobrestimada poesía de juventud, pero no debe callar ni al articulista ni al crítico, al viajero o al animador de actividades de resistencia (...) Todavía estamos lejos de poder contar con solvencia cada tramo de su compleja peripecia, pero esta antología aspira a reunir los textos que permiten calar hondo en lo que es un sujeto que piensa y cambia, que asume el riesgo de justificar sin tapujos las razones de su deserción ideológica y política y también sus horizontes de futuro como conspirador antifranquista.
       En realidad, Ridruejo pasó de un cuadro ideológico falangista hacia un reformismo socialdemócrata, aunque anteriormente había experimentado una transformación mucho más importante, de una tradición intelectual que le llevó a un humanismo heredado de Josep Pla, Pío Baroja o José Martínez Ruiz, Azorín. Prácticamente hoy no circulan ediciones de su obra tanto por antiguas como por estar descatalogadas en su mayoría. De su no muy extensa bibliografía caben señalar algunos textos excepcionales como Escrito en España (1962 y 1964), Casi unas memorias (1976) y sobre todo su poesía cuyo primer libro data de 1935 y se titula, Plural, al que siguieron Primer libro de amor (1939), Poesía en armas (1940), Sonetos a la piedra (1943), En la soledad del tiempo (1947), Elegías (1948), y su poesía completa reunida en Hasta la fecha (1961) y posteriormente, Cuaderno catalán (1965) y Casi en prosa (1972).
       La variedad de los textos elegidos por Jordi Gracia reflejan esa actitud expuesta de ofrecer la trayectoria de una persona con todos sus aciertos y desatinos, sobre todo en la figura excelsa de un Ridruejo conocedor, como nadie, del fenómeno falangista y posteriormente del fascista hasta llegar, en su madurez, a posiciones de una marcada actitud social y democrática, incluso consabidas manifestaciones de inserción en una Europa moderna y unida.

1 comentario:

  1. Hola, Pedro:
    Soy Esther Magar, de librosyliteratura.es.
    Queremos hacerte una propuesta que puede interesarte, ¿puedes facilitarme un correo de contacto?
    Saludos.

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