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Nunca debemos olvidar que el microrrelato
se traduce como un caprichoso juego estructural que provoca alteraciones en la
situación inicial del propio texto, en el consiguiente conflicto, en la
evolución de los hechos narrados, en el desenlace, e incluso en la misma
situación final, puesto que el estricto carácter de su brevedad no permite o, si
lo expresamos mejor, así se lo exige siempre; y aun cuando constatamos la
lógica interna de la narración, y ese jocoso aire con que su autor dota al
relato, se procura que esa degradación conceptual quede diluida, o que su
espacio temporal no siga un orden cronológico establecido.
Francisco López Serrano (Épila, Zaragoza,
1960) domina el arte de la escritura en su faceta más variada y singular, tanto
la lírica como la narrativa, el cuento y el microrrelato, porque es capaz de
servirse de la digresión, de la observación atenta y de buena parte del
artificio que rodea al texto en su sentido más estricto. Jamás olvida que la
moraleja pertenece al pasado y se aleja del presente y, sobre todo, que sus
lectores detectan la sutilidad tan característica en sus textos, o la libertad
de elegir un espacio propio, en medio de un pasado o un presente reconocibles,
aunque esos tiempos vengan suavizados por unas fantásticas apariencias, y solo
importen aquellas que nos descubren las trivialidades de un mundo que, como en
algunos de sus libros, tienen un carácter mágico, capaz de trasmutar las vidas descritas
en otra realidad, incluso la posibilidad de inventarse una nueva que finalmente
les satisfaga; y tan es así que López Serrano a través de un tono elegíaco, henchido
de humor y de ironía, rozando lo iconoclasta, nos traslada desde situaciones
cómicas a un trágico desenlace, como en el caso de Un momento, señor verdugo (2017), LIII
Premio Literario Kutxa Ciudad de San Sebastián, una colección de relatos, en su
mayoría muy breves, en los que ofrece un abanico de temas tan hilarantes como sugestivos,
aunque en su mayoría, como el título alude, responden a la famosa petición que
le hizo madame du Barry al verdugo
antes de ser guillotinada; y así arranca todo un catálogo de breves, en
ocasiones brevísimas situaciones o historias teñidas de un singular humor, o
del mejor sarcasmo con que se pueda dotar a un texto, y aun añade una abundante
variedad temática de cuentos: unos nos llevan a la vieja Rusia a degustar
sus famosos prianiki, o en el otro extremo, a esa peculiar forma de matar
vascos en Islandia, y muchos de ellos construyen vidas o las destruyen como
“El genealogista”, que recorre la ascendencia del narrador hasta la Gran Explosión
originaria, o la serie sobre el mundo, un homenaje al tema clásico de “El
dinosaurio” de Monterroso desde una perspectiva tan jocosa como
innovadora, “La demora”, “La pesadilla”,
“Ante el espejo”, “El despertar”, incluso nos somete a un peculiar perfume que
es resultado de cazar y destilar ángeles, léase, “Su perfume”; en “El cuento
del Grial”, la actitud de la mujer reproduce los matices de lo que hoy
consideraríamos un comportamiento machista, y en “El abismo” se describe la
excursión montañesa de una pareja con un remate tan perturbador como brillante,
y los aspectos de la relación amorosa en el brevísimo, “Diálogo de amantes” o
el más desarrollado y descorazonador, “El plan”, ambos resumidos con absoluta maestría.
No faltan historias diminutas que se concretan en un chiste, con toda la
intensidad que provoca la angustia humana, y otras muchas son narraciones
simbólicas: el poeta y su corazón, el abogado y su conciencia, o la voz de un
Dios que influye de modo sorprendente en la realidad, ¿Té o café?, y donde se
escruta la perspicacia del lector para la solución de tamaño enigma.
En este, Un momento, señor verdugo, como otros libros de López
Serrano, el lector está obligado a poner todo de su parte para comprender en su
totalidad el mensaje que el autor cifra en sus textos, y en esta ocasión, como
seres inteligentes deberemos releer algunos de sus microrrelatos para
percatarnos del giro final de muchos de ellos, tan sorpresivos a veces como
esbozos de un pensamiento que cuando profundizamos alcanza la plena comprensión
del mismo.
UN MOMENTO, SEÑOR VERDUGO
Francisco López Serrano
LIII Premios Literarios Kutxa
Sevilla, Algaida,
2017; 168 pp.
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