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FUENTE
DE LA VIDA
Todos tenemos, de alguna manera,
contraída una deuda, con la sociedad y con nosotros mismos, sin ir más lejos.
Esa deuda condiciona, de alguna manera, nuestras vidas, nos acompaña y un buen
día nos pasa factura. Ángeles Martín Gallegos (Couiza, 1961) demuestra, con su
segunda entrega, La deuda (2007), que es capaz de saldar la suya y poner
voz al mundo femenino que le rodea desde una perspectiva diferente. Si en su
primera entrega, Renato(2004), establecía un diálogo entre un nonato y
su madre y, además, un coro de voces se iba incorporando a su relato para, de
alguna manera, conformar el resto de la historia, en esta ocasión, escribe, de
forma testimonial, acerca de una vida cualquiera, la de la joven opositora
María Méndez Manzano. Rememora con su testimonio un episodio generacional, el
de una España que despertaba de un largo sueño o, tal vez, de una pesadilla, la
del franquismo, con las lacras que este había dejado casi una década después.
Ángeles Martín ha sabido, en todo
momento, condensar la acción, episodio tras episodio, encabezándolos con un
título, porque lo que pretende, al menos eso parece, es contar y situar en la
década de los 80, la historia de esta y otras muchas de las jóvenes mujeres de
una naciente España democrática, con sus luces y con sus sombras. Pero también
es la relación de una amistad, la de dos opositoras, dos luchadores, dos amigas
que no quieren asumir el papel que les ha otorgado la sociedad. Escribió
Rimbaud que «cuando termine la absoluta servidumbre de la mujer, cuando viva
para sí y por sí, cuando el hombre la haya dejado libre ...». Quizá, por eso,
ambas se rebelan, luchan por una situación mejor, cada una con sus armas,
Teresa desde un sindicato y posteriormente desde la judicatura y María con su
tesón y posteriormente con su dedicación a la docencia. Pero, en realidad, la
narradora almeriense, lejos de contar un simple episodio, parte de la vida de
estas mujeres, quiere dejar constancia de los silencios, de las mentiras, de
los secretos y de la violencia experimentada por la mujer durante buena parte
de su existencia. Y es así como Teresa y María sobreviven a lo largo de este
relato por conseguir su dignidad frente a las dificultades que le plantea una
situación personal. La deuda, también, es un extraordinario documento de
la diferencia sexual, de los códigos de la mujer que ponen de manifiesto su
relación con los hombres, incluidos el amor y el sexo, la convivencia y todo
aquello que ha inquietado a las parejas. En estas páginas, escritas con la
fuerza de un lenguaje directo, de extrema dureza, en ocasiones, se describen,
además, escenas de amor y de desamor, aunque se deja un resquicio a la
esperanza, con esa irónica sabiduría femenina que, solo ellas, saben otorgar a
determinadas situaciones. Jalal al Din Rumí, uno de los poetas místicos más
reconocidos del mundo sufí, afirma que
la mujer es el rayo de la luz divina. Valga quizá el apunte de una de las
expresiones más acertadas que convierten a la condición femenina en la
expresión misma de unos sentimientos que reafirman, así, lo más inequívoco.
LA DEUDA
Ángeles
Martín Gallegos
Sevilla,
Arcibel Editores, 2007
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