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SOBRE LA TIERRA HUMILLADA
Cristina Cerrada (Madrid, 1970) recrea
con acierto el miedo difuso y constante de Heda, una joven refugiada, que
sobrevive en un país centroeuropeo de época y ubicación indefinidas. La novela, Europa (2017), ilustra un escenario
tópico a la hora de contar las miserias y las soledades que Cerrada quiere
mostrar en un indeterminado escenario con los sutiles y abundantes contrapuntos
que ofrece la visión de fábricas grises, mañanas de escarcha, historias de
encuentros sórdidos y, sobre todo, la acusada personalidad que esconde y
reprime a duras penas Heda. Un personaje que consigue, mientras se adapta,
transmitir una absoluta fortaleza, romper con un oscuro pasado y no dejarse
herir por su extrema vulnerabilidad, y ese sentimiento de tristeza que la caracteriza. De
todos los personajes de la familia, ella es la única que no se adapta a un nuevo
comienzo en tierra extraña, y será así como el peso de lo vivido le imposibilita
su día a día. La
narradora Cerrada recrea el ambiente de una familia, una
comunidad de refugiados huidos de una guerra y la constante persecución
posterior. El lector, con los escasos datos aportados, tiene en mente la guerra
de los Balcanes, con los cielos del telón de acero, la brevedad de los días, la
vida en su extrema dureza, y la percepción de algunos objetos pequeños pero
esenciales para subsistir.
La novela no revela explicitudes que el
lector debe ir desentrañando, y asiste a una historia contada a través de
indicios, y pequeñas pistas. Es un relato sometido a la visión que nos ofrece
su protagonista, que se refugia en sus silencios, y sigue traumatizada por un
episodio de su vida anterior. Y lo mejor de la novela, su narración
fragmentaria que el lector recibe a retazos, divida en breves capítulos con
nombres propios que desarrollan diversas perspectivas, alguna sobresaliente,
como la que nos señala la rica personalidad del padre de Heda, un escritor de
éxito con una novela titulada La ofensa.
La experiencia del padre le lleva a ser condescendiente con el ambiguo dueño de
la fábrica que ha colocado a su hija, y se muestra crítico con Pamuk, el hijo
revolucionario que capitanea la huelga contra los bajos salarios y la
explotación de los compañeros. Buenos y malos se alternan en la narración y
entre los propios inmigrantes coexisten intereses distintos. De ese conflicto
psicológico interior/exterior, de las muchas vacilaciones, y de los silencios
de Heda, extrae Cristina Cerrada sus escenas más memorables, y la novela gana
en la medida que la fragmentación se convierte en más elocuente, y lo poco que
el lector va desentrañando resulta suficiente para trazar un cuadro donde la
tierra de promisión: Europa, termina siendo ese duro campo de batalla por la
supervivencia.
La autora de Alianzas duraderas (2007), La
mujer calva (2008), Anatomía de Caín
(2010) o Cenicienta en Pensilvania (2010),
se sitúa con esta novela, Europa, en un
lugar destacado de una generación de jóvenes narradoras españolas que
irrumpieron en los primeros años del XXI, y literariamente en un peso pesado de
la narrativa española contemporánea.
EUROPA
Cristina
Cerrada
Barcelona,
Seix-Barral, 2017
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