amaneceres
Aída
Cuenta la historia que, Aída, princesa
etíope egipcia, fue capturada y llevada a Egipto como esclava y, según dicen,
es una historia de amor con Ramadés, que nos hace reflexionar y pensar hasta
dónde estamos dispuestos a renunciar por la persona que queremos.
Tú no eres princesa, aunque reúnes casi
todos los requisitos para poder serlo, tampoco te has dejado capturar por nada
ni por nadie, faltaría más, pero sí has estado dispuesta a renunciar a parte de
tu vida por alguien a quien de verdad quieres.
Representas la fortaleza, la seguridad,
la certeza, el muro insalvable pero, a la vez, la incertidumbre, la duda, el
temor, el posible tambalear de ese muro.
Ramadés y Aída aceptaron su propio y
trágico destino, tú, sin embargo, no eres princesa, pero eres la reina de tu
propia vida, la mirada tendida y expectante cada mañana, la personalidad fuerte
y definida y, en definitiva, la dueña de tu propio camino.
Y tienes mil tesoros en tu vida,tu madre el primero, el más fuerte, el incondicional, el eterno... por siempre jamás.
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