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jueves, 19 de abril de 2018

Hoy invito a…


María Ángeles Pérez

 

 

amaneceres

Mañana

       

         Cerró la puerta tranquila, muy despacio, al contrario de como había pensado hacerlo. Sintió un leve mareo, se apoyó sobre la silla azul, sacó el clínex algo humedecido por sus propias lágrimas y, sobre él, escribió: Y mañana volverá a salir y a ponerse el sol, recibirá el beso de buenos días convertido en una constante rutina, la vecina saludará amable y cumplidamente, el paseo se cerrará ajustado a una hora aproximada, como siempre. Pero mañana, para ella, no será un día más. Miraréis a su cara y no sabréis qué decir, omitiréis pensamientos, cariños, verdades y mentiras, y sabrá leerlo en vuestro corazón y en vuestra mirada y, a pesar de todo, hará un esfuerzo para poder entenderlo.
       Volvió a coger el clínex levemente caído de la mano, pasaron por su cabeza una serie de imágenes desordenadas y las recordó como una terrible pesadilla. Y, en esos momentos, sólo se le ocurrió añadir: Mañana será otro día.

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