SERGIO PITOL EN SU INFIERNO TERRENAL
El concepto de un mundo mexicano
fuera de su espacio natural y la obra de arte como única permanencia válida de
la historia, se han convertido, con el paso del tiempo, en esos temas obsesivos
de ese inocente, perverso y ocasional personaje que es Sergio Pitol (Puebla,
México, 1933-Xalapa, Ver., 2018). El escritor ha sido consciente, desde
siempre, que la literatura se realiza plenamente en el acto de leer; hasta tal
punto que, ciertas cuestiones insalvables en su percepción de arte, han
consistido en saber separar realidad y vida, y así algunos de sus personajes
resultan ser consumidores de un arte hipercodificado, estabilizado y
apaciguado; otros se muestran como los transmisores de un arte más rico, pero
también arduo y desestabilizador, para constatar que su representación estética
se disuelve en cualquier certidumbre que gire en torno a un sólido sistema
valorativo. Una amplia obra cuentística y narrativa avalan semejante mundo
interior, con títulos tan significativos como *Infierno de todos+ (1965), *No hay tal lugar+ (1967), *Asimetría+ (1980), *Cementerio de tordos+ (1982) o su última
recopilación por el momento, *El relato veneciano de
Billie Upward+ (1992), las novelas, *El tañido de una flauta+ (1972), *Juegos florales+ (1982), *El desfile del amor+ (1984), *Domar a la divina garza+ (1988) y *La vida conyugal+; su última entrega por ahora es una especie de autobiografía oblicua
que lleva el sugerente título de *El arte de la fuga+ (1996).
-A Sergio Pitol se le ha
calificado como la paradoja del nómada, )hasta qué punto puede ud., asumir esta afirmación?
Yo propondría la palabra viajero
en vez de nómada, para aligerarla de cualquier connotación oscura. Viajé por el
placer puro del viaje, llevado por el instinto y el azar, que al final de
cuenta son lo mismo. Tuve una niñez pesada debido a las fiebres palúdicas que
asolaban la región donde vivía, una infancia son escolaridad definida, con
pocas salidas de casa, en un ingenio azucarero. Viví rodeado de libros; la
incitación al viaje debió haber salido de Julio Verne, para potenciarse después
con cualquier otra lectura. Leer a Tolstoi significaba imaginar algo tan remoto
en aquella zona tórrida como era la nieve, los trineos, los lobos corriendo
desaforadamente en busca de viajeros, los ríos congelados; de la misma manera
que leer a Conrad significaba reconstruir el corazón de África o los azarosos
puertos del Sudeste Asiático. Esa carga de irrealidad se convertía en algo tan
real como los gigantescos árboles tropicales, parecidos a los de los primeros
días de la creación que veía desde mi balcón. Cuando en la adolescencia
recuperé la salud mi deseo más ardiente era llegar al puerto de Veracruz y
embarcarme en el primer barco disponible.
-Sus primeros tanteos
literarios, allá por los años 50, se concretan en el cuento, un género poco
agraciado, literariamente hablando. )Cuál ha sido su relación con el relato corto?
El cuento era uno de los géneros
más prestigiados en la época en que comencé a escribir. Dos de mis autores
preferidos, Borges y Onetti, eran grandes cuentistas, como también lo era el
novelista William Faulkner. Entre los americanos, tanto los del Norte como los
del Sur, no existía una delimitación precisa entre ambos géneros. Un narrador
como Borges que sólo escribía cuentos significaba una rareza. Hoy es diferente,
el cuento ha perdido terreno, salvo en los Estados Unidos.
-Su narrativa breve
plantea la dicotomía de un final con distintas posibilidades, )a qué obedece este recurso?
Mi narrativa, tanto breve como
la de más amplia extensión plantea finales con distintas posibilidades, y eso
se debe a un aborrecimiento a cualquier dicotomía claramente definida. Mi
escritura ha deseado, desde un principio, ser conjetural y abierta. Se rige por
aquel principio alquímico que propone que todo está en todo, que cada punto del
universo puede reflejar el universo que, sin embargo, no será siempre
desconocido.
-A partir de los años 60
inicia su aventura europea, )supuso esta experiencia un corte en su producción como puede
apreciarse?
En 1961 decidí viajar a Europa
por algunos meses. Estaba harto de mil cosas, de un trabajo que me fastidiaba,
del país, de la situación política, de la vida literaria, de la amorosa, de
todo. Mi relación con la literatura estaba casi hundida. Había publicado un
libro de cuentos para vivir después cuatro años de parálisis. En el barco que
me llevaba a Europa se produjo el deshielo, comencé a escribir relatos y luego
en Italia esa actividad se produjo con mayor intensidad.
-)Cómo fue su estancia en la Polonia difícil de los 60?
Mi estancia en Varsovia de dos
años y medio a partir de 1963 fue una auténtica maravilla, una revelación; allí
comenzó a definirse mi estilo, y allí también nació una pasión que me ha durado
hasta el presente por las literaturas eslavas, o, mejor dicho, por dos de
ellas: la polaca y la rusa. Mi estancia en Polonia coincidió con una época
general de liberación en el antiguo campo socialista, la de Jruschov quien
había dado a conocer el informe sobre los crímenes de Stalin. En Polonia, en
especial, en esos años se produjo una ola de intensísima creatividad de el
cine, la literatura y, sobre todo, en el teatro y la música; la tensión
cultural era sorprendente, muy estimulante. Poco antes de mi salida comenzó a
haber fricciones entre los escritores y la censura y fueron reapareciendo los
duros, quienes durante algunos años habían permanecido bastante inhibidos.
En Xalapa, Raúl Hernández, Sergio Pitol y yo mismo. |
-Tras una breve estancia
mexicana vuelve de nuevo a Europa, )necesitaba, tal vez, de una distancia y experiencia nuevas para
continuar con su producción literaria?
Repito, desde que llegué a
Europa en 1961 permití que fuera el azar quien decidiera de mi vida. Al volver
a México me instalé en Xalapa, la misma ciudad donde vivo ahora. Un día recibí
una invitación para ocupar el puesto de agregado cultural en la Embajada de
Polonia. Se consideraba que era yo un candidato idóneo debido a mi conocimiento
del lugar, de su lengua y de su literatura, que había ya traducido. Al recibir
esa invitación me invadía una nube de recuerdos, la nostalgia del pasado
inmediato, la sofisticación de la cultura polaca, la vida nocturna, los amigos,
el teatro, etc., etc., y acepté. Unos cuantos días antes de la partida me
dijeron que por algún error me habían asignado para un puesto en Belgrado, que
tenía que esperar a que una comisión rehiciera el nombramiento. Dije que no era
necesario, que me iría a Belgrado. (Los
Balcanes, qué experiencia fascinante! En Yugoslavia comencé a escribir mi
primera novela. Me convencí que el aislarme de una vida literaria organizada
resultaba indispensable para mi escritura: esa lejanía de los grupos de poder
cultural, de sus presiones directas o invisibles no sólo me proporcionaba el
tiempo necesario para escribir sino también para algo más esencial: mantener el
diálogo conmigo mismo.
-Los años 70 los inicia
con su adscripción a la narrativa extensa, )qué motivó ese cambio? )tal vez la necesidad de un mayor espacio narrativo?
En efecto, abordé la novela por
necesidad de situarme en un espacio narrativo más amplio. En Yugoslavia escribí
un relato breve: *Icaro+; cuando lo leí ya impreso en una revista mexicana advertí que esa
historia no podía quedar allí, encarcelada en un espacio tan breve. Me vinieron
a la mente una infinidad de escenarios, de situaciones, de personajes que debía
completar el entorno de Ícaro, mi personaje. En esos días descubrí a
Hermann Broch, y enloquecí con la lectura de los tres inmensos volúmenes de *Los sonámbulos+. Fascinó su forma: la
estructura admitía varias historias que no tenían ninguna relación directa
entre sí. Emprendí la expansión de *Ícaro+, que terminó en
convertirse en mi primera novela, *El tañido de una flauta+
-)Su trabajo como traductor obedece a un plan estructural predefinido? )En qué medida dejó huella este ejercicio en su obra narrativa?
Aprendí idiomas muy pronto; a
los doce o trece años podía moverme con cierta soltura en cuatro lenguas. En
1968, después de una matanza atroz de estudiantes mexicanos, renuncié a mi
puesto en Belgrado. Alguien me dio una recomendación para solicitar una plaza
como traductor en The Economist. La revista inglesa que había comenzado
a aparecer en México. De paso me detuve en Barcelona; debía entregar en
Seix-Barral la traducción de *Cosmos+, de Gombrowicz, que había convenido con la editorial por
correspondencia. Cuando la di, me ofrecieron traducir otro libro cuya
publicación era muy urgente, una novela de Bassani, y después otro y otro,
hasta que un día decidí quedarme en Barcelona y renunciar por el momento a
Londres. Tenía ya amigos en Barcelona, me sentía muy bien, traducía sólo los
libros que yo proponía a las editoriales. La experiencia de traductor fue la
mayor lección que he recibido. Podría haber estudiado durante largos años
técnicas narrativas, asistir a mil talleres literarios y leído todos los libros
sobre historia de la novela y nada de ello hubiese equivalido a la enseñanza
que me proporcionó la traducción de Gombrowicz, Henry James, Conrad. Jane
Austen, y tantos otros más.
-Siguiendo las opiniones
de la crítica, el mundo de sus personajes es del los fracasados, )se debe esto a un particular desencanto con un tiempo pasado perdido?
Si los fracasados abundan en mis
libros podría esgrimir para ello varias razones; de niño los relatos que oía eran
siempre los de los sobrevivientes del antiguo régimen que habían logrado pasar
al mundo posterior a la revolución mexicana; por otra parte me atraía el mundo
de Onetti y el de Faulkner, donde los personajes son como una encarnación de la
desgracia, del desamparo, del fracaso radical.
-Otro aspecto que ha
señalado la crítica es una obsesiva mirada hacia el pasado, con personajes
amenazados por la soledad y el dolor, que con el paso del tiempo desembocan en
una caricaturesca creación de la realidad, )esto obedece a conceptos distintos, de ese tiempo, desde su visión
particular?
De hecho ya en mis primeros
textos se encuentran atisbos de esas situaciones caricaturescas y paródicas,
sólo que aún encapsuladas, que reproducen mi entronque con la tradición hispánica
y con la mexicana: Quevedo, Goya, un cierto Galdós, Valle-Inclán y nuestros dos
grandes artistas plásticos mexicanos: José Guadalupe Posada y José Clemente
Orozco. No me tengo que forzar para nada en recrear esa tradición ya que
encuentro que es congénita a mi propio temperamento.
-Hablemos de su narrativa
extensa, por ejemplo, *El
tañido de una flauta+ (1972)
es una novela que alguien ha calificado como su mejor ejercicio literario que
inaugura una estructura dual, realidad-sueño, que se incorporará a otras
estructuras posteriores, )qué fundamenta esta concepción?
Así es, mi primera novela, *El tañido de una flauta+ (1972), sigue gozando de un reconocimiento crítico que a ratos me
parece excesivo. La tensión fundamental, si la memoria no me engaña, no se da
allí entre la realidad y el sueño. Lo que encuentro válido en esa obra es un
ejercicio activo de la intertextualidad. La realidad escueta de la realidad y
la del arte se entreveran, se conjugan, sin que, espero, la novela adquiera una
artificiosidad abstracta. Lo que en ella más me interesa es el hecho de narrar
historias; trato de que la escritura esté colocada en varios niveles para que
el lector elija aquel en que se sienta más cómodo.
-Su siguiente obra, *Juegos florales+ (1982),
)tratará de presentar un manual para aprendices de novelistas?
*Juegos florales+, (Dios mío, qué calamidad! Casi acabó conmigo. Si se me permite la
pedantería, se trata de una novela que sólo apreciará bien un lector que esté
ya de regreso. Comencé a escribirla en 1967, después de hacer un viaje a
Papantla, una pequeña ciudad veracruzana cargada de magia, rodeada por
maravillosas pirámides totonacas, una de las más importantes zonas rituales de
las culturas prehispánicas; asistía a una ceremonia muy heterogénea donde se
celebraban unos juegos florales, esos torneos poéticos en los que un poeta era
premiado. En esa ceremonia en Papantla se coronaba también a la reina de la
vainilla, la joven más bella de la región. Al regresar a mi casa escribí la
sinopsis de una historia que había concebido en la fiesta. Tenía ya los
personajes y un esbozo de la trama desde el principio hasta el final. Creí que
me llevaría muy poco tiempo terminar esa novela, puesto que lo que uno podría
considerar como dificultades estructurales estaban ya resueltas, y no se
trataba sino de desarrollar ese esquema nacido en unas cuantas horas. Sin
embargo, me pasé doce años escribiendo y reescribiendo aquella historia; varias
veces destruí todo lo que llevaba escrito. En el interim escribí buena parte d emi
obra, pero sin poder olvidar aquella novela en la que fracasaba siempre. En una
ocasión encontré en Roma, en un viaje relámpago, a una mujer inglesa que me
pareció la encarnación de mi heroína. La protagonista se volvió inglesa y eso
lo resolvió todo. En unas cuantas semanas la novela estaba lista. Me libré, por
fin, de ella. Tiene pocos lectores, pero ellos le guardan una fidelidad total.
En los Congresos Bachtianos Internacionales siempre hay una ponencia sobre
ella. Le guardo un afecto entrañable, como a esos amores que nos han hecho
sufrir durante largo tiempo.
-El Premio Herralde de
Novela, *El
desfile del amor+ (1984),
le abrirá un nuevo espacio lector en España; con esta obra se le emparenta más
con los novelistas europeos de su generación que con sus solegas mexicanos, )quizá porque esta obra tiene una fuerte raigambre de la comedia del
Siglo de Oro español?
No me imaginó con qué novelistas
europeos de mi generación podría emparentarse, *El desfile del amor+; las deudas que
reconozco, las que detecto, serían otras, con autores muy anteriores, con
Akutagawa, cuyo *Rashomon+ me es indispensable, con esa maravillosa novela policíaca, *La máscara de Dimitrius+, de Erica Ambler, con el Graham Greene de las novelas policíacas como
*El misterio del miedo+ y *El expreso de Estambul+, con el teatro de
Pirandello, con el teatro del Siglo de Oro español, en especial con las
comedias de Tirso de Molina, al grado de que un capítulo de la novela está
dedicado a *El huerto de Juan Fernández+, de ese autor. Durante variso años jugué con la idea de escribir *El desfile...+ Tenía los temas
centrales, algunos personajes, llené varios cuadernos con anotaciones de
distinto tipo. Me proponía escribir con una novela con un marco histórico, una
connotación política y una trama de tipo policíaco, pero me faltaba el
detonante que pusiera todos esos elementos en movimiento. Éste se disparó en
Praga, a los pocos meses de haber llegado. Tracé el esquema de la novela en
unos cuantos días, y luego comencé a escribir como en un trance mediúmnico, con
una celeridad que jamás había conocido. Por lo visto tenía la novela muy madura
en mi interior, parecía que escribía al dictado, todo se organizaba y crecía,
aparecían nuevos personajes y desde su misma entrada parecían moverse en la página
en blanco como peces en el agua. Poco después de inciado el trabajo tuve un par
de meses de vacaciones, buscaba un lugar apropiado para seguir escribiendo;
alguien me recomendó Mojácar (Almería); estábamos en primavera, y el turismo
aún no había llegado, lo que resultaba ideal. Al pasar por Barcelona, de
regreso a Praga, supe que estaba por concluir el plazo para concursar en el
Premio Herralde de Novela, y sin pensarlo dos veces entregué mi manuscrito.
Obtuve el premio y eso cambió mi vida. El Premio Herralde hizo que mis
compatriotas se enteraran de mi existencias y de ser un novelista de culto me
convertí en un escritor muy buscado y celebrado. Mi deuda con Anagrama ha sido,
pues, inmensa. Toda mi obra narrativa ha ido apareciendo en esa editorial.
-*Domar a la divina garza+ (1988) acentúa, aún más, esa capacidad suya de presentar universos
turbios y esperpénticos, narrado todo desde una perspectiva de diversas voces, )su mundo es realmente así?
-*Domar a la divina garza+ acentúa, efectivamente, el elemento esperpéntico. Aún ahora me
sorprende su humor disparatado y su lenguaje cuartelario. Por muchas razones
creo que es la novela que surge de mis zonas más profundas, de las imágenes más
antiguas que recuerdo. Me gustaría que si quedara alguna obra en el tiempo
fuera precisamente ésta.
-*La vida conyugal+ (1991), cierra, por el momento, su producción novelistica y un
tríptico iniciado en *El
desfile del amor+ y
seguido de *Domar a
la divina graza+, donde
realiza una especie de institución o fisiología del matrimonio, mostrando la
pobreza de mente de muchos seres vivos, )pretende ser un retrato de buena parte de la burguesía mexicana
actual, vacía y falta de cultura o tal vez pretende universalizar este
sentimiento?
*La vida conyugal+ como en el fondo toda mi obra de los últimos diez años me parece que
muestra, aunque sea de manera muy oblícua, mi violento desagrado al mundo
actual. Detesto el mundo de los yuppies, detesto a sus figuras ceremoniales,
Reagan, laTatcher, Yeltsin, detesto la política neoliberal y su modelo
económico que ha sido impuesto a mi país y lo ha desecho, detesto esa gris
uniformidad que se crea en torno a sus paladines, detesto la nueva costra de
intolerancia que recubre el mundo, el odio a la dialogicidad y a la diversidad
que desprende ese mundo.
-Desde su regrso a México
en 1988 su fama ha ido creciendo; en España tiene un nutrido grupo de lectores
y ahora parece estar estudiando la obra de Galdós, )todo esto se traduce en una mayor visión del panorama narrativo de
nuestros dos países desde una definitiva asunción de novelista conocido y
afamado?
No tengo ninguna ambición de
novelista afamado, ninguna estrategia, mi único deseo es seguir escribiendo, es
decir, seguir estando vivo e interesado en el mundo. El entusiasmo por Galdós
me viene desde la adolescencia y nada tiene de programático. Entre mis maestros
de juventud había algunos eminentes republicanos españoles que vivían el exilio
en México. Como es bien sabido durante la República se descubrió la verdadera
significación de Galdós. La generación del 27 fue quien lo estudió con más
sensibilidad, con mayor cercanía y emoción. El más apasionado texto sobre
Galdós que conozco fue escrito nada menos que Cernuda. También los hay
excelentes de José Bergamín y de María Zambrano. Por influencia de mis maestros
españoles me acerqué a Galdós; lo he leído y releído durante toda mi vida
adulta; sigue siendo un autor vivo y no un lastre del período escolar.
-)Cómo vive, ahora, la realidad político-social del México presente uan
vez instalado, definitivamente, en su país?
Con horror, con ira, con
desgarramiento, con temor, con fatiga, con dolor, con morbosidad, con
esperanza. Todas esas emociones y muchas otrs más conviven en mí al mismo
tiempo.
-Y enlazando con la
pregunta anterior, )cómo ve
la situación centroeuropea que usted vivió difícil y el resto de cambios que, a
marchas forzadas, se están produciendo en el viejo continente?
Con tristeza. Los comunistas
iniciaron su suicidio con la invasión de Prga en 1968. Me parece que en algunos
de estos países, por influencia de poderosos intereses económicos, el cambio Ctanto tiempo soñado y esperadoCse ha simplificado y pervertido, puesto que la noción de democracia se
ha asimilado mecánicamente a la de libre mercado. El retraso en las áreas de
culturas es terrible, el racismo atroz; sólo queda esperar que sean fenómenos
pasajeros
-Finalmente, su última
obra lleva un sugerente título y ha obtenido el Premio Mazatlán al mejor libro
del año.
He escrito una especie de autobiografía oblícua que lleva el título de *El arte de la fuga+ (1996).
Bibliografía esencial de Sergio Pitol
Cuentos
Victorio Ferri cuenta un cuento, México, Cuadernos
del Unicornio, 1958
Tiempo cercado, México, Estaciones, 1959.
Infierno de todos, Xalapa, Universidad Veracruzana,
1965. (Seix-Barral, 1971).
Los climas, México, Joaquín Mortiz, 1966.
(Seix-Barral, 1972).
No hay tal lugar, México, Era, 1967.
Del encuentro nupcial, Barcelona, Tusquets, 1970.
Asimetría, México, UNAM, 1980.
Nocturno de Bujarra, México, Siglo XXI, 1981. (con
el título de Vals de Mefisto,
Anagrama, 1984).
Cementerio de tordos, México, Océano, 1982.
Cuerpo presente, México, Era, 1990.
El relato veneciano de Billie Upward, Caracas, Monte
Ávila, 1992.
Novela
El tañido de una flauta, México, Era, 1972.
(Anagrama, 1986).
Juegos florales, México, Siglo XXI, 1982. (Anagrama,
1985)
El desfile del amor, Barcelona, Anagrama, 1984.
Domar a la divina garza, Barcelona, Anagrama, 1988.
La vida conyugal, México, Era, 1991. (Anagrama,
1991.
Autobiografía
Sergio Pitol, México, Empresas Editoriales, 1967.
El arte de la fuga, México, Era, 1996 (Barcelona,
Anagrama, 1997).
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