Los meses de julio y agosto este país sufre una parálisis
intelectual que nos deja sin amigos de mail, sin noticias editoriales, suplementos,
e incluso buena parte del día a día de un no menos curioso Facebook. Lo único que nos queda es la
lectura, y durante las próximas semanas intentaremos dejar la huella de algunas
de esos textos que, de alguna manera, despertaron o aún conservamos en
nuestra mente lectora; lecturas tan variadas como curiosas, que nos llevan a un
viaje tan real como imaginario y nos ayudarán a soportar temperaturas como las
que nos acompañarán en estos meses.
El otoño nos traerá vientos frescos con propuestas nuevas
de la mejor literatura.
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