UNA
NOVELA DE INTERÉS UNIVERSAL
(A
propósito de “El Quijote” en el mundo)
Durante todo un fin de semana la Biblioteca Pública
de Nueva York reunía a un nutrido grupo
de escritores para que Don Quijote tomara sus armas y acompañado de Sancho
Panza, volviera a salir al mundo. Esther Allen, codirectora del acontecimiento
señalaba que «El Quijote representa perfectamente el carácter universal de la
literatura que podemos impulsar en un festival como el presente, donde nos
acompañan escritores de la talla de Paul Auster, Claudio Magris, Salman
Rushdie, Laura Restrepo o Antonio
Muñoz Molina»
A lo largo
de la historia de la literatura universal hemos leído textos de Borges,
Unamuno, Azorín, Maeztu, autores del 98 que vivieron la euforia colectiva del
tercer centenario de la aparición del Quijote, Ortega y Gasset, Thomas Mann,
Torrente Ballester, Savater en la actualidad y muchos más. De todos esos
escritores que han comentado la novela universal, Vladimir Nabokov, fue, sin
dudas, el más equilibrado, certero, completo y pasional de sus lectores, en una
serie de textos recogidos en Curso sobre el Quijote.
A lo largo
de casi dos décadas, antes de alcanzar la celebridad definitiva con Lolita, el escritor Vladimir Nabokov impartió cursos de
literatura en Wellweley y Cornell, y sus clases, con el tiempo, han llegado a
constituir toda una leyenda. No es frecuente que los estudiantes tengan por
maestro a uno de los mejores autores del momento, pero tampoco lo es que un
novelista añada a su propio talento una vocación didáctica
tan nítida y eficaz, y tan libre de convencionalismos académicos. Esta
inusual libertad de criterio, brilla en el Curso sobre el Quijote con
particular intensidad, pues frente a un libro como el de Cervantes, Nabokov no
vacila en señalar tropiezos y fallas, precisamente para resaltar los valores de
la historia de don Quijote y Sancho.
Nabokov
llegó a Estados Unidos en 1940. Con el plan preconcebido de trabajar como
profesor de literatura en alguna universidad. El escritor ruso ya había
preparado algún material sobre literatura europea. Las lecciones sobre el
Quijote, recopiladas póstumamente en el libro mencionado fueron escritas cuando
ya era profesor en la
Universidad Cornell. Para preparar el material de su curso,
el autor eligió la traducción realizada por Samuel Putnam, publicada en 1949
por la editorial Viking Press.
La lectura
que hace Nabokov de la novela de Cervantes es asombrosa por la profundidad de
análisis, por su humor y sus ecuánimes puntos de vista. Nabokov no realiza un
estudio achacoso y erudito del libro, sino que trata desentrañar de cara y
sobre todo para sus alumnos esas magias parciales de las que ya había hablado
Borges y no lo hace desde la crítica misma, sino como un acucioso, sistemático
y contestario lector.
El curso
sobre la novela de Cervantes se inicia delineando lo real y lo ficticio. Trata
de establecer los parámetros entre el mundo de las novelas y el mundo real. Por
esa razón escribe: “Vamos a hacer todo lo posible por no caer en el fatídico
error de buscar en las novelas la llamada vida real. Vamos a no tratar
de conciliar la ficción de los hechos de la ficción”. Para el autor ruso las
novelas eran sólo cuentos de hadas excelsos, y por consiguiente contenían
mundos originales en sí mismas muy distantes/distintos del mundo real del
lector.
A Nabokov
le interesaba el Quijote como expresión estética con sus defectos o sus
aciertos artísticos y no como mito intelectualizado, como apología humanista ni
revelación siquiátrica y moral. No estaba interesado en perderse en esa
palabrería rebuscada de críticos que colocaban la novela en un altar lleno de
mistificaciones tan disparatadas como el personaje principal de la historia. En
torno al Quijote se desarrolla un choque de opiniones, a decir del mismo
Nabokov, que algunas tienen el timbre de la mente firme pero pedestre de Sancho
y otras recuerdan la furia de don Quijote contra los molinos.
Y otro
insigne lector, con respecto al hecho de cómo el Quijote se ha mantenido invulnerable hasta nuestros días,
con cifras de ventas, con naturaleza best-seller, Jorge Luis Borges había
dicho ya en 1930, en “La supersticiosa ética del lector”, uno de sus textos sobre crítica literaria, que el mayor mérito del Quijote no es el estilo, sino el manejo
de los elementos psicológicos, y que a Cervantes le interesaban demasiado los destinos de sus dos antihéroes
para dejarse distraer por su propia voz.
El
profesor Javier Rubiera, de la
Universidad de Montreal, comparaba recientemente en el
periódico, El Norte de Castilla, al personaje del Quijote con el Charlot, de
Chaplin. Hay que pensar que algo universal del Quijote es su imagen que está en la mente de todos. Ese
hombre viejo y delgado subido a un caballo esquelético. Unos pocos rasgos lo
identifican inmediatamente. Pues bien, un bombín, un bastón y un bigotito son
suficientes para identificar a Charlot. Ambos personajes simbolizan dos
momentos de crisis. Uno, la caída del Imperio español en el XVII y otro la
crisis de 1929 en Estados Unidos y Europa.
Otro sentido
universal resulta de las comparaciones que hacen los eruditos y críticos
especializados entre Cervantes y Shakespeare. Ambos escritores murieron en
1616. (Aunque por Nabokov nos enteramos que murieron bajo diferentes
calendarios y existe por lo tanto una diferencia de diez días). La influencia
intelectual de ambos en inmensa. Muchos críticos equiparan la inteligencia, la
imaginación y el humor de dramaturgo inglés con el sentido de humor de
Cervantes, su imaginación desbocada y su capacidad intelectiva. En un libro
reciente “Cómo leer y por qué”, Harold Bloom repite los lugares comunes en
torno a Shakespeare y Cervantes: “Si se me permite ser totalmente secular, a mi
Cervantes me parece el único rival posible de Shakespeare en la literatura
imaginativa de los últimos cuatro siglo...”
Para
terminar, el mismo Harold Bloom, afirma que «los dos héroes de Cervantes son
simplemente los dos personajes literarios más grandes de todo el cannon
occidental (...) su fusión de necedad y sabiduría y su indiferencia sólo pueden
ser igualados por los hombres y las mujeres más memorables de la historia
literaria. A estas alturas, ya no somos capaces de ver qué hace de Don Quijote
una obra tan permanentemente original, tan profundamente extraña. Y a la hora
de buscar el juego del mundo en la mejor literatura, ésta es la obra en donde
siempre lo encontramos».
Curso:
Charlas sobre El Quijote (2005)
Pedro
M. Domene
I.E.S.
Albujaira (Huércal-Overa)
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