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VIDA
DE UN HÉROE
El cabo Juan Castro Pérez vive algunos de
los episodios de la
Guerra Civil con esa otra mirada que le otorgan tanto su
oficio como su condición social. Con respecto a lo primero es acemilero y
recorre el frente cordobés con sus mulas y, en cuanto a su condición humana, ha
sido criado en la finca «La
Quintería» del Marqués de la Pineda, situada en la
provincia de Jaén, sobrevive con la esperanza de volver con sus padres y su
señor. Una vez acabada la contienda piensa llevarse un botín de guerra: una
mula abandonada que encontró una mañana mientras buscaba espárragos en el
monte. Este es el planteamiento inicial de La mula (2003), la última
novela de Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948), un autor que aprovecha el
marco bélico para contar, con una mirada amable, no exenta de cierta ironía,
algunas de las difíciles situaciones y experiencias vividas en ambos bandos.
El marco histórico de la guerra es el
frente de Sierra Morena, localizado geográficamente en muchos de los pueblos de
la provincia de Córdoba, con recuerdos de su Jaén natal. El cabo acemilero se
afana, en los últimos meses de contienda, porque no descubran al animal que no
pertenece al regimiento y, así, sobrevive en el bando sublevado, esto es, el
nacional, al que, poco antes, se ha pasado por su estricta condición servil. A
trazos es un relato divertido sobre el sinsentido de un país levantado en armas
pero cuyos soldados viven, a veces, en condiciones de verdadera camaradería. Y
esto es lo más significativo de la novela, el tono humorístico de algunas
situaciones y actitudes de sus protagonistas. Al cabo le ocurre algo que
llevará a la novela por esos otros derroteros, el de la comicidad y el
sarcasmo, cuando un mañana que pierde a la mula Valentina y, en medio de
un bombardeo, sale a buscarla. La aventura termina felizmente, incluso un grupo
de milicianos, ante la inminencia de un final, se entregan al acemilero para
salvar la vida. Un avispado periodista de ABC aprovechará la gesta para
convertir a Juan Castro en un héroe de guerra, condecorado por el mismísimo
General Franco. A partir de la creación del héroe, los sucesos se precipitan
para este antihéroe que debe viajar a Córdoba y rodar un documental para la
industria cinematográfica alemana, seguirá hasta Burgos para asistir a la
pantomima de una ceremonia que celebrará su valor frente al enemigo. En la
ciudad, Eslava Galán, le hará vivir una experiencia sexual, denigrante, cuando
una joven falangista se aprovecha de su torpe condición para saciar su apetito
de macho obrero. Es su contribución a una superioridad de clase. De vuelta en
el regimiento, algo ha cambiado, su antigua novia le ha perdonado sus mentiras,
sus compañeros lo admiran; pero, en realidad, en una vuelta de tuerca el joven acemilero percibirá cómo forma parte
de una mentira, aprende que la guerra misma
unos la inician por interés y otros la padecen con el único deseo de
sobrevivir. Y, finalmente, descubre su realidad más cercana cuando encuentra el
cadáver de Churri, su vecino y amigo, y tiene que enterrarlo con sus propias
manos o cuando se entera de que su novia, Conchi, lo ha dejado por un brigada
de mejor familia. Para colmo, en el último recuento de acémilas y caballería
descubren que, durante todo ese tiempo, no ha sabido contar los animales y su
vuelta la realizará sin el ansiado botín después de haber participado en una
guerra falsa que para él se ha convertido en una farsa donde tiene cabida tanto
el dolor como la muerte.
LA MULA
Juan
Eslava Galán
Barcelona,
Planeta, 2003
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