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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Angela Carter


A
Amor

                   “Dicen que hay cuatro estaciones./ Yo digo que solo hay dos:/ si no estoy contigo, frío;/ si estoy contigo, calor.
                                                                           Copla Popular Española
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Angela Carter reescribe los cuentos de hadas tradicionales




Sexualidad, desde el erotismo más seductor a la violencia, poder y sumisión, civilización y barbarie, inocencia y perversión, temas que reaparecen en estas historias de La cámara sangrienta de la editorial Sexto Piso, ilustrada por Alejandra Acosta.





         El término literatura fantástica puede resultar enormemente confuso. Popularmente, conceptuamos como literatura fantástica cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, la magia o la intervención de criaturas inexistentes. Esta definición resulta ineficaz en numerosas ocasiones, elementos sobrenaturales han estado presentes en los relatos mitológicos y religiosos y su presencia tiene un carácter distinto del que posee en la civilización actual. Tzvetan Todorov, en su Introducción a la literatura fantástica (2005), definiría lo fantástico como el momento de duda de un personaje de ficción y el lector implícito de un texto, compartido empáticamente. Los límites de la ficción fantástica estarían marcados por el amplio espacio de lo maravilloso, se descarta el funcionamiento racional del mundo y lo “extraño”, o el “fantástico explicado”, en el que los elementos perturbadores son reducidos a meros eventos infrecuentes pero explicables. Otra definición posible, con fundamentos y criterios históricos, sostiene que la literatura fantástica se define en el seno de una cultura laica, sin un origen divino, por tanto sobrenatural a los fenómenos conocidos, y persigue una explicación racional y científica. En esta situación, el relato fantástico introduce un elemento discordante con el orden natural, que produce inquietud en el lector, y este elemento sobrenatural no sólo sorprende y atemoriza por ser desconocido, sino que abre una fisura en todo el sistema epistemológico de su mundo, susceptible de dar cabida a toda clase de sucesos insólitos y monstruosos. Causa cierta confusión que esa literatura recreada a partir de mitos preexistentes sea llamada fantasía, o fantasía heroica: casos de El señor de los anillos y Las crónicas de Narnia, sin olvidar a Arthur Conan Doyle y Henry Ridder Haggard, quienes escribieron terror y ciencia ficción, creando la actual confusión entre estos denominados tres “géneros”. Lo neofantástico se relaciona también con el llamado “realismo mágico”, denominador común de muchos de los escritores del boom hispanoamericano, y que tiene su principal referente en Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, y por otra parte, la literatura maravillosa ha creado un público y un sector editorial especializado, gracias al gran éxito del mítico Lovecraft, y después, J. K. Rowling, Ursula K. LeGuin, Terry Pratchett (quien aborda el género desde una perspectiva posmoderna de la parodia y la metaficción) o, el más reciente, George R. R. Martin, con su heptalogía, Juego de tronos.





 La cámara sangrienta

          Las obras más conocidas de Angela Carter forman parte de la literatura fantástica. Sus procedimientos narrativos y sus frecuentes referencias intertextuales revolucionaron en la década de los sesenta el género y la relacionan con el postmodernismo anglosajón. Especialista en lengua y la literatura francesas, existe en su obra una importante deuda con el surrealismo, y con algunos autores franceses clásicos, Sade o Bataille. La cámara sangrienta y otros cuentos se publicó en 1979, una colección que puede inscribirse dentro del género gótico. Las historias del libro son reescrituras de cuentos de hadas y cuentos tradicionales y folklóricos. La autora desvela el contenido latente que hay en esos cuentos de formación para la infancia y juventud. Ese contenido consiste en un intento de construcción social, cultural, moral, ideológica, que afecta directamente a las mujeres, sobre todo a la niña y a la muchacha núbil en su transición a la edad adulta e iniciación a la sexualidad. Lo que se construye así, lo que construye el patriarcado, nos indicará la autora, es la identidad femenina, y Carter, tras deconstruirla precisamente, la reescribe y subvierte en una vuelta de tuerca a cada historia sobre la que se inspira. Sexualidad, desde el erotismo más seductor a la violencia, poder y sumisión, civilización y barbarie, inocencia y perversión, temas que reaparecen en estas historias de La cámara sangrienta, dentro de esa línea temática principal, la construcción de la identidad femenina de género y la sexualidad. Angela Carter elabora su escritura tanto en el contenido (juego de motivos literarios, intertextualidad y polisemia), como en la forma, tan barroca como densa, impecable: las imágenes, nada convencionales, alcanzan una belleza extrema, impactan porque despiertan nuestros sentidos; en ocasiones, su mundo ficcional es poco común, una fauna de personajes extravagantes, llega a exasperar al lector por la complejidad de ciertos textos, por su excesivo simbolismo, por sus finales abruptos, desconcertantes o hasta incomprensibles. No resulta una lectura fácil, pero la narradora sobresale por la pulcritud de sus textos. Significativo el cuento que da título a la colección, “La cámara sangrienta”, basado en la historia de Barba Azul, y recuerda a Rebeca, de Daphne Du Maurier, o la película de Hitchcock; la violencia patriarcal es llevada al máximo, que se enfrenta a la inocencia y al deseo de conocimiento de la protagonista, y solo así se libra del castigo aplicado a ese afán de saber, gracias a otra mujer;
“La novia del Tigre” y “El cortejo del señor León”, son dos versiones sobre el eterno drama de la Bella y la Bestia, y en cuanto a “La dama de la casa del amor, es una deliciosa recreación de una Bella durmiente vampira, a la que Carter añade un mundo antiguo, decadente, vampiros clásicos, pero sucumbe ante la realidad tan destructiva como mecánica de nuestro siglo XX. En “La compañía de los lobos” reescribe el cuento de Caperucita Roja, resulta divertido, malicioso y subversivo desde un punto de vista feminista, y aunque complejo, podemos extraer varias interpretaciones, y cada palabra, cada frase está medida, cuidadosamente trabajada; el relato atrapa, como el bosque descrito que encierra a la joven protagonista, y la engulle.

          El feminimo de Angela Carter queda patente, sus declaraciones consideradas “polémicas”, reproducían los ecos de su insistencia en repetir, personajes de mujeres seducidas por varones bárbaros, incivilizados, salvajes, incluso violentos. Lo femenino y lo masculino, patriarcado y matriarcado; la naturaleza en su ciclo de estaciones y de vida y de muerte, en su oposición a la cultura, el intelecto, el mundo civilizado, son otros temas que encontramos en esta colección de diez relatos, magníficamente ilustrada por Alejandra Acosta.

 

                 Biografía


Angela Olive Stalker nació en Eastbourne, condado de Sussex, al sur de Inglaterra, un 7 de mayo de 1940. Durante los bombardeos alemanes fue evacuada al condado de Yorkshire, donde pasó varios años con su abuela materna, la familia se instalaría en Londres, donde su padre trabajó como periodista. Ella misma colaboró en el diario Croydon Advertiser. En 1960 contrajo matrimonio con Paul Carter, y se mudaría a Bristol. Publicó su primera novela, Shadow Dance, en 1966. Al año siguiente La juguetería mágica, en la que ya está presente el interés de Carter por los cuentos infantiles de tradición oral y por el psicoanálisis. Con Varias percepciones (1968) obtuvo el Premio Somerset Maugham. En Bath escribió algunas de sus obras más conocidas, El doctor Hoffmann y las infernales máquinas del deseo (1972), Fuegos de artificio (1973), La pasión de la Nueva Eva (1977), y La cámara sangrienta y otros cuentos (1979). Entre 1970 y 1980 trabajó en varias universidades del Reino Unido, Estados Unidos y Australia, experiencias que tuvieron una gran influencia en sus obras posteriores. Murió en 1992 de cáncer.

 

Angela Carter; La cámara sangrienta; ilustraciones de Alejandra Acosta; Madrid, Sexto Piso, 2014; 178 págs.

 

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Interesantísima primera propuesta para un blog que promete ser ambicioso. Deseosa ya de leer los relatos de Cámara sangrienta y disfrutar de su calidad literaria y de sus acertadas ilustraciones. Cómo no, excelente crítica.

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  3. Buena recomendación para empezar, ahora a buscar un hueco para leer.
    Mª Ángeles.

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