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lunes, 7 de noviembre de 2016

Desayuno con diamantes, 86



LA HISTORIA INTERMINABLE DE MICHAEL ENDE

       Michael Ende estuvo siempre convencido de que un mundo no habitable por los niños tampoco podría serlo por los adultos. El reino de la fantasía pobló de imaginación su escritura y de su pluma salió la historia fantástica que jamás se haya contado, La historia interminable (1979), la historia del reino de Fantasía y sus mágicos pobladores. Michael Ende abandonaba este mundo el 29 de agosto de 1995 y su propósito fue siempre recurrir a lo mágico para explicar la realidad.

       Durante años se ha escrito y pensado despectivamente sobre la literatura infantil, calificándola como un subgénero sin futuro alguno y escrita, precisamente, para un público poco exigente. Las últimas décadas han demostrado que ya se está muy lejos de tales afirmaciones, sobre todo a raíz de éxitos tales como Momo (1973) o La historia interminable (1979), ambas del autor alemán Michael Ende, Harry Potter, de J. K. Rowling o nuestro Manolito Gafotas, de Elvira Lindo, que hoy se han convertido en clásicos de la literatura juvenil. Las obras del desaparecido escritor alemán muestran ese juego libre e ilimitado que posee la imaginación, ese que se sustenta en la búsqueda del placer, de la belleza y de la verdad y cuya esencia está en ese reino donde habita el misterio y la maravilla. Era consciente, además, de que lo mágico debe tener un ancla muy visible para unir lo imposible a la tierra. Supo en todo momento que su literatura era una forma de ofrecer educación a una población lectora que de otra forma nunca se acercaría a un libro.

Una vida maravillosa

       Michael Ende había nacido en la localidad bávara de Garmisch-Partenkirche en 1929 y fue el hijo único del pintor surrealista Edgar Ende, cuyo arte debió influir posteriormente en su carrera literaria. Siendo ya un joven, se vio inmerso en la segunda guerra mundial en la que participó como mensajero de la organización clandestina antinazi. Después de la guerra, un amigo lo introdujo a un comunidad cristiana fundada por el pensador Rudolf Steiner. Allí tuvo los primeros contactos con la filosofía, que luego profundizó cuando su padre, decepcionado de la pintura, se decidió a investigar el mundo interno de los humanos. El espejo en el espejo (1984), es la obra de Michael Ende con más influencia paterna, donde muestra al lector cómo conocer el mundo lejano de lo visible. Al mismo tiempo que recibe esta doble influencia, decide ingresar en una escuela de teatro, permaneciendo en ella entre 1947 y 1950, sin tener ningún éxito. Empieza a escribir guiones para cabaret y fue director del «Teatro del Pueblo» en Münich. Finalmente, decidió dedicarse a la literatura y, tras varios intentos, publicó en 1960 un libro que muy pronto le abriría las puertas del mundo infantil y juvenil, Jim Botón y Lucas el maquinista, la historia de un rey que habita un isla y tiene tres súbditos y medio, pero un día el maquinista y su ayudante tienen que abandonar la isla para iniciar un maravilloso viaje que les llevará hasta la China, un país muy literario y posteriormente al desierto, habitado por seres maravillosos como el gigante aparente. En 1973 publicó Momo, uno de sus grandes éxitos, en realidad una alegoría sobre cómo saber utilizar el tiempo y no ser dominado por él. A partir de este momento y a raíz de recibir el «Deutscher Jugendbuchpreis», el equivalente al Premio Nacional de Literatura Infantil,  su vida estará consagrada a la literatura.

Sus principales obras


       Tras el éxito de Momo las apariciones de Ende por medio mundo se convierten en un ir y venir que pronto agotará al escritor. Muere su madre a quien ha acompañado en los últimos años de su vida, escribe una ópera inspirada en los textos de Momo, visita Japón y da por terminada la que iba a ser su obra más famosa, La historia interminable que se publica en 1979. Es la historia del joven Bastián Baltasar Bux, un niño tímido al que le encanta leer y posee una portentosa imaginación, hasta que un buen día descubre un fantástico libro en el desván de su colegio y se pregunta acerca de dónde puede estar ese lugar denominado Fantasía. Para ello tendrá que zambullirse en la lectura de ese mágico libro y lo que allí se cuenta es la historia de Atreyu, el valiente guerrero y también del lector protagonista que, a lo largo de la historia, llega a ser Emperador junto a una galería de personajes que forman ya parte de la gran historia de la literatura juvenil. El cine pronto se aprovechó del éxito y le ofreció a Ende la posibilidad de adaptar su obra en una gran producción. La película se rodó en 1984 y el resultado no gustó nada al autor que muy pronto vio como su historia era falseada; no obstante en 1990 se rodó una segunda, puesto que la primera sólo había puesto imágenes a la primera parte del libro y aún una tercera de un director desconocido. Nuevas historias se sucedieron en la década de los ochenta, Tragasueños (1983), El Goggolori (1986), Jojo, historia de un saltimbanqui (1988), y posteriormente El secreto de Lena (1991), La sopera y el cazo (1993), El largo camino hacia Santa Cruz (1994).
               En marzo de 1992 se le detectó una inflamación en el esófago en un chequeo que le hicieron. Viajó a Japón de octubre a noviembre para celebrar la venta de un millón de ejemplares de Momo, la que sería su última visita al país. En junio del siguiente año le fue detectada una úlcera en el estómago, nuevamente en junio de 1994 se le descubrieron células cancerosas y fue operado en el Hospital de la Universidad de Münich donde pasaría más de quince días internado; en agosto empezó el tratamiento anticanceroso. Finalizó el tratamiento en enero de 1995, en abril, un médico le dijo que ya no se podía curar su cáncer, en mayo se internó en un hospital cerca de Stuttgart, a finales de julio era incapaz de comer y el 28 de agosto a las 19´10 en el horario europeo de verano falleció a los 65 años el mago de la imaginación.
       En 1994 aparecía en las librerías el libro más atípico de Ende, sus Carpetas de apuntes (edición española de 1996) que contiene, en palabras de Roman Hocke, el resumen de un archivo con montones de fichas, hojas manuscritas, además de otro material de escritura menos usual, facturas, entradas de teatro, sobre las que escribía comienzos de novelas, ideas de todo tipo, escenas sueltas, borradores de nuevos relatos. En general esta compilación pretende ofrecer esa otra característica del singular escritor que fue Ende, la coexistencia de imágenes y pensamientos de su mundo imaginativo, ese que ofrece también la perspectiva de un mundo especulativo en el que se vio inmerso este renovador de la literatura fantástica y juvenil alemana.

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