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CONTAR
HASTA DIEZ
Javier Mijé (Sevilla, 1969) es una
narrador que siempre cuenta hasta diez para añadir una sola palabra en
cualquiera de sus cuentos, y además cuando juega y realiza artificios
lingüísticos, con evidentes alusiones a una auténtica prosa poética, lo hace
muy seriamente, con un estilo irreprochable, donde cada frase y cada párrafo
están cuidados con una obsesiva alusión a la gracia y finura literarias. Hace
unos años publicaba una primera colección de relatos, El camino de la oruga
(2003), que muy pronto llamó la atención por el dominio de lo íntimo en sus
historias, y por su capacidad para retratar la soledad en algunos de sus
protagonistas. Recientemente ha vuelto al terreno del cuento con, El
fabuloso mundo de nada (2010), un título con la suficiente ironía como para
tratar en sus páginas fragmentos, acontecimientos, vacilaciones donde la
confusión abunda, y la monotonía contemporánea es tolerable. Con ecos del mejor
Carver, señalaba la crítica especializada, aunque las comparaciones con autores
de renombrado prestigio nunca facilitan las cosas, el estilo de Mijé posee la
brillantez propia suficiente y una especial capacidad para adecuar las
alusiones del lenguaje a sus textos, muestra inequívoca tanto del dominio de la
realidad como de la imaginación del narrador.
En El fabuloso mundo de nada
Javier Mijé amplia su horizonte geográfico: Londres, Lisboa, Mallorca,
Barcelona, aunque su estilo particular, la coherencia en lo huidizo y lo
alusivo, es suficiente como para mantener la tensión de estos doce relatos que
nos hablan de amor, de soledad, esa que resulta totalmente destructiva, de la
incomunicación, del desencanto, del fracaso y de las estrategias de poder,
incluso de violencia, tan presente en la actualidad. Sus personajes, de una
asombrosa actualidad, muestran un vacío existencial y una insatisfacción
crónica, muchos protagonizan parejas rotas, envueltas en una melancolía casi
sentimental, cuentan una infelicidad que se traduce en miedo al compromiso,
como ocurre en los cuentos «Las tres y diez» o «Asiento de ventanilla» o
«Análisis». Son historias cotidianas que aluden a ese desamor apuntado,
rupturas sentimentales, aburrimiento o, incluso, hastío. Y una lectura
diferente, tan lúdica como esperpéntica, que formaría parte de esa metáfora de
la vida, una representación teatral como sucede en el presente, donde la
monstruosidad alienta nuestras vidas y, quizá, por este motivo no resulta raro
que Mijé ambiente cuatro de sus relatos en el espacio del circo, donde lo
monstruoso y lo feo, ejemplifican ese mundo de nada, espectáculo y vida, como
ejemplos de un espacio concreto, que incluye fantasía y risa, o representa el
continuo movimiento de las caravanas circenses, ejemplificado magistralmente en
«Cuento de la mujer barbuda, la luna y el león» y «Un disparo mortal».
EL FABULOSO
MUNDO DE NADA
Javier
Mijé
Barcelona,
Acantilado, 2010
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