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PURGATORIO,
INFIERNO, PARAÍSO
Los conceptos del amor y del infierno se
entrecruzan en esta novela de amplias pretensiones, como es habitual en la
literatura de Jesús Ferrero (Zamora, 1952), aunque en esta ocasión, con Balada
de las noches bravas (2010) ensancha horizontes, porque en su relato
desarrolla una perspectiva generacional, los hijos de un París convulso, el
estigma de una época cuya filosofía, con la visión de Althusser, Foucault, Lacan
y Deleuze, concebía la abominación, la locura y la traición como el resultado
del más auténtico sentimiento del desamor. Ferrero nos recuerda en esta nueva
novela el ambiente juvenil de Ángeles del abismo (2005) y sus problemas
para llegar hasta una edad adulta, condicionados por el peso de una memoria, la
fuerza e intensidad del pasado y las experiencias desarrolladas a lo largo de
una vida, aunque ahora los niños, adolescentes y posteriores jóvenes inquietos
de Balada de las noches bravas se muestran deseosos de ampliar mundo, de
huir de una vida provinciana, están obsesionados sobre todo por viajar a París,
la ciudad de la libertad, ese lugar de culto y cosmopolita que siempre habían
soñado.
Ciro, Beatriz, Alvar, Sara, Rubí,
Claudio, Roco, los hermanos Bidar cuentan sus historias, muchas de sus
vivencias personales, los escenarios de una niñez y de una pubertad que se
desarrolla entre el País Vasco y Pamplona, para posteriormente convivir en
ciudades como París, Ginebra, y en el caso de Ciro y Beatriz, los auténticos
protagonistas, llegar hasta China, obsesionados por el recuerdo de un
enigmático jesuita, el tío Camilo. Ferrero se esconde tras un narrador que
recrea excelentes páginas en el sórdido hotel Marigny, lugar por donde pasaran
Turgueniev y Tólstoi, o cuando ayudado por Proust, el lacayo Albert Le
Cruiziat, lo convirtiera en prostíbulo de muchachos. Sobresale el pulso de las
abundantes reflexiones a que somete el texto su autor, epílogo de un
romanticismo trasnochado del 68, portadores de una época de incertidumbres, de
ideales y de utopías solo posibles en las aulas parisinas, al hilo de lecturas
y seminarios de los cultos filósofos del momento. Y aun habría que sumar la
visión del narrador acerca de los poetas, Irigoyen, Valente, Costafreda, Carlos
Edmundo de Ory, o el profesor Agustín García Calvo Al mismo tiempo queda, perfectamente,
hilvanado el relato de los amores intermitentes y conflictivos de la pareja
protagonista: Ciro y Beatriz, la amiga de la infancia, cuya continua deslealtad
y traición provoca en ambos esa exploración de las relaciones de pareja y que,
de alguna manera, supone asumir el rol entre hombres y mujeres desde una
perspectiva de total libertad, incluida la sexual que, indudablemente,
provocará el desencanto a toda una generación, y por extensión una excéntrica
psicología poco comprendida en la época, que hoy percibimos como de auténtica
revolución, aunque nuestros jóvenes ya sienten como trasnochada.
BALADA
DE LAS NOCHES BRAVAS
Jesús
Ferrero
Madrid,
Siruela, 2010
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