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sábado, 19 de septiembre de 2015

Luis García Jambrina



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EL MANUSCRITO DE PIEDRA



      Hace ya algunos años, concretamente en la década de los 80, el giro que se dio a la novela histórica supuso la definitiva consagración a un género que desde entonces diversificó a los lectores: aquellos que gozaban con una novela culta, con escenarios y ambientes bien descritos, que recreaban una época concreta, y otros que añadían a ese tipo de textos un intriga policíaca, criminal, con asesinos en mitad de la historia. Quizá por lo expuesto, una novela como El manuscrito de piedra (2008), de Luis García Jambrina, sea la perfecta combinación para ese tipo de lector al que hemos aludido, una verdad histórica y una trama de investigación policial. Esto es lo que ocurre en esta asombrosa novela: a finales del siglo XV, el joven, Fernando de Rojas, estudia Leyes en la Universidad de Salamanca y por encargo de don Diego de Deza, obispo de la ciudad, tendrá que investigar la muerte de fray Tomás de Santo Domingo, catedrático de Prima de teología en el Estudio General salmantino.
    A cualquier lector le puede resultar curioso el hecho de que un personaje literario de fama universal como Rojas, autor de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, sirva al novelista para fraguar una trama mitad histórica y mitad policíaca con algunos de los consabidos ingredientes de ambos géneros. Pero como la ambientación histórica exige rigor, García Jambrina, sin duda, experto conocedor de la obra del clásico, así como de la Salamanca del XV, de la vida universitaria, religiosa, incluso de la mundana, despliega sus conocimientos, los pone a servicio de la buena literatura y urde una trama en torno a la investigación que debe llevar a cabo el joven Rojas, en la que irán apareciendo personajes reconocibles de la literatura y la cultura española de aquellos años, y además proporciona el interés suficiente al lector para seguir avanzando porque, en ningún momento, decae el interés por ver el final de esta historia. Y al hilo de todas estas características, y no menos importantes, la ambientación, la recreación, el espacio en el que se mueven los personajes reales y de ficción de El manuscrito de piedra son de una perfección y convicción magistrales porque el lenguaje, la oratoria, la información que se suministra en los diálogos de los protagonistas, roza la perfección y, el autor, se permite alguna que otra crítica social como las que llevan a cabo el propio Rojas y, sobre todo, fray Antonio el herbolario amigo suyo. Una nota sobresaliente más, la trama a que se enfrenta Rojas para desvelar los entresijos de ese crimen y, sobre todo, para hacer un repaso a los difíciles momentos por los que pasaban los conversos en la sociedad salmantina y en el resto del reino, o los problemas de sucesión de los Reyes Católicos aprovechando esa crónica histórica con que nos deleita García Jambrina para así configurar plenamente la trama completa y equilibrada de una novela, o en este caso de un libro que debe leerse como una auténtica ficción.  
                                                                         

EL MANUSCRITO DE PIEDRA
Luis García Jambrina
Madrid, Alfaguara, 2008
                                                               


1 comentario:

  1. En esta ocasión, siento disentir. A pesar de ser de mi tierra, esta obra me dejó frío, demasiadas elucubraciones y una forma de escribir
    cercana a los best sellers

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