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Un cuento minimalista: El
festín de Babette.
Isak Dinesen la autora de Memorias de África (1937) y Cuentos de invierno (1942), escribe
sobre los principios religiosos de una comunidad de pescadores en un aislado
pueblo de la costa danesa, y lo titula El
festín de Babette (1934). Círculo de Lectores/Nórdica editan una nueva
edición ilustrada por Noemí Villamuza de este cuento.
El festín de Babette es un relato breve
que narra la historia de dos hermanas, hijas de un pastor luterano, que en el
pueblo noruego de Berlevaag había fundado un pequeño grupo piadoso. Una vez que
muere el venerable maestro serán sus hijas, educadas en la austeridad y
dedicadas a realizar obras de misericordia, quienes se encarguen de mantener
viva la memoria de su padre y sus enseñanzas. Tras el episodio de unos amores
frustrados, que convierten este relato en un auténtico cuento, Martine y
Philippa, recogen a una misteriosa mujer francesa, Babette, que llega huyendo
de la Comuna de París, y cuyo marido e hijo han muerto. Las hermanas, aceptan
con cierto recelo la llegada de la mujer, que viene de la ciudad del pecado, sin
embargo la admiten porque ha sido encomendada por un viejo amigo, Achille
Papin, y ellas en su vida solo conocen la caridad.
Desde la llegada de Babette han
transcurrido doce años, en los que ha servido a sus señoras con abnegación y
fidelidad, cuidando de los intereses de las hermanas. Por entonces se cumple el
centenario del nacimiento del padre y maestro, y la buena sirvienta demanda el permiso
de sus señoras para preparar una cena que celebre el acontecimiento. Las hermanas
consideran la ceremonia un lujo innecesario y pecaminoso, pero acceden al ruego
de su criada por ser la primera vez que demanda algo de ellas. Asombradas y
asustadas, asisten a los preparativos de un fabuloso festín, porque a Babette le
han enviado fabulosos manjares y exquisitos vinos de París, que ella misma ha
pagado con el premio de diez mil francos ganados en la lotería.
La noche señalada los viejos discípulos
y seguidores del venerable maestro viven una experiencia entre lo místico y lo
sobrenatural al saborear los deliciosos platos y los finos vinos, del menú
compuesto por Babette. Nadie es consciente de las finezas que saborean, a
excepción de un viejo general, que conoce la vida mundana, y reconoce alguno de
los elaborados platos franceses que en esa humilde casa noruega le sirven esa
noche.
Un sentimiento de felicidad, de alegre
hermandad, une esa noche a los asistentes a la cena, cerrando así viejas
heridas que amenazaban con disolver el pequeño grupo. Cuando, al terminar la
velada, las hermanas acuden a la cocina a agradecer a su fiel Babette la
espléndida cena que ha ofrecido a sus invitados, la criada les sorprende con la
confesión de que la cena no ha pretendido ser un obsequio en reconocimiento a
la caridad de las hermanas, sino una satisfacción que la propia Babette se
ha querido otorgar a sí misma: fue el más famoso chef del más famoso
restaurante de París, y cocinar es para ella un arte, a través del cual y por
su diestra ejecución es capaz de otorgar la felicidad a la gente que disfrute
de sus platos. Las hermanas piensan que Babette pretenderá regresar a su
patria, dejando la humilde casa de las caritativas hermanas.
En realidad, se trata de una sencilla pero
hermosa fábula acerca del genio que una persona tiene, ese que no puede
ocultar, y de la necesidad de dejarlo brotar cuando se presenta la ocasión,
tanto para el deleite de los demás, como para propia satisfacción.
Desde una perspectiva piadosa, Dinesen,
convierte a Babette, en un instrumento humano abnegado y generoso que revela un
estado de gracia en los personajes de esta historia. El halo de silencio que
rodea a la cocinera francesa, la convierte en un personaje minimalista porque
es una artista de la cocina, se recrea en la preparación de la cena, y muestra
su carácter más generoso. Babette, en definitiva, es tremendamente fiel a su
destino.
Las ilustraciones, como siempre,
acertadas de Noemí Villamuza (Palencia, 1971) que durante buena parte de su
infancia pasaba ratos estupendos dibujando, así que se fue a Salamanca a
estudiar Bellas Artes. Vive en Barcelona desde el año 1998, y lleva más de
veinticinco libros publicados, uno de ellos fue Premio Finalista Nacional del
Ministerio de Cultura, y otros han sido editados en Corea, Estados Unidos o
Japón. En 2007 recibió el Premio Junceda por sus ilustraciones para El festín de Babette. Le gustan mucho
los lápices suaves, vestirse de rojo y desayunar fuera de casa.
Isak
Dinesen, El festín de Babette;
ilustr., de Noemí Villamuza; Barcelona, Círculo de Lectores, 2017.
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