Amaneceres
El final
Y llegó el final, tu final, el que todos
esperábamos y que no queríamos aceptar. Y por los caminos tortuosos de mi mente
quedará el recuerdo de aquellas tórridas tardes esperando tu llegada; de mi
primera muñeca, esa que conseguiste a costa de renunciar a los beneficios
obtenidos por la venta de hermosas naranjas; de tu mano tendida hacia la mía
para hacerme descubrir la primera mirada frente al mar; de tu mandato y
dirección sobre los cimientos de nuestra casa para que ni el más devastador de
los terremotos pudiera destruirla. Y, en esa nube desdibujada a lo lejos,
quedarán siempre los reflejos de tu inmensa bondad, tu altruismo incondicional
y tu infinita generosidad con todo y con todos.
Y, paradojas del destino, la vida unió
vuestro amor prohibido un cuatro de septiembre, la muerte lo volvió a fundir,
en la misma fecha, sesenta y cuatro años después. Llegó el final, vuestro
íntimo y silencioso final.
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