David Hernández Sevillano
Poética
Para mí la poesía es una manera de mirar el mundo que nos
rodea. A partir de esa mirada exterior aparece la magia, que es la
identificación con los diferentes elementos que conforman ese mundo exterior.
Es ahí donde uno se intuye. El siguiente paso, a estas alturas ineludible, es
la mirada interna. Es acá donde uno se conoce y se puede construir. Por eso la
poesía no deja de ser una búsqueda constante de las preguntas, cada vez más
certeras, que nos ayuden a explicarnos.
Según esta manera particular de entender la poesía, el mundo
que rodea al poeta tiene un gran peso en su obra porque funciona de espejo. Y
cuando me refiero al mundo que lo rodea me refiero a lo espacial, pero también
a lo temporal; me refiero al ritmo de que se rodea en su vivir; las relaciones
que establece; las circunstancias que lo han llevado a ser lo que es. En mi
caso la naturaleza en cuanto a espacio y también en cuanto a ritmo tiene una
importancia fundamental y añadiría que incluso en cuanto a elección de vida.
Por tanto -y entendiendo que
los poemas surgen del vivir, del día a día y son un reflejo de la propia
mirada-, mi escritura está indisolublemente unida a mis vivencias. Es por ello
que en parte de mi poesía la naturaleza tiene un valor esencial como punto de
partida del poema, como escenario a partir del cual el poema cobra aliento y se
mueve y trepa y trota y gime y vive.
(De Neorrurales. Antología de poetas de campo; selección e
introducción de Pedro M. Domene; Córdoba, Berenice, 2018; 156 pp.)
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