INTRODUCCIÓN
No
existe en el panorama literario español una Historia del cuento o algo
parecido a un manual de uso y de referencia. Ni siquiera algunos compendios lo
suficientemente completos que, de alguna manera, arrojen algo de luz sobre este
maltratado género. En contadas ocasiones se han historiado muy parcialmente
algunas de las últimas décadas del pasado siglo. No existe, en consecuencia,
una visión mínima lo suficientemente interesante de esa faceta narrativa breve
de tanta trascendencia en este país. Porque, buena parte de las numerosas
antologías, tanto generacionales como temáticas, se han limitado a recoger, en
un buen puñado de cuentos seleccionados, a aquellos autores que ofrecieran una
muestra de su producción breve o, en otro sentido más amplio, lo último que se
estaba produciendo en el ámbito del relato. Esas introducciones han
justificado, en gran medida, la nómina propuesta y, una tras otra, se han lamentado
del escaso eco de un género ensalzado, vivamente, desde la dedicación de
autores como Bécquer o Clarín, Baroja o Cela
hasta llegar a la generación de Aldecoa y Fraile o incluso Merino en
nuestros días.
De esa
historia pendiente del cuento literario en España de los últimos cincuenta años
(1950-2000) he tenido constancia, de los primeros veinticinco, leyendo breves y
minuciosos estudios o través de artículos, repasando pequeñas monografías o
entresacando capítulos de grandes manuales de Historia de la Literatura. Transcurrido
mucho tiempo después, he conseguido, algunos de esos volúmenes que, con mucha
dosis de paciencia uno va rescatando en los anaqueles de las librerías de
viejo. Una tarea que, ahora, es más fácil a través de ese interesante medios
que es internet. Una red que han tejido numerosas librerías
especializadas y por donde se puede viajar de uno al otro lado del mundo en
busca de los libros descatalogados o perdidos y nunca encontrados hasta ese momento. La visita a
estas librerías virtuales se convierte en todo un acontecimiento. De la misma
manera, los últimos veinticinco me los he pasado como ese devoto lector y
estudioso de un género que, recién iniciado el siglo XXI, parece salir de ese
involuntario olvido para ocupar su merecido lugar en el panorama literario pero
sobre todo en el editorial. La perspectiva histórica que nos ofrece hoy el
recién terminado siglo XX, desde perspectivas y posiciones distintas, permite
ya la valoración global de un género que se supone materia de ensayo y entrenamiento
para no pocos autores que inician su labor en el maravilloso terreno de contar,
en muy pocas palabras, y conseguir el efecto deseado en unas líneas o en
algunas páginas, una historia desde un principio hasta un final.
)Qué
es, en realidad, un cuento? Cuando a lo largo de las últimas décadas se
les preguntaba a los autores acerca de
una denominación del
género, sus respuestas han sido de lo más heterogéneo y de lo menos oportuno.
Para valorar, al menos por encima dichas afimaciones, sugiero, no obstante,
apuntar algunas de las más acertadas, como por
ejemplo la que hace años proponía Medardo Fraile cuando era requerido por una
definición del
mismo: *Un
cuento es lo más fino y personal y lo menos manchado que pueda hacer un
escritor+. Para
Enrique Ruiz García *El
cuento es la apropiación de un asunto contado con la economía máxima de los
medios de expresión y provocando una explosión+,
incluso, un autor como Jorge Cela Trulock ha ido aún más allá e insistía en que
*los
cuentos (...) sirven de campo de experiencia para ir ensayando intentos de
expresión, formas de tratar los temas+, y para Andrés Neuman, uno de los más
jóvenes e interesantes cultivadores del género contemporáneos *los géneros puros no existen+ pero
añade que, sin embargo, *el cuento es el género que mejor sabe
guardar un secreto+.
Pese a ese esforzado
intento (no sé bien por qué, quién o quienes tendrían interés en el asunto)
de arrinconar un género de tanta
trascendencia en la literatura española del último siglo, lo que se pretende
con la presente reflexión y la enumeración, año tras año, de un sólo libro de
relatos publicado, es ofrecer una guía particular o una selección propia que no
pretende establecer ningún canon porque no se parte de una idea de estilos,
tendencias, modas, aunque sí de la trascendencia de los corpus estudiados. La
referencia temporal a los últimos cincuenta años obedece a esa exclusiva
comodidad por abarcar un número lo suficientemente representativo y no
demasiado alejado de un público lector que, de alguna manera, aún hoy tiene
muchas posibilidades de leer a muchos de los autores de los libros reseñados en
esta monografía. Volver otros cincuenta años atrás, a la primera mitad del
siglo, supondría un esfuerzo mayor de búsqueda así como de localización de las
colecciones y de sus autores, muchos de ellos hoy, lamentablemente,
descatalogados a pesar de su condición de clásicos en muchos de los casos.
Evidentemente, esta pequeña monografía no resulta ser ese manual de Historia
del cuento tanto por su planteamiento como
por su extensión; así que seguimos sin historiar el género por excelencia de la
literatura española; y sólo habrá que ver en este trabajo un recurso más que
sustente esa interesante posibilidad para el futuro. Esta monografía podría verse completada con esa otra visión que arrojan las
antologías y las pequeñas monografías que, durante los últimos cincuenta años
de la segunda mitad del siglo XX, se han venido sucediendo en el panorama
literario español, un conjunto que ofrecería algunas posibilidades más para ese
manual de uso que terminará por escribirse.
El
lector, espero al menos, podrá disfrutar, como yo mismo lo he hecho, con
la ordenación de algunas de las mejores
colecciones de cuentos publicadas en la segunda mitad del siglo XX y con algunos
de los autores cuyo nombre hoy se asocia a la mejor literatura que se escribe
en este país. Los libros coinciden con los años de aparición de los mismos, es
decir, desde 1950 al 2000 y, solo, en cuatro ocasiones, 1952, 1967, 1980 y
1998, he duplicado, en el mismo año, el libro de cuentos por tratarse de
autores cuya importancia hoy en día se mide con la calidad de su escritura. La
primera, Carmen Laforet, una joven revelación que dedicó, a lo largo de su vida
literaria, sus esfuerzos al género; es un homenaje porque después de un largo
silencio fallecía este mismo año tan sigilosamente como había vivido las
últimas décadas; Francisco Izquierdo, entregaba finalizando la década de los
sesenta una excelente colección de cuentos, Las bestias y otros ejemplos,
cuya trascendencia en la narrativa andaluza posterior sentaría las bases de
toda una escuela; además, el granadino, también, fallecía recientemente, y
supone éste un reconocimiento a su amistad de tantos años; Cristina Fernández
Cubas, inauguraba con Mi hermana Elba una excepcional muestra de arte
narrativo breve cuya estela, en su obra, se extiende hasta nuestros días y,
finalmente, Soledad Puértolas, con Gente que vino a mi boda, corroboraba
su excelente debut en el género iniciado en esa maravillosa década de los 80
con Una enfermedad moral.
Reseño,
para el curioso lector y estudioso, la obra completa, incluyo, los cuentos que
componen el libro y en muchos de los casos, acompaño el aparato bibliográfico
cuando la obra ha sido reeditada o edita posteriormente. Este detalle
significa, entre otras muchas cosas, reseñar la importancia que algunos de los
corpus han tenido en el panorama narrativo breve de las últimas décadas. Un
hecho que, unido a otros factores, forma parte ya de esa historia del cuento
aún pendiente por realizar.
*La
introducción a esta pequeña monografía se publicó en 2005 y en ella cuestionaba
la importancia de ofrecer una auténtico estudio/ historia sobre el cuento
español que tanto proliferó en el pasado siglo XX y aun continúa siendo importante
en los primeros años del XXI.
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