EL
HISPANISTA GERALD BRENAN EN SU LABERINTO ESPAÑOL
El hispanista británico Gerald Brenan
(1894-1987) y su esposa, la poetisa norteamericana Elizabeth (Gamel) Woolsey,
realizaron, el 10 de febrero de 1949, un viaje de poco más de dos meses por el
centro y el sur de España. Visitaron, inicialmente, Madrid y allí tuvieron que
esperar la mejoría de una ligera gripe que contrajo el escritor; una estancia
que se prolongó durante algunos días más de lo previsto. Iniciaron su recorrido
por el Sur y viajaron a Córdoba, la primera capital andaluza que admiraron; el
26 del mismo mes estaban en Málaga, desde donde se trasladaron a Churriana, ese
lugar en la sierra que aún conservaba los recuerdos del pasado y donde
mantenían la casa que custodiaban los amigos, Rosario y Antonio. Habían vivido
y abandonado el país a comienzos de la guerra civil y esta vuelta constituía un
singular reencuentro con un pasado repleto de recuerdos agradables. El diario
que Brenan llevaba en este viaje se convertiría, años más tarde, en el libro La
faz de España. Más tarde visitaron Granada para descubrir el barranco donde
había sido asesinado y enterrado García Lorca. El regreso a Madrid fue el 1 de
abril; los días que pasaron en la capital de España fueron de una continua
y angustiosa visión de lisiados y
tullidos de la guerra, así como otra mucha gente que moría de hambre. Cuando
regresaron a Inglaterra el 18 de abril, tanto Gamel como Gerald, habían tomado
la firme decisión de vivir en España el resto de sus días.
La vida de Gerald Brenan se ha
convertido—en palabras de Ian Gibson—en esa apasionante biografía del más
entrañable hispanista de todos los tiempos. Y destacados historiadores como
Carr o Preston, subrayan que El castillo interior. Biografía, realizada
por Jonathan Gathorne-Hardy, se ha convertido en un monumento de la
investigación y en el más delicioso de los libros escritos sobre don Geraldo,
como familiarmente era llamado por sus vecinos en Alhaurín. El biógrafo
construye El castillo interior como si de un amigo cómplice se tratara,
vierte sus investigaciones sobre el escritor y ensayista de una forma imparcial
y atinada, porque, entre otras cosas, la vida de Gerald Brenan está plagada de
numerosísimas peripecias a lo largo de su existencia y, además —como señala el
propio biógrafo— se articula sobre dos ejes muy importantes: el propio
discurrir del siglo XX y esa tensión bipolar que une su país, Inglaterra, con
Andalucía la región que eligió para vivir durante buena parte de su existencia.
En gran medida —señala Gathorne-Hardy— su biografía es un delicioso recorrido
por buena parte de la historia de España, desde la penumbra rural de los años
veinte hasta el advenimiento de la democracia. La biografía, El castillo
interior, publicada inicialmente en 1992 se sustenta sobre dos pilares
importantes, los dos volúmenes publicados por el propio Brenan y la cantidad de
cartas conservadas, muchas de ellas de épocas relativamente tempranas. La
lectura de este compendio epistolar dio lugar a una imagen diferente el
ensayista inglés lo que permite, hoy día, ofrecer una visión distinta de
algunos de los capítulos y acontecimientos de su vida. Como por ejemplo, el
descubrimiento de un diario que la madre de Brenan llevó hasta que éste cumplió
los doce años y que, según el escritor, descartó por considerarlo
«completamente carente de interés». El descubrimiento de algunos datos como el
que precede, sirvieron a Gathorne-Hardy para despejar posibles temores en torno
a la ejecución de una biografía tan importante para ofrecer, a tenor, de los
materiales con que disponía, un retrato tan fiel y distinto como jamás había
aparecido sobre el escritor. La relación que mantuvieron biógrafo y autor
durante más de treinta años ha servido a ambos para despejar posibles dudas
acerca de esa identificación o transferencia que se supone en ambos personajes
y ofrecer, con absoluta objetividad, un monumento a la vida y la obra de un
escritor como Gerald Brenan. La biografía comienza, en una primera parte, con
el nacimiento y los antecedentes del escritor: «Hacia una vida propia», se
titula y abarca los años de 1894
a 1919, y cuando
conoce a Dora Carrington. «Dos grandes amores», en una segunda parte del libro,
recoge los años 1919 a
1930, donde se describe y argumenta su fascinación por Juliana, para llegar a
la firme decisión de convertirse «Por fin escritor», en otro excelente
apartado, desde los años 1930
a 1953 y su firme decisión de abandonar,
definitivamente, Inglaterra para afincarse en España de por vida.
En 1931 había contraído matrimonio con
Gamel en Roma y durante estos tiempo habían viajado siempre juntos. En la
cuarta parte del volumen, Gathorne-Hardy rastrea, admirablemente, la estancia
de Brenan en España y sobre todo su apasionante labor como hispanista hasta llegar
a «El último, largo movimiento», donde transcribe tras la muerte de Gamel en
enero de 1968, su retiro a Alhaurín junto a Linda Nicholson-Price hasta su
propio fallecimiento, acaecido el 19 de enero de 1987, a las once de la
noche, según relata su biógrafo. A esta circunstancia añade el ensayista, «Me
pregunto si Gerald será recordado y, en caso afirmativo, por qué. Sus libros
han sido objeto de abundantes comentarios, aunque existe un último aspecto de
su vida y de su obra que no ha sido debidamente considerado, con la salvedad de
que impregna este libro de principio a fin: se forjó una reputación
considerable en Inglaterra y en Estados Unidos, aunque nunca llegó a ser ni por
asomo famoso. Sí que alcanzó la fama en España—en no pocos momentos fue célebre—».
Actualmente, después de haber permanecido durante catorce años en un tanque de
formol el 20 de enero de2001 fue incinerado, en una sencilla ceremonia, y
enterrado junto a Gamel en el Cementerio Protestante de Málaga.
Gerald Brenan es autor de una amplia
bibliografía que incluye abundantes libros sobre esa realidad española que el
propio escritor inglés vivió, El laberinto español (1943), La faz de
España (1950), Historia de la literatura española (1951), Al sur
de Granada (1957), San Juan de la Cruz (1973) o Pensamientos en una estación
seca (1986). Otras obras con el seudónimo de George Beaton forman parte de
su bibliografía, Jack Robinson: una novela picaresca (1933) o El
almanaque del doctor Partridge (1935); además de estudios, artículos y
reseñas que conformaron el resto del conjunto de su obra. Jonathan Gathorne
señala en la introducción de su monumental biografía que para la realización de
su trabajo le habían surgido dos problemas, en primer lugar, el hecho de que el
propio Brenan hubiera escrito sobre su vida en dos volúmenes independientes y
la cuestión del amplio epistolario que se conserva del autor, diseminado por
algunas de las más importantes universidades europeas y americanas: King´s
College, McMaster o Sussex. Los primeros veinticinco años están perfectamente
descritos en Una vida propia (1962). El segundo tramo de su vida llega
hasta 1972, aunque recrea minuciosamente su existencia hasta 1953, y aparece en
el volumen titulado Memoria personal (1974).
Gerald Brenan. El
castillo interior
Jonathan Gathorne-Hardy
Barcelona, El Aleph, 2003; 911 págs.
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