El poeta almeriense, José Antonio Sáez, nos invita con una
voz lírica personal, a sumergirnos en la profundidad de unos pensamientos cuya
prosa poética insta a una búsqueda personal.
En la otra ladera (CatorceBis, 2018) es
su último poemario, un libro sobre la indagación espiritual del ser humano, o
la indagación en la propicia conciencia.
II
Si naufraga el
corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas
de un sudario. Revestidlo con la cal del lienzo que hace holgadas las formas de
quien late al unísono de un vals acompasado. Si languidece el corazón,
abandonadlo en una playa donde vengan a beber, voraces, los pájaros oscuros del
abismo. Haced con él una ofrenda a los dioses de la melancolía, regaladlo a las
meretrices y a los huérfanos de ojos extraviados que pasan arrastrando su
tristeza por las calles del mundo. Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de
luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los
amantes.
III
Recogía las cenizas esparcidas donde hubo latido el amor.
Las acunaba en las cuencas de sus manos ajadas y las apretó contra su corazón
herido por el devenir de los días. Amasaba con sus lágrimas el barro gris que
ahora tizna su rostro. No encontró con quién compartir su dolor. Se hizo al
silencio y penetró en el umbral oscuro donde sólo la noche acoge a sus
sicarios. Dormía con los puños apretados para que no se disiparan en la niebla
los últimos restos del amor cumplido.
V
Llevaba en sus
ojos la tristeza del visionario y en sus manos la impotencia de quien no podía
hacer nada para impedir el cataclismo, que advertía seguro. En su Oración del
Huerto, sólo le confortaba la inconsciencia de la mayoría en su destino. Y en
el ocaso de la civilización, se dispuso sin éxito a atesorar en su alma toda la
belleza del mundo para intentar salvarla.
Muchas gracias, Pedro. Es otra forma de concebir la poesía en tiempos difíciles. Ahí queda por si alguien se atreve a recoger esa voz verdadera que la alienta. Un abrazo.
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