Neorrurales
Alejandro
López Andrada (Villanueva del Duque -Córdoba-, 1957) comenzó a
escribir muy joven y, hasta el momento, ha dado a la luz poemarios como: “El
Valle de los Tristes” (1985), “El rumor
de los chopos” (1996), “La tierra en sombra” (2008), “Las voces derrotadas”
(2010) y “Los ángulos del cielo” (2014); habiendo recibido premios como el Hispanoamericano Rafael Alberti, el
Nacional San Juan de la Cruz, el José Hierro, el Ciudad de Salamanca o el
Andalucía de la Crítica.
Por otro lado ha
publicado diez novelas; una de ellas, “El libro de las aguas” (2007), fue
adaptada al cine por Antonio Giménez Rico, y la más reciente, “Los perros de la
eternidad” (2016), obtuvo el Premio Jaén de Novela. Su poesía desreunida “El
horizonte hundido” (2017) vio la luz en la editorial Hiperión. Su
último libro de versos es “El musgo y las campanas” (2018).
Fermín
Herrero (Ausejo
de la Sierra, Soria 1963). Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad
de Zaragoza. Agricultor por vocación y agregado de enseñanzas medias por
necesidad.
Premio
de las Letras de Castilla y León 2014 y de la Crítica de la Comunidad por su
libro La gratitud, galardonado
previamente con el ‘Gil de Biedma’. El núcleo de su obra se ha publicado en la
editorial madrileña Hiperión: El tiempo
de los usureros, Un lugar habitable,
Tierras altas, Echarse al monte, Tempero y
Sin ir más lejos, que obtuvo el
premio ‘Jaén’ y con posterioridad el Nacional de la Crítica. El resto de
su obra editada, por orden de aparición, está compuesto por: Anagnórisis,
Paralaje, La lengua de las
campanas, Endechas del consuelo, De
la letra menuda, De atardecida, cielos, Furtivo de los días, Inmediaciones, Por
la tierra oscura y el reciente Fuera
de encuadre.
Una
amplia selección de sus poemas, que han aparecido en varias de las antologías
representativas de la lírica española actual, se encuentra en Lastre. Ha colaborado en revistas
literarias y de pensamiento como “Archipiélago”, “El Ciervo” o “Turia” y
actualmente lo hace en “La sombra del ciprés”, el suplemento de cultura de “El
Norte de Castilla”.
Reinaldo Jiménez nació en 1969 en una pequeña aldea de La Herradura llamada El Cerval, en
Almuñécar, Granada.
Ha publicado
los libros de poemas O la sien sobre el lodo (Lorca,
2000), Al paso volador de las perdices (VII Premio de Poesía Enma Egea,
Cartagena, 2001), Paisajes sobre el agua (VII Premio Tardor de Poesía de
Castellón, 2002), El vuelo único (X Premio de Poesía Alegría de
Santander, 2006), Habitarás la casa (XIX edición del Premio Bienal de
Poesía Provincia de León, 2012) y De la mano (XXI Premio de Poesía
Antonio Machado en Baeza, 2017).
Maestro de profesión, parte
de su quehacer literario está dedicado a los niños. Tiene editados los libros
de poesía infantil Poecuentos (Málaga, 2003) y Operación Bellota
(Valencia, 2008); y de teatro La Bella no Durmiente (Valencia, 2005), La
manzana (Valencia, 2006) y, junto con Juan Ramón Barat, Más vale títere en mano (Valencia,
2004).
20 LÍNEAS Y UNOS RIPIOS
Me piden que
cuente mi vida y obra en 20 líneas, y veo que me sobran 18. Malo del poeta que
va con el curriculum por delante, ese selfie en que la propia figura tapa lo
que debería estar en primer plano. Siempre leí con un punto de estupor las
solapas que se recrean en congresos, premios y otras bagatelas. Se ha dicho
muchas veces, y estoy de acuerdo, que la única biografía que cumple a un poeta
son sus poemas. A quien lea los que aquí ofrezco poco puede interesar mi
peripecia más allá de los cuatro datos que ayuden a enfocarlos: que nací en
León hace 43 años, que desde los 20 vivo en Valladolid,
donde pierdo la vida enseñando la flauta
(no me busque corito el
rijoso internauta)
en un conservatorio, donde
apenas conservo
el empuje inicial. Aún
digo más: me enervo
con menos cada vez, y ya me canso y continúo en prosa
fatigosa añadiendo que he escrito tres libros de poemas titulados Quietud, Lo breve eterno e Hilo de
nada, y otro de prosa miscelánea, o más o menos, Mitos y flautas.
Pero acaso
sería más revelador señalar que lo mejor de mi infancia lo pasé bajando a la
carrera pedreros en Picos de Europa o metiendo el palo con la sardina en la
playa de Borizo, atento al tirón del pulpo o a los pellizcos de las nécoras.
Cuento y… ¡bingo!, 20 líneas (y sobran 18).
No hay comentarios:
Publicar un comentario