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LA ARQUITECTURA NARRATIVA PERFECTA DE MIGUEL A. ZAPATA
La editorial Baile
del Sol publica la última novela del granadino, Miguel A. Zapata, Arquitectura secreta de las ruinas
(2018) concebida como un auténtico rompecabezas.
Miguel
A. Zapata (Granada, 1974) sostiene que la literatura no propone fórmulas
mágicas contra cualquier provocación, caso de un desahucio o un despido
improcedente, ni en contra de todo lo relativo a los hechos que son fundamento
o cimientos de nuestra sociedad y/o las consideraciones en torno a la crisis
actual desde un punto de vista moral; tal vez porque para el narrador Zapata el
hombre se ha convertido en un producto artificial que se pierde en algún punto
inconcreto entre sus deseos y las limitaciones que le impone su realidad
social, económica y cultural, y es así como el concepto literario del narrador
granadino se sostiene porque insiste en escribir una crónica pormenorizada de
los males y obsesiones contemporáneas en clave grotesca: el deseo insatisfecho
y la necesidad de proyectarse en un logro colectivo que supere la pequeñez de
nuestras existencias, e incluye la búsqueda incesante de un grial que
justifique nuestros días. En realidad, somos productos de una realidad cultural
persistente y, en muchos casos, azarosa y, quizá por eso, Zapata pretende
desarticular los modos infamantes de lo real mediante ese aire humorístico,
grotesco, o incluso surrealista que raya en lo esperpéntico de sus textos, y
nunca los utiliza como un recurso que implica una finalidad en sí misma sino
como un medio para trazar un fresco del hombre del siglo XXI.
Su
literatura hasta el momento ha producido una calculada obra de volúmenes de
cuentos Ternuras interrumpidas. Fabulario
casi naif (2003) y Esquina
inferior del cuadro (2012) y los libros de microrrelatos Baúl de prodigios (2007) y Revelaciones y Magias (2009). Ha sido
incluido en algunas de las más relevantes antologías y compilaciones del
género: Cuento español actual 1992-2012 (Cátedra,
2014), Antología del microrrelato español
1906-2011 (Cátedra, 2012), Mar
de pirañas. Los nuevos nombres del microrrelato español (Menoscuarto,
2012). Su novela anterior, Las manos (Candaya,
2014) se convertía en una crónica
pormenorizada de los males y obsesiones contemporáneas en clave grotesca, y
conviene subrayar que el narrador considera la novela más divertida por sus
tramas, subtramas, preparación minuciosa de personajes, y de una absoluta
libertad constructiva, frente al cuento un auténtico sacrificio que exige el
círculo perfecto. Y vuelve de nuevo a la novela con Arquitectura secreta de las ruinas (2018), un texto de argumento
aparentemente sencillo: en un edificio, en el número 3, de la calle Garibaldi
aparece de repente una grieta, aunque a medida que el lector sigue leyendo averigua
que la grieta ya estaba ahí, llevaba algún tiempo sin que ningún vecino la
hubiera descubierto, y el narrador quiere dejar constancia que desde las
primeras páginas se hace aún más visible, y a partir de ese instante
comenzaremos a ver cómo esa fisura afectará a la comunidad de vecinos, en la
crónica de un escalonado orden de pisos y plantas que esboza y deja constancia
de las vivencias del interior del edificio. La grieta física irá deteriorando
la estructura del inmueble, y será entonces cuando afloran los típicos
reproches humanos, las culpas entre vecinos, o las responsabilidades en
general, aunque sobre todo se subraya la típica ineficacia y la posterior
desidia propia de la Administración que, como es habitual, siempre devuelve la
responsabilidad final a los vecinos.
Una arquitectura no secreta
La
novela no tendría mayor aliciente y trascendencia si Zapata no hubiera
explorado en un acertado recorrido, junto a esa rotura física, esa otra
emocional y vital que empieza a descubrirse en algunos de los personajes que
conforman la vida cotidiana en el inmueble que se convierte en una novela
coral, como si el narrador sustentara el peso de la narración mostrando en esas
grietas que pronto descubrimos en la pareja, en la familia, en la soledad del
individuo, o mejor aún de la ficción en general; y todo en el amplio marco que
le otorga el género al autor o, en una modesta interpretación, la radiografía
de esa sociedad en la que nos obligan a sumergirnos. Y
esa grieta, que crece y se amplia, dejará al descubierto la singularizada
visión de una pareja sin hijos y sin futuro, Marga y Jaime, capaces de oír
llorar a un niño por las noches, del argentino Maldini que ejerce de tal como
único modo para ser aceptado en la comunidad, a Bastida que arrastra una culpa
constante y nos sorprende su relación con Berta, la lolita del inmueble, de la vieja cotilla Téllez, o el pretencioso Mauro, presidente de la comunidad, y
finalmente el triunfador hombre de cemento, Alejandro Herreros. Y en ese afán
por ejercer cada uno su papel, observamos cómo se desmorona el mundo
interior de esta arquitectura secreta,
y solo así somos conscientes de reconocer los síntomas que han provocado esta
convivencia, aunque como en muchos caso no somos capaces de hace nada por
evitarlos.
Arquitectura secreta de las ruinas está
concebida como un auténtico rompecabezas, el narrador dispone las piezas, las
va colocando y a medida que pasamos sus páginas, vamos descubriendo esa imagen
que proyecta el edificio completo y, una vez fijada la imagen, nos enteramos
realmente de cuanto ocurre en el interior de las viviendas; entonces
comprendemos que se trata de un ejercicio impresionante de arquitectura
literaria porque Zapata superpone varios planos temporales y relaciona las
distintas tramas que protagonizan los personajes que irá entrelazando en una
orquestada estructura por plantas y características humanas hasta llegar a ese
secreto que se nos desvela al final, porque como se trata de puzzle todas las
piezas acaban encajando. En esta novela se empieza en el nivel 0, y se termina
en el mismo 0; en medio, a izquierda y a derecha, la vida de unos personajes,
de una comunidad, o tal vez una metáfora más de la triste, angustiada y
violenta sociedad que en ocasiones estamos obligados a vivir.
Técnicamente,
Zapata utiliza una tercera persona con una amplia visión que se diversifica en
sus personajes, porque abundan, los identificamos y el narrador mantiene una
perspectiva, una calculada distancia aunque está muy presente en la obra,
interviene con oportunas reflexiones, y en no pocas ocasiones consigue aportar
las acotaciones necesarias para terminar de configurar las escenas que ofrecen
una mayor visión de lo narrado, solo entonces el narrador consigue tener el
control de toda la historia de una solidez narrativa encomiable, fruto de ese
elaborado proceso a que nos tiene acostumbrados Miguel A. Zapata tanto en sus
propuestas breves, en sus micros o el proceso narrativo extenso que iniciara
con Las manos y que ahora vemos
reforzado en Arquitectura secreta de las
ruinas provocándonos para que con sus personajes compartamos la atmósfera
de aquellas fuerzas cotidianas que nos obligan a diario a dejar constancia de
nuestra inequívoca fragilidad.
ARQUITECTURA SECRETA DE
LAS RUINAS
Miguel A. Zapata
Madrid, Baile del Sol, 2018
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