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Animales inocentes
Javier Morales reivindica otra mirada hacia el mundo
animal y publica en Silex, El día que dejé de comer animales.
Javier Morales
(Plasencia, 1968) consigue con El día que
dejé de comer animales (Silex, 2017) un excelente ejercicio narrativo, que
se convierte en una profunda reflexión personal a través de las lecturas y
escritores de referencia que el autor irá señalando en su texto, y que
convierte a la obra en una pequeña joya literaria, con un menos no menos acertado
y agudo razonamiento crítico. Es un libro breve, pero de una considerable intensidad,
de un ritmo vivo y de ágil lectura. Según lo expuesto, bien podría tratarse de una
mezcla de géneros, de esa intertextualidad que asegura una convivencia de
géneros como el ensayo, el reportaje de investigación, la propia ficción, y en
este caso un auténtico desnudo autobiográfico. Página a página, el autor
consigue que nos interesemos por un tema como el derecho de los animales, y al
mismo tiempo comparte con nosotros una conferencia del Nobel J. M. Coetzee en
Madrid, o conversa con filósofos que son activistas como Jorge Riechman y Óscar
Horta; con periodistas ambientales como Amaya Aiaín, o con la fundadora de El
Caballo de Nietzsche, Ruth Toledano, entre otros muchos personajes que
protagonizan algunos de los episodios/ relatos con tesis que contiene El día que dejé de comer animales.
Javier Morales no intenta, en ningún momento, que el
objetivo principal de El día que dejé de
comer animales sea que debamos o podamos hacernos vegetarianos,
sino despertar nuestras conciencias e implicarnos, como lectores, en esa
auténtica cruzada que supone impedir el sacrificio de millones de animales en
el mundo. En realidad, conocer a través de la mirada de otros cómo es la vida y
la muerte de estos seres y qué impacto produce en el medioambiente y en nuestra
salud la polémica cuestión de la ganadería industrial.
“Un buen
libro, afirma Morales, leído en el momento oportuno, no solo puede llegar a
transformarnos, como pedía Borges, sino que puede cambiar una vida, humana o
no, incluso salvarla”.
El día que dejé de
comer animales muestra
y señala ese compromiso que se debe despertar en la conciencia tanto individual
como colectiva, y contribuye a ese conocimiento inherente humano que se
convierte en un hermoso canto a la empatía hacia todos los seres vivos que
pueblan la tierra, y una puerta abierta a la esperanza, a la justa recompensa
de todos y cada uno de los hombres que luchan cada día contra el dolor y
sufrimiento, y/ o en defensa de los animales.
El día que dejé de comer animales
Javier Morales
Madrid, Silex Ediciones, 2017
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