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PROCESO AL INFORMALISMO CREADOR
DEL PINTOR ESPAÑOL RAFAEL CANOGAR
El crítico de arte y poeta mexicano,
Miguel Ángel Muñoz (Cuernavaca, Morelos, 1972) mantiene, desde hace unos años,
un delirante y asombroso diálogo creativo en torno a la pintura y a la poesía,
siguiendo, como apunta Marco Antonio Campos, los modelos de Paz y Cardoza. En
realidad, para el joven crítico tanto el acto pictórico como el acto poético
se transforman en un lenguaje infinito,
en ese universo que a él, ambas disciplinas, le ofrecen para la posibilidad de
una lectura plural, tanto desde una visión
interior como una exterior y, con respecto al concepto de lo oral y de
lo visual que se unen en un gran mosaico único, capaces de mostrar la repetición
de un lenguaje (vislumbrando campos de pensamiento poético o pictórico) y el
despertar de una proyección hacia una
imagen pictórica.
En Yunque de sueños (1999), ofrecía sus
reflexiones acerca de la imagen de las palabras, o la feliz coincidencia de la
imagen y de la palabra como una eterna celebración que interroga el sentido
universal del arte en toda su extensión.
Después ha continuado su labor en este sentido con Ricardo Martínez:
una poética de la figura (2001), una obra en la que observa, siente y
descifra, consuma la imagen, en definitiva. La pintura de Ricardo Martínez,
señala el crítico Muñoz, encuentra significación en múltiples sistemas y
relaciona el lenguaje del dibujo y el lenguaje del color. Así lo ha expresado
el propio pintor: «Hay que encontrar la metáfora de la pintura y llevarla por
una vía poética, e incluso lingüística, de un principio estético». Un pintor
universal, otra vez, para su siguiente libro, La imaginación del instante:
signos de José Luis Cuevas (2001), una obra que no se define —según
argumenta el poeta—, se transforma en sí misma. Cuevas ha pasado de la línea a
la estructura en una secreta pasión por la materia que es fruto de un lenguaje
ilimitado. Con Materia y pintura (2002), Miguel Ángel Muñoz, se acercaba
a la obra del pintor y poeta español Albert Ràfols-Casamada (Barcelona, 1923).
En los trazos y manchas del arte pictórico del catalán es donde está el acierto
del poeta y se intuye esa simbiosis que él mismo establece entre la expresión
poética y la sugerencia que le provocan las imágenes del pintor.
Ahora sorprende con Espejismo y
realidad: aproximaciones a la obra de Rafael Canogar (Editorial Praxis,
2003), que incluye un pormenorizado estudio del proceso creativo del pintor
español, Rafael Canogar, desde la figuración hasta ese proceso de informalismo
que se convirtió en el grito de libertad política, ideológica y cultural de
toda una generación y dio lugar a la creación del grupo El Paso, uno de los
movimientos gráficos más interesantes de los últimos cincuenta años, surgido en
plena dictadura franquista y, al margen, de la pintura oficial. Los primeros
cuadros del joven Canogar son de carácter figurativo siguiendo el estilo de su
maestro Vázquez Díaz hasta que, tras una importante exposición en la Galería Altamira
de Madrid, 1954 conociera al pintor Luis Feito y su pintura se convirtiera en
la expresión del informalismo para desembocar en una pintura narrativa o
figurativa, basada en las crónicas de la realidad de la España de los 60, e iniciar
un nuevo proceso creativo a partir de 1967, cuyas imágenes urbanas poblaban sus
cuadros otorgándoles una proyección tridimensional por necesidades expresivas.
Las nuevas circunstancias históricas del proceso de democratización en España
le llevaron a retomar, a partir de 1975, la abstracción y la investigación
estética pura, libre, ahora sí, de compromisos sociales. Canogar pinta, en
palabras del Miguel Ángel Muñoz, todas las variantes de una invención plástica:
inventa un lenguaje, une y desune signos. En síntesis, el juego estético se
mantiene a lo largo de la obra del pintor toledano.
En una segunda parte del libro, Entrevista
a Rafael Canogar: el arte contemporáneo vive al margen de la sociedad, se
analiza el proceso creativo del pintor en el marco de una intensa introspección
para llegar a una concepción artística radical como es la proyección de una
visión internacional de la pintura contemporánea. Se trata de una entrevista
muy personal e íntima, en la que se desgranan los mejores momentos del pintor,
sus primeros años y sus primeras inquietudes y su proceso creativo, hasta la
actualidad misma en la que el proceso a seguir en estos momentos es realizar
una análisis sobre el conjunto y las partes, sobre materiales y esencialidades.
Al pintor del siglo XXI le importa dar respuestas a unas necesidades creativas.
En ese proceso se encuentra actualmente el pintor, en la elaboración de un
objetivo conceptual, sin la acción de la libertad, basado todo en la conciencia
y reconocimiento de la realidad.
Cinco poemas constituyen otros tantos
espacios para la pintura de Rafael Canogar. Es la particular simbiosis del
poeta mexicano con la mancha del pintor. Es la interpretación de un estudio
personal acerca del proceso creativo de su pintura. Así el poeta escribe: « (...)
El movimiento es forma,/ ritmo, metáfora./ Instante anterior:/ portavoz de la
memoria,/ el cuadro gira, cambia;/ traduce, culmina. La línea oscura,/ no por
ser sombra sino por transformación./ Arquitectura de sombras». Y el pintor
añade volumen, forma, colores suaves, expresión abstracta de una realidad que
se transforma en espacio habitable, pese a las sombras. El libro contiene,
además, una tercera parte, Espejo y desafío: cuatro aproximaciones
estéticas, de Rafael Canogar. En realidad, cuatro miradas del artista sobre
el arte y sus fundamentos. «El arte es un reflejo de la realidad —escribe el
pintor—, pero este concepto de la realidad es tan amplio que no se puede
abarcar en nuestros días». En una primera aproximación, el sentido de la misma
se concretaría en la frase, «Busco una síntesis formal-informal, un equilibrio
entre forma y materia». El segundo aspecto de sus reflexiones se refiere a la
relación hombre-arte y por extensión al mercado del arte, la relación que
establecen el artista y el merchand y la progresión de su práctica. El
tercer aspecto se relaciona con las vanguardias artísticas y en su defensa de
grupo. «Las vanguardias —señala el pintor— podrían ser espejo donde mirarse,
reto y referencia del artista». «Pintar sigue siendo —después de tantos años—
una imperiosa necesidad vital, una forma de autorrealización; vehículo o correa
de transmisión de todas mis emociones —señala Canogar—, una herramienta de
comunicación y una forma de ser y de vivir».
Se trata de poner de manifiesto, y así lo
hace Miguel Ángel Muñoz, el sublime arte de la reinvención nunca mejor
expresada en la obra del pintor español Rafael Canogar para quien, por otra
parte, su obra se reparte entre la conciencia y el reconocimiento de la
realidad. Quince reproducciones de la obra del pintor ilustran y acompañan el
libro que recoge así una imagen plural del artista español.
Miguel
Ángel Muñoz; Espejismo y realidad: aproximaciones a la obra de Rafael
Canogar; México, Editorial Praxis, 2003; 93 págs.
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