José Antonio Sáez*
“ÁGHATA”, DE PABLO GARCÍA BAENA: OBERTURA Y ANTÍFONA AURORAL
DE “CÁNTICO”.
El número 1 de
la revista de poesía “Cántico” salió a la luz en el mes de octubre de 1947. En
su portada mostraba la figura de un ángel, realizada por Miguel del Moral, que,
sobre las nubes despliega una cinta con el nombre de la revista y, bajo uno de
los brazos que la sostienes, la brújula o estrella polar que señala los cuatro
puntos cardinales. Eran 12 páginas de abigarrada tipografía en algunas de
ellas, ilustradas por el ya mencionado Miguel del Moral, por Ginés Liébana y
por H.V. Aquél primer número de “Cántico”, cuyo nombre tanto debe al Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz y al Cántico de Jorge Guillén, se abre con un
poema auroral de Pablo García Baena titulado “Ágatha”, ubicado bajo una
ilustración floral en la cual puede leerse el lema “Dum luceo, in cinerem
labor” (“Al tiempo que brillo, me deshago en cenizas”), en el cual puede verse
un rosal envuelto en llamas, rodeado de otras plantas con flores (pp. 1-2).
Tras el poema de García Baena se añaden textos, como “El ángel custodio de
Cañete de las Torres (1889)”, de Mario López; “El himno a Santa Celia”, de Ricardo Molina; “Canto
del Sur”, de J. Bernier; “Poema”, de W.H. Auden, traducido por J. Carandell
Zurita; “Sinfonía de septiembre”, de O.W. de Lubics Milosz, traducido por Julio
Aumente; “El espíritu y el agua (fragmentos)” de Paul Claudel, traducido por
R.M. y, finalmente, las “Notas”, firmadas en parte por Ricardo Molina, en las
que se comentan y critican aspectos relacionados con Gerardo Diego y el soneto,
la decadencia de la imagen, el libro Alegría,
de José Hierro; el ángel rilkeano y las asonancias. Por su parte, Julio Aumente
firma la segunda columna de estas “Notas”, referida a la figura de Óscar
Wratislao de Lubics Milosz.
Se me ocurre
así, que esta aurora de “Cántico” viene marcada por la inspiración de Jorge
Guillén y bajo la advocación del ángel de Rilke; con una decidida voluntad, en
ese momento, de tender un puente entre la poesía de la generación del 27 y la
poesía española de la inmediata posguerra, a finales de los años cuarenta, una
vez constatada la decadencia que presenta la lírica oficialista.
Y vamos ya con
el poema auroral de este número 1 de “Cántico”, firmado por Pablo García Baena.
Destaca en él la gran libertad formal que lo inspira, pues está escrito en
versículos impregnados del fuerte aliento de la prosa modernista de
Valle-Inclán (las Sonatas), acaso de la influencia de Rubén Darío, algo con que
enlazar con el 27 y con Juan Ramón Jiménez. Es, por consiguiente, un poema
narrativo, de carácter memorialista y elegíaco, de raíz eminentemente
romántica. Creo que se hace patente en él el influjo de la Sonata de otoño de Valle-Inclán, y con ello destaco
el carácter poético de su prosa, con un marcado ritmo, audible y casi visible.
El jardín y los motivos vegetales y florales, la decoración, los objetos
refinados y las piedras preciosas, el ambiente pagano de las vestiduras, la
palidez y la blancura, el desasosiego y los malos presagios de los amantes,
todo ello sitúa al poema en una atmósfera neorromántica y modernista.
Recuérdese que la Sonata de otoño fue la primera en ser
publicada, en el año 1902; seguidamente se publicó la de verano, en 1903; en
1904, la de primavera y en 1905, la de invierno. En la de otoño se evocan y
relatan los amores entre el marqués de Bradomín y su prima Concha, ubicados en
un pazo gallego. Sensualidad y carnalidad destilan por estos largos versículos
de García Baena, como sobre la prosa modernista de Valle-Inclán, de estilizado
erotismo y no sin cierta languidez decadentista, pletórica de símbolos de este
cariz.
Cuando el poeta
cordobés publica el poema que vengo calificando de “auroral” por haberse
publicado como primer texto del número 1 de “Cántico”, tiene veintiséis años.
Un año antes, en enero de 1946, había publicado su primer libro, Rumor oculto, en la revista
“Fantasía”.
En esa atmósfera de suntuosidad y barroquismo se mueve una
poesía que debía actuar como puente entre la generación del 27 y los poetas
novísimos.
* José Antonio Sáez es poeta,
narrador y ensayista (Albox, Almería, 1957).
Muchas gracias, Pedro, por tu interés. Supongo que todo lo escrito con amor debiera difundirse. Buena suerte. Abrazos.
ResponderEliminarPor supuesto, sobre todo si es buena prosa y buen conocimiento de cuanto se escribe. Enhorabuena por este estupendo texto dedicado a un gran maestro de la lírica del siglo XX. Un honor difundirlo.
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