CONTAR
PARA SOBREVIVIR
El siglo XXI cargado de posibilidades
multidisciplinares ofrece nuevas perspectivas en la narrativa hispanoamericana
que, con diferentes puntos de vista, se acerca a conceptos tradicionales, evita
la renuncia a la tradición, o se adapta a un presente con esa docilidad que
posibilita una nuestra singular de los vicios en cualquiera de los ámbitos
literarios; y si concretamos el espacio geográfico en México una generación
nacida en los setenta acusa en sus textos un costumbrismo con visos de crítica,
muestra una abulia formal, o un exceso de provincianismo, aunque voces
disidentes orientan su literatura hacia tramas que reproducen atmósferas
opresivas, situaciones de extrema violencia, odio y abominaciones que se
concretan y fundamentan en el valor mismo de la palabra. Gerardo Sifuentes
(1974), Luis Felipe Lomeli (1975) y Antonio Ortuño (1976), liderarían esa
denominada “generación del apocalipsis mexicano”.
Antonio Ortuño (Zapopan, Jalisco
(México), 1976) ha publicado las colecciones de cuentos, El jardín japonés
(2007), historias que recurren a la ironía, la violencia, la sátira y se cargan
de melancolía como resultados de una estrategia narrativa que provocan un
sentimiento aditivo en el lector.
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