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domingo, 11 de febrero de 2018

Hoy tomo café con…



Paula Izquierdo: “Sólo se puede escribir desde la frustración o el conflicto, muchas veces he dicho que la felicidad se escribe con tinta transparente”.

       Paula Izquierdo (Madrid, 1962) es psicóloga de formación, lleva veinte años dedicada a la escritura. Ha publicado las novelas La vida sin secreto (1997), El hueco de tu cuerpo (Anagrama, 2002), La falta (2005), El nombre no importa (2010) y El diario oculto de la princesa de Éboli (2016);  el libro de relatos Anónimas (Seix Barral, 2002), y ha participado en las antologías, Páginas Amarillas (1997), Lo del amor es un cuento (1999), Lo que cuentan los cuentos (México, Eón, 2001), Lavapiés  (2001), Ni Ariadnas ni Penélopes: quince escritoras españolas para el siglo XXI (Castalia, 2002), entre otros. Autora, además, de los ensayos, Cartas de amor salvaje(s) (Aguilar), Picasso y las mujeres (Belacqva), Sexoadictas o amantes (Belacqva, 2007).
       El callejón de los silencios (2017), su última novela, ha obtenido el X Premio Logroño de Novela.



¿Sigue usted, irremediablemente, esposada al tiempo?
       El tiempo es el reloj que marca nuestra vida. De todas formas, cada novela que he escrito el tiempo discurre de forma distinta. En “El hueco de tu cuerpo” el tiempo narrativo es un amanecer, en cambio en el “El Callejón de los silencios” el tiempo dura un curso lectivo. Pero, sí, el tiempo es una obsesión en casi todos mis novelas, es maleable y depende de lo que quiero contar va más o menos deprisa.

De alguna manera existe un profundo sentimiento de frustración en sus historias, ¿sigue estando presente esta sensación en su narrativa?
       Entiendo que sólo se puede escribir desde la frustración o el conflicto, muchas veces he dicho que la felicidad se escribe con tinta transparente. Si no hay un nudo no puede haber un desenlace.

Con el paso del tiempo, y desde su primera novela, La vida sin secreto (1997), ¿cómo ha evolucionado su perspectiva narrativa?
       Bueno, este año se cumplen 20 años desde que me decidí a dedicarme profesionalmente a escribir. Desde luego he ganado en seguridad y en conocimiento. Sin embargo, si comparamos el parto de un libro con el parto de un hijo, es cierto que cada uno es distinto, y no sirve de nada la experiencia, lo único es que cada vez es que procuro que cada uno sea un reto nuevo, más riguroso complejo.

¿Su profesión como psicóloga ha determinado una historia como El callejón de los silencios (2017)?
       Mi carrera universitaria ha sido muy útil. Aunque cuando decidí estudiar psicología no tenía intención a dedicarme a la literatura, es cierto que consigo que los personajes sean verosímiles y cobren vida gracias al conocimiento que me proporcionó el conocimiento de la condición humana.

¿Podemos considerar que su novela es, inicialmente, un homenaje al papel de la mujer en la Historia?
       Como he dicho, esta novela es la más compleja que he escrito, he tardado casi cuatro años, los temas se entrecruzan, como las tramas y los sentimientos amorosos, la envidia, la traición, el deseo y, por supuesto, es también un grito de aquellas mujeres que tuvieron que huir de la guerra civil y pusieron por el delante el talento de sus compañeros intelectuales al suyo propio, de ahí, que no hayan pasado a la historia, ni prácticamente ninguna se haya consagrado como poeta, ensayista o narradora.

Un arranque traumático determina, en algún sentido, el resto de la historia de Mirna, ¿casualidad o se trata un determinismo prefijado?
       Es un guiño al lector, quien toma las riendas de la historia desde el principio, porque al estar contado desde un punto de vista omnisciente sabe mucho más que los tres personajes principales tanto de ellos como de los otros dos.

¿Un personaje como Mirna se construye mirándose una misma en el espejo?
       No, a medida que uno se dedica a la literatura es capaz de irse separarse de sí mismo y mirar la vida, eso sí de una manera sesgada. Yo no soy Mirna, aunque ambas hayamos estudiado psicología.

Patológicamente los tres personajes Esteban, Ernesto y Mirna van complicándose a medida que avanza la historia y su relación con el mundo de la psicología, ¿existía la necesidad de articular sus conductas para determinar el sentido último de la novela?        Absolutamente, aunque el tema principal de la novela es la traición sólo con estos tres personajes podía construir las complejas relaciones humanas que se producen en la sociedad.

¿Debe sentirse el lector identificado con algunos de los trastornos que encabezan cada capítulo El callejón de los silencios, o resulta un mero recurso narrativo?
       En realidad, pretendía que el lector se adentrara en las enfermedades mentales y patologías que nos amenazan a todos y que pululan en la sociedad más de lo que imaginamos.

¿La tercera persona le sirve para alejarse y propiciar ese doble juego que se desprende de lo narrado?
       Efectivamente, una de las primera decisiones después de saber qué hay aquello en la vida que te quita el sueño, que te preocupa, en este caso la traición, la segunda decisión trascendental es decidir desde qué punto de vista vas a contar lo que quieres contar para conseguir tu propósito; en este caso que el lector sepa mucho más que los personajes.

¿Con Mirna consigue usted darle visibilidad a la legión de mujeres anónimas del pasado y del presente?
       En cierta medida, pero aunque hemos hecho que se nos oiga la voz de la mujer hoy en día en el arte y en la creación en general es prácticamente un susurro.

¿La historia necesitaba realmente un triángulo amoroso?
       Obviamente, este triángulo me ha permitido demostrar que nunca o casi nunca estamos satisfechos con lo que deseamos, es decir, que difícilmente nuestros sentimientos amorosos son compartidos.

¿Ha conseguido usted salir de ese callejón de los silencios?
       Bueno, he terminado un ensayo (como hago siempre después de escribir una novela, ya que me quedo vacía creativamente hablando, he escrito un ensayo titulado “Las heridas de la escritura” y un libro de relato “Vidas truncadas”. Contestando a su pregunta y siguiendo mi pauta de actuación literaria. La novela que estoy empezando a pergeñar podría terminar llamándose “Lo nunca pronunciado” o “He callado hasta hoy”. Un escritor, como sabes, lo es las 24 horas del día, de ahí que me surjan ideas permanentemente, aunque luego sólo sean un germen del resultado final.

¿Y de esa fatalidad que desprende esta novela El callejón de los silencios? ¿No es así la vida en un gran número de ocasiones?
       Es un juego del destino. De ahí el subtítulo de la portada: Hay veces que conviene decir las cosas cuando las piensas o hacerlas cuando se tiene oportunidad, por si la parca te atrapa visitándote de inesperada.


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