me
gusta…
UNA
FALSA INOCENCIA
El escritor Manuel Jurado López (Sevilla,
1942) cuenta las historias con esa maestría que se le supone al narrador de
oficio y de vocación. Autor hasta ahora de una extensa obra narrativa con
títulos tan significativos como Memoria de la tierra (1982), Trístula
(1985), Las pirámides de sal (1990), Manuscritos de Berlín
(1993), Relatos de Taifas (1994) o El bebedor de Bourbon (1995),
entre otros. Su anterior novela Los
territorios del aire (2001), construye una relación amorosa con una carga
erótica que no empaña la auténtica visión que el autor quiere otorgar al tema.
Las historias de amor tienen esa autenticidad que también se les otorga a las
cosas cotidianas y se supone que, en el amor, como en esos otros sentimientos
humanos, la visión literaria expuesta puede llegar hasta límites insospechados.
El bereber (2003), Premio III de
Novela Corta de la
Diputación de Córdoba, es una narración que resume en buena
parte una pasión fabuladora repleta de episodios variados, de relatos
intercalados o de ramificaciones argumentales que darían lugar a otras
historias. El relato incluye personajes pintorescos y recupera algunos
mecanismos de la tradición oral puesto que se trata de contar la historia de
Baschir Mzoudá, el Bereber, desde su tierna infancia hasta su adolescencia,
para así recuperar esa fascinación del lector por la buena literatura. Mezcla,
pues, Jurado López, hábilmente, elementos de la novela de aprendizaje, de la
novela erótica, de la novela picaresca e incluso de la novela de viajes. La
diversidad de materiales utilizados obligan al escritor sevillano a plantear un
relato marcadamente sentimental, pese a todo, porque el destino dirigirá la
vida de su personaje principal a lo largo de la historia para así justificar la
trayectoria de una existencia en la que la infancia y la adolescencia juegan un
papel muy importante. La belleza de este relato reside en la identificación del
autor con la voz que narra, incluso el propio lector participará de este recurso.
El niño Baschir vivirá una infancia desolada, verá como el padre muere
reventado por el esfuerzo de transportar una nevera hasta su casa, como su
madre después irá recibiendo una legión de hombres y un día alentado por Hakim,
el contador de historias, abandonará su hogar para iniciar un viaje cuyo
resultado más inmediato confundirá al muchacho entre la realidad y los sueños.
Una vida idílica junto a Madame Daventure, mágico personaje, que lo acogerá
durante un tiempo en su casa, primero como madre y como maestra, con quien
vivirá la realidad de una adolescencia feliz y alimentada por una espléndida
relación sexual iniciática que transportará al muchacho al mundo del amor y del
sexo. Después comprobará cómo la vida de todo marroquí viene determinada por
las luces peninsulares que se divisan desde la cercana Tánger a donde ha
llegado buscando un nuevo destino.
Baschir iniciará, así, una nueva etapa de
su existencia, ahora de la mano y bajo la protección de otro mágico personaje
que se incorpora al relato, el poeta Luis Quevedo, extraño habitante de Pozo
Amarillo, paraje situado en las inmediaciones de Sanlúcar, a donde recala
el joven marroquí desde las arenas de Punta Camorro, en Algeciras, en su
búsqueda del lugar que su Madame, Aicha Ben Issa, le había sugerido poco
antes de separarse. El Bereber se sumergirá en un nuevo sueño bajo la
protección del excéntrico poeta y durante un tiempo ambos sus almas se unirán
conviviendo y apartados del mundanal ruido de la cercana ciudad para iniciar la
continuación del aprendizaje de la vida que le brinda su nuevo maestro. El
resto de la novela determinará el destino final del joven pícaro envuelto, en
los últimos capítulos, en una red de clubes de alterne y de prostitución que
completarán esa iniciática instrucción. Una nueva situación que lector supondrá
determinarán su futuro, aunque no completan la visión final que sobre el
protagonista de su relato, el ingenuo joven bereber, siente ante esa
idealización de las relaciones humanas percibidas hasta ese momento. La
historia de Baschir Rekab queda al margen de esa visión de crueldad que el
novelista le otorga a la sociedad porque el amor no siempre disculpa y altera
la naturaleza humana y la locura de nuestro tiempo se muestra como la
transgresión a ese realismo que evidentemente no está de moda.
EL
BEREBER
Manuel
Jurado López
III
Premio Novela Corta
Córdoba,
Diputación, 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario