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MANUEL
SILES ARTÉS, UN NOVELISTA ALMERIENSE RECUPERADO
Hacia el año 1950 España sale de esa
postración en que había quedado tras la guerra civil. Resurge lentamente del
boicot internacional y se encamina a restablecer una economía propiciada por
una sana voluntad de resurgimiento de sus cenizas. Evidentemente, los últimos
cincuenta años, han supuesto una nueva etapa en la vida española y
literariamente podemos recordar aquellas nuevas generaciones que se iban
incorporando al panorama narrativo, tanto a nivel nacional, como regional y
provincial. Con semejantes palabras, con esta pequeña introducción, trataba de
justificar el descubrimiento de un autor almeriense desconocido para mí a lo
largo de la década de los 80, cuando me disponía a hacer un breve catálogo de
obras y autores nacidos en Almería. Los nombres que yo apuntaba entonces dentro
del panorama almeriense eran los de Octavio Aparicio, Antonio Prieto, Antonio
Fernández Gil «Kayros», Agustín Gómez Arcos, María José Clemente y
esencialmente, Manuel Siles Artés, (nacido en 1921 y fallecido en mayo de 1984), que había legado
una impresionante obra literaria y que hasta ese momento había publicado las
novelas, Amor prohibido (1955), Tentación (1956), La bestia
(1960), Clase piloto «A» (1986) y El gran triunfo de Marcos Calderón
(1988). Posteriormente se dio a conocer, Alitur (1990) y la última, El
desierto (2002), una alegoría al milagro agrícola de Palomares.
La primera entrega de Manuel Siles, Amor
prohibido (fechada en octubre de 1951) responde a un texto de marcado
acento tremendismo celiano, además de visos del realismo social de la época.
Ambientada en la Garrucha
de esa misma década ofrece un aguafuerte de la pequeña población pesquera,
retrata a unos hombres que permanecen fieles a su propia tradición y el relato
se convierte en la pequeña historia de unos pescadores y de una singular
familia, la de los Peludo, y los avatares que acontecen a la misma. Su
siguiente obra, Tentación, está fechada en Abril de 1956 y en este caso
se trata del estudio psicológico de unos personajes que viven unas situaciones
en una sociedad difícil, marcada por la postguerra. La estructura narrativa se
concreta en cuatro cartas cuya receptora, la misma siempre, es Jacobina
Terriza. El escenario geográfico se enmarca entre Calella, septiembre de 1950 y
Madrid, mayo de 1955. En La bestia, terminada en 1960, el autor vuelve a
recrear su tierra natal y sitúa la acción en Almería y sus principales barrios:
Los Molinos, El Alquián, el Barrio Alto, sus playas, y todo envuelto en los
diálogos y monólogos que sostienen algunos de sus principales personajes:
Josefina, Julia, Ricardo, Conchita, Rogelio, Juan... La Almería que se describe es
la de una ciudad pueblerina de mitad de los años 50, una urbe encerrada en sí
misma, de corte franquista, encorsetada en los muchos prejuicios y algunos
valores que convierten, en monótonos, los diálogos que desarrollan sus
personajes más jóvenes: una juventud sin ilusión que relata una sucesión de
anécdotas sin trasfondo alguno.
Finalista del Premio Sésamo en 1963, El gran triunfo de Marcos
Calderón, es la historia de un hombre que, pese a haber llegado al final de
su vida, se ríe de todo lo que le ha ocurrido y de lo que le rodea porque sólo
al final ha llegado a comprender su propio fracaso y asiente ante todo,
mientras se toma un café con un grupo de amigos y repasa todo el tiempo
transcurrido. Seleccionada para el Premio Cáceres de Novela en 1979, Clase
Piloto «A» es una novela de marcado carácter pedagógico puesto que se trata
de un experimento para anular el concepto de la libertad humana que, como suele
ocurrir, fracasa porque prevalece, como es normal, el sentido común y así lo
entienden los jóvenes que son sometidos a dicho experimento, frente al tamiz
pedagógico que esgrime su preceptor don Marcos. Finalmente, Alitur
(Batarro, 1990) es la novela del triángulo costero de Vera, Garrucha Mojácar y
su ambiente y costumbres que tan bien conocía el autor. La novela está
construida como una laberíntica sucesión de escenas entre estos tres pueblos
costeros de la Almería
más conocida y subraya el gran acierto del autor al tratar de elaborar un mapa
de toda una época histórica de nuestra provincia a través de una larga y oscura
postguerra, intentando ofrecer esa clara voluntad de comunicación que contienen
todas sus novelas y sobre todo, la amplitud de posibilidades narrativas que
ensaya el autor en su escritura.
Con El Desierto (2002), la novela
sobre el milagro agrícola de Palomares que Arráez Editores incorpora a su colección
«Narrativa Almeriense», se cumple el deseo de su viuda por dar a conocer más
ampliamente la obra de Manuel Siles. La novela supone, una vez más, poner de
manifiesto la visión realista del autor cincuenta años después de los
acontecimientos, algo que más tarde convertirá a la comarca de Palomares y sus
alrededores en un fructífera tierra hortícola, tierra próspera de expansión
internacional, pese a la adustez de la misma. En realidad, es un relato breve
de planteamiento sencillo, extremadamente de corte realista, planteado
estructuralmente de una forma lineal que cuenta la historia de Felipe, un joven
emprendedor, que una vez despechado ha heredado el paraje «El Desierto» y
decide aventurarse y plantar tomates en esa difícil tierra frente a la opinión
de una enérgica madre y el resto de su familia, incluidos algunos de sus amigos
y vecinos más cercanos. Incluso, la mujer de la que está enamorado deja de
sentir interés por él cuando se entera de sus propósitos porque lo cree un
fracasado por intentar algo imposible. En realidad, Siles vislumbra desde mucho
antes una idea futurible, la de realizar plantaciones extratempranas en una
tierra como la almeriense, con sus características, tan falta de
precipitaciones que hagan su tierra fértil, aunque, en su relato, insiste en el
tesón de los hombres del campo, en su firmeza de convicciones, en la idea
preclara de transformar tierras vírgenes en tierras productivas, que han
llegado a convertir el suelo en un vergel del que fue exponente en la prensa
nacional el milagro agrícola de Palomares y su producción de tomates durante
buena parte del año.
El Desierto es la sombra de un
coraje y recoge en forma de relato el sentir de una tierra repleta de matices.
El sol, el paisaje, la adustez de sus tierras, pero también la belleza de los
atardeceres o de los amaneceres, los colores de la tierra se tornan en melodía
unísona a la par que las palabras en la pluma de Siles Artés quien, como tantas
ocasiones, anteriores sabe adaptar el lenguaje al medio sobre el que escribe,
con esa sutileza que se caracteriza a su prosa y abre camino en un estilo que,
transcurrido mucho tiempo conserva, aún, la maravilla del arte con que proyecto
sus obras. Ese individualismo le valió, al autor, el olvido de sus
contemporáneos pero le ha otorgado la inmortalidad que proporciona la
literatura. El libro está ilustrado por su hijo Juan José Siles Lucas y en la
edición colabora el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora y Arráez Editores, una
editorial de la tierra que está consiguiendo contribuir al panorama literario
de la provincia de Almería con acertadas publicaciones, tanto de Historia y
Antropología como de Literatura, y en este caso en una apuesta firme.
EL DESIERTO
Manuel
Siles Artés
Arráez
Editores, Mojácar, 2002
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