La fe, si se considera en su propiedad esencial y pura, no contiene tal
perfección como el amor... El amor es superior a todo... durable, sublime, más
parecido a Dios...
Miguel Servet (1511-1553)
La Historia de la Iglesia cuenta que desde
que el Papa Clemente V condenara a aquella pequeña congregación de mujeres en
el Concilio de Viena en 1312, obstinadas en su voluntario alejamiento del Canon
Eclesiástico, habían sobrevivido aisladas del favor secular por toda Europa,
alejadas del dogma porque no consentían aceptar el estigma cristiano: y esa, y
no otra, había sido siempre su gran culpa.
El Familiar no ignora como, en tan
aciagas circunstancias, la suerte de estas mujeres estaba predestinada desde
que por orden expresa del Gran Inquisidor habían sido arrancadas de la paz y
retiro en su beguinato.
El resto de cuanto aconteció en las
ignominiosas garras de sus verdugos, queda para la intrahistoria, aquella que
en el relato de los sucesos que precedieron al Auto de Fe, aquí se detallan, y
como muchos otros episodios de abnegación y fe cristiana, forman parte del más
absoluto secreto del mundo de las beguinas y cuanto de ello no consintieron
dejar por escrito.
El
secreto de las beguinas (Trifaldi, 2ª edición).
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