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MAPA
DE LOS SENTIMIENTOS
Existe un complicado mapa de los
sentimientos donde aspectos como los celos o la envidia, la lealtad y el amor,
se traducen en esos conflictos que los humanos debemos superar, conductas que
Marta Rivera de la Cruz
(Lugo, 1970) ensaya en forma de novela. En La vida después (2011) se
pregunta si es posible una profunda amistad entre un hombre y una mujer sin que
la atracción física y el sexo tengan nada que ver en ese contacto.
Jan, el protagonista masculino de esta
historia, muere repentinamente de un infarto, pretexto para que Victoria,
profesora universitaria y casada con un millonario aspirante al Senado, viaje
al funeral desde Nueva York. Una última carta legada del amigo, prolongará su
estancia en Madrid, obligada por el encargo sentimental que deja: su relación
con Marga, Solange, la hija fruto de una relación anterior, además de una
excesiva suegra. Una realidad muy distinta a la situación anterior: convivir
con una adolescente malcriada, cuantificará las enormes deudas y se verá
obligada a asumir la posibilidad de salvar la librería heredada por la viuda.
Los motivos recurrentes en la obra de Rivera de la Cruz se concretan en el paso
del tiempo, en el miedo a una existencia sin sentido e insiste en la necesidad
de superar los obstáculos que la vida pone en nuestro camino. Sus personajes
resultan vulnerables, débiles incluso, fortalecidos en sus dificultades. Sin
duda por este, y no otro motivo, la narradora gallega consigue esa capacidad de
crear un vínculo sentimental entre ellos y, sin duda con el lector, porque aquellos jamás serán conscientes
de la cantidad de cosas ocurridas para encontrarse en el punto donde están,
para convertirse en quienes son. Los recuerdos de adolescencia y juventud de
Victoria, su experiencia universitaria, las tertulias bañadas en alcohol y
tabaco, su relación con algunos hombres, incluida la sombra omnipresente de
Jan, cubren la primera parte de una narración lineal, con una unidad de
pensamiento retrospectivo que provoca una reflexión entre las mujeres
protagonistas, una introspección que degenera en el resto de la historia:
salvar la situación anímica y económica de estas mujeres para quienes,
fortuitamente, se abre un nuevo camino paralelo a su destino: la librería
recibe un rollo de película con escenas de una primerísima Greta Garbo, extraña
historia que conlleva la posibilidad de contactar con el dueño originario de la
cinta, un anticuario londinense, a quien Marga pretende conocer para ofrecerle
la mitad del beneficio de su venta. En Londres, el relato retrocede en el
tiempo para volver a la Europa
de los años veinte y treinta, a Estocolmo y al Berlín prenazi. Es así como
Marta Rivera de la Cruz
abre un nuevo capítulo en la vida de sus mujeres, de Victoria que disfrutará de
una vida después junto a Douglas Faraday. La novela se convierte así en
un relato de suspense y, junto a una equilibrada dosis de narración
tradicional, ofrece todos los ingredientes de un relato ameno, incluido el
desamor, las pasiones e iniquidades en los personajes secundarios que
proporcionan un aire folletinesco a la historia para que, sin que desvelemos el
final, todos y cada uno de ellos disfruten de otra vida.
LA
VIDA DESPUÉS
Marta Rivera de la Cruz
Barcelona, Planeta, 2011
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