H
Hacer
“Las cosas no son difíciles de
hacer, lo que es difícil es ponernos en situación de hacerlas”.
Constantin
Brancusi
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La leyenda de la ciudad sumergida
Los gallegos,
dicho con enorme respeto y cariño, creen en leyendas, misterios y
supersticiones, quizá porque Galicia, tierra mágica y ancestral, mantiene en su
literatura aun hoy en día el mundo de las fábulas y de los mitos, fruto por
otra parte de la imaginación popular y de la exclusiva dedicación de sus
escritores. Y, también, por eso, por las páginas de sus libros desfilan meigas
y mouras, trasgos, peregrinos y la Santa
Compaña, y en igual proporción héroes y villanos, demonios y
espectros; historias y leyendas que se contaban a la luz del fuego, cuando ya
el sol se escondía y comenzaba a reinar la noche, y es así como se han transmitido
de generación en generación.
Antón Castro es gallego, de
Arteijo, La Coruña
(1959), y comparte imaginación y pluma con Álvaro Cunqueiro y Wenceslao
Fernández Flórez, porque sus libros más fantásticos se pueblan de lugares
mágicos, con seres extraordinarios, animales que hablan y finales felices.
Autor de cuentos y novelas, su dedicación al mundo de la literatura infantil y
juvenil le han llevado a publicar, Jorge
y las sirenas (2009), que se describe como un cuento sobre el poder de la
imaginación, el amor a las sirenas y a los libros, El niño, el viento y el miedo (2013), en cuyas páginas se cuentan historias
cotidianas y de asombro que suceden a cualquier hora del día, pero sobre todo a
partir de la medianoche cuando los paisanos se reúnen en torno al fuego, y hablan
de ahogados, del mal de ojo, de mujeres que ven al demonio, de los primeros
viajes o de esos lugares donde todo puede ocurrir; todo ante la atenta mirada
de un niño de ocho años que recibe una armónica de Montevideo, acaso el primer
regalo de su vida; y ahora La leyenda de
la ciudad sumergida (2014), la historia de una búsqueda, la que obligará al
niño Esteban a salir de su pueblo, Baladouro, amenazado de quedar sepultado por
la lluvia como otras tantas ciudades de las que le han hablado, y seguir las
huellas hasta encontrar el Nubeiro y conseguir convencerlo de que cese la
lluvia en su amada villa. Esteban está bendecido desde el mismo día de su
nacimiento, cuando el ciego Cidre le anuncia a Sabela Camelle que su hijo, a
medida que pasen los días, se volverá un poco brujo, y cuando le corten el pelo
y lo echen en una tinaja se convertirá en oro; además, el viejo Cidre le
entrega un libro rojo con letras invisibles y asegura que solo él podrá leerlo,
y cuando lo aprenda de memoria será capaz de arreglar las mayores catástrofes,
curar heridas y vivir las aventuras más increíbles. En realidad, Esteban inicia
un viaje de ida y vuelta, aunque apenas sabe que la solución estará allí mismo,
en una cueva cercana, más cerca de lo que nunca llegó a pensar. Pero Antón
Castro establece un auténtico laberinto y una curiosa geografía a lo largo de
sus páginas que el niño deberá recorrer hasta que llegue a su destino, caminos,
bosques, bibliotecas, personas que descifran enigmas, que enredan la historia y
la salpican de leyendas y misterios y el curioso encuentro con García Buño da
Listera, un sabio y campesino de Vilarnovo, que le proporciona la solución al
protagonista a través de sus múltiples conocimientos y lecturas.
El estilo literario de Antón Castro se
impregna de lirismo, de cierto sosiego y de mucha nostalgia, acaricia las
palabras en sus textos, recrea personajes, les asigna curiosos y llamativos
nombres y muestra una extraordinaria sensibilidad ante la belleza de los
entornos naturales de su tierra que guarda en la memoria, y con su enorme
corazón recrea en la lejanía, y así convierte sus historias en amenas lecturas
que despiertan nuestra imaginación. En un apéndice final, se publica un
“Bestiario de Baladouro”, dibujado en blanco y negro, por Javi Hernández, quien
ya se había ocupado de las ilustraciones de El
niño, el viento y el miedo (2013), y
observamos como recrea con sus lápices las cualidades de cada uno de los seres
o quizá el retrato imaginado, en muchos casos, de niños, perros, gatos o
meigas, y esta es una manera de comprender el sentido último del libro.
LA LEYENDA DE LA CIUDAD SUMERGIDA
Antón Castro
Huesca, Ediciones
Nalvay, 2014; 118 págs.
Como buen gallego, difícil es que no mezcle en sus libros magia y fantasía. Estupenda entrada.
ResponderEliminarMª Ángeles.