BIG TIME, PERICO VIDAL O LA MEMORIA DE UN HOMBRE DE
CINE
Marcos
Ordóñez documenta una vida de película, o la película de toda una vida.
“Tengo
casi ochenta años y he trabajado en muchísimas películas, con Welles, con
Mankiewicz, con Carol Reed, con Terence Young y, sobre todo, con el inmenso
David Lean”, le contaba Perico Vidal, el hombre que había conocido a todo el
mundo, visitaba todas las fiestas y nunca quería aparecer en las fotos, a
Marcos Ordóñez, tras una intensa búsqueda sobre tan enigmático personaje, y
cuando algunos nombres del cine español le había puesto sobre la pista de ese
gran desconocido, y le hablaban de su amistad con Ava Gardner, mito
cinematográfico, de quien Ordoñez preparaba un libro, Beberse la vida. Ava Gardner en España (2005).
Perico
Vidal había nacido en París, en 1926, de familia catalana, era un fanático del
jazz, y tenía un extraordinario don de gentes que le abrió las puertas del
mundo del cine, donde siempre supo estar. Fumó y bebió con los grandes, con Robert
Mitchum, mientras rodaba La hija de Ryan
y con Frank Sinatra, de quien sería su amigo inseparable mientras el actor
rodaba en España, Orgullo y pasión, y
además gozó de la amistad y colaboró con grandes directores, Orson Welles,
Nicholas Ray, y se hizo íntimo del esquivo e inseguro David Lean a quien
asistió en el rodaje de una de sus fascinantes películas, Lawrence de Arabia, participó después en Doctor Zhivago, e insistió en un papel fundamental para Julie
Christie, y de nuevo Lean lo llamó para que lo acompañara en su nuevo proyecto, Pasaje a la India, pero el alcohol
ya había hecho mella en él, y le aseguró a su amigo: “David, no estoy en forma
para la India”.
Una
agitada vida
Vivió en
París, en el barrio neoyorkino de Harlem, Los Ángeles, Río de Janeiro,
Cuernavaca, Miami, Barcelona y Madrid, donde tenía un ático por donde pasaban
los amigos del cine. Se casó con Susan Diederich, una singular norteamericana
de 18 años, cuando él tenía ya 40. La boda se ofició en Las Vegas y fueron sus
padrinos, Jane Fonda y Roger Vadim. Durante el rodaje de La hija de Ryan, en Irlanda, nació su única hija, Alana que, según
Perico, había heredado la sangre cherockee de la madre.
Vivir a
lo grande
Marcos
Ordóñez (Barcelona, 1957) conoció a Perico Vidal siete años antes de su muerte,
que le sobrevino, mientras dormía, el domingo 5 de diciembre de 2010, en
Madrid, mientras el narrador trabajaba en la documentación sobre Ava Gardner. Por
entonces, todo el mundo parecía decirle que era el hombre clave en la España de los 50 y de los
60, años en los que conoció a todos los grandes, estuvo en todas las fiestas, y
con el paso de los tiempo se había convertido en una auténtica figura
legendaria, a quien nadie había visto en los últimos treinta años. Sin embargo,
se recordaba su trabajo con Welles y su Mr.
Arkadin, con Mankiewicz en De repente
el último verano y, sobre todo, con David Lean en Lawrence de Arabia, Doctor
Zhivago y La hija de Ryan.
Vidal
citó a Ordóñez en una cafetería, un 7 de junio de 2003, y desde ese momento le
pareció un tipo fascinante. Las conversaciones que ambos mantuvieron, las
historias de Vidal le contó a Ordóñez, todo un rico anecdotario y las
particularidades de los rodajes convierten a Big Time: La gran vida de Perico
Vidal (2014) en la crónica de una época esencial del cine universal y una
historia irrepetible.
El libro
está dividido en dos grandes apartados, “La parte de Perico”, que empieza con
sus comienzos en la
Barcelona de finales de los cuarenta y acaba con el
fallecimiento de Lean en abril de 1991. Y una segunda, “La parte de Alana”, la
hija que completa la visión más humana, la singularidad de sus familias, los
amigos actores que recordaron a Perico cuando Alana era ya una adolescente y,
sobre todo, la separación de sus padres, la vuelta de Susan, su madre a Nueva
York, y sus estancias entre la ciudad de los rascacielos y Madrid, o las vivencias
en el ático de Príncipe de Vergara donde fue una niña muy, muy feliz.
Marcos
Ordóñez, Big Time: la gran vida de Perico Vidal; Barcelona, Libros del
Asteroide, 2014; 272 págs.
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