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miércoles, 28 de octubre de 2015

Eloy Tizón



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TÉCNICAS DE ILUMINACIÓN

      El arte de sugerir es, tal vez, la mejor definición esgrimida por propios y ajenos sobre la cuentística de Eloy Tizón (Madrid, 1964), que vuelve al mundo del relato, tras Velocidad de los jardines (1992) y Parpadeos (2006), y en esta ocasión, con una decena de buenos cuentos, que titula, Técnicas de iluminación (2013), el envés de un mundo poco compresible, quizá porque sus cuentos, o sus relatos y, en una definición más certera, sus piezas narrativas, convergen en una vaguedad que se aleja de los presupuestos canónicos sobre el género, pero que una vez leídos generan la misma inquietud de concentración e inquietud que el clásico relato corto al uso.

        Muchos de los relatos de Tizón ofrecen una suerte de alusiones, sugieren y nunca especifican, y el narrador ensaya esta técnica, precisamente, en aquellos cuentos de factura más tradicional, aunque soslaya la redondez de los mismos provocando en el lector una inquietante sensación de no ver nunca explicada la actitud tanto de los personajes como del narrador, y ocurre, sin duda, en “Ciudad dormitorio”, el recuerdo de una mujer que debe viajar desde el extrarradio hasta el centro comercial donde trabaja, y se pregunta cómo subsistir en un mundo, presente, para ella extraño y degradado; también, en “Manchas solares” o “El cielo en casa”, el desdichado recuerdo de la pintora Elisenda y su agitada vida en el pasado; ejemplos salpicados entre otros que abogan por mezclar un cierto aire de abstracción o alegoría simbólica que desdibuja el sentido del relato y nos aleja de esos planteamiento antes expuestos, o de una visión más concreta como ocurre en “Fotosíntesis”, una virtuosa y estratégica sucesión de secuencias de excelente factura, que ofrecen al lector una síntesis previa al conjunto completo, con una prosa excepcional y una acertada técnica narrativa, y lo mismo podemos afirmar de “Volver a Oz”, relectura del mito, sin una aplicable explicación.
        El mundo literario de Tizón trata sobre la felicidad, sobre la soledad, sobre el egoísmo y la explotación que ejercemos sobre los otros y, también, sobre el amor y el desamor, y es así como sus personajes se nos aparecen como víctimas, pierden y renuncian a seguir existiendo, como aquel que tira su cartera y sus llaves a una alcantarilla para no ser identificado, porque en muchos de ellos sus vidas resultan tan sombrías como el peso que les supone de seguir adelante, en medio de tanta hostil banalidad. Lo mejor de la prosa de Eloy Tizón es esa suerte de técnicas de iluminación que armoniza y transparenta imágenes, y solo él es capaz de crear porque a día de hoy sigue siendo el maestro de la sutileza verbal, del ritmo acompasado de las palabras y del valor de una prosa que se carga de sensualidad, y que solo cuando se deviene en cierto aire lírico se vuelve exquisita.


 









TÉCNICAS DE ILUMINACIÓN
Eloy Tizón
Madrid, Páginas de Espuma, 2013

1 comentario:

  1. Yo lo he leído varias veces y tengo la misma impresión que tú. Ni que lo hubiéramos leido juntos

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