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viernes, 24 de marzo de 2017

Ana María Moix



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UNA AUTOAFIRMACIÓN
      
       Ana María Moix (Barcelona, 1947) fue una aventajada escritora cuya precocidad puso de manifiesto José María Castellet al incluirla en su libro Nueve novísimos poetas españoles (1970). En el período de poco más de tres años dio a la imprenta tres poemarios que recogería posteriormente en A imagen y semejanza (1984). La editorial Lumen publica «La biblioteca Ana María Moix» e incluye seis títulos de su quehacer narrativo. El primer volumen es una nueva entrega y recoge diez cuentos escritos en los últimos años, lleva el título significativo, De mi vida real nada sé (2002). La colección constará, además, de la novela, Vals negro, publicada, inicialmente, en 1994,  Las virtudes peligrosas, libro de relatos que se publicó en 1985, Walter, ¿por qué te fuiste?, novela de 1973, su primera colección de relatos, Ese chico pelirrojo a quien veo cada día, publicado en 1971 y, finalmente, la novela Julia, una de sus primeras incursiones en literatura de 1970.
       Los cuentos, De mi vida real nada sé, vienen a significar, tres décadas después, la reflexiva madurez de toda una obra anterior y, a su vez, ponen de manifiesto el enriquecimiento personal de una autora que ha ido observando cómo pasa el tiempo, ha sufrido los consabidos desengaños, tanto los personales como los ajenos, se enfrenta a una madurez consciente y afirma de forma muy consciente que, en realidad, de su vida real apenas sabe nada. Se trata, evidentemente, de una autoafirmación que muestra la elegancia de todo un estilo. Además, de los diez relatos que contiene este breve volumen, algunos resultan una sorprendente visión particular, como el primero, porque reinventa el extraño fenómeno de esa «metamorfosis» kafkiana; en el resto, insiste,  entre otras cosas, en esa realidad que esconde todo un mundo de ficción, el de las apariencias y en esa otra prolongada visión de la agonía de la muerte, ensayada por la narradora anteriormente y así escribe el no menos fabuloso relato titulado, «Autobiografía mortal», cuya presentación resulta no menos excepcional. Otros temas de igual calaje salpican sus historias, la atmósfera que recrean los personajes de «Ronda de noche», el suicidio y la muerte de «Un árbol en el jardín», el humor y la moralidad «Un día, de repente, sucede» o la hipocresía, los desencuentros amorosos, la sátira social, y todo tamizado por una mirada con un hermoso acento lírico. Quiero resaltar los personajes de Ana María Moix, vistos desde una panorámica narrativa más amplia, porque ejemplifican en anteriores historias publicadas hasta el momento, lo que ella siempre ha defendido, «que es la propia voluntad del protagonista quien decide cómo aparecerá en el texto», casi paralelamente como por la vida, es decir, con absoluta discreción o haciendo todo el ruido posible. Incluyen sus textos, también, aquellas verdades que como mentiras se convierten en esos valores morales que resultan variables según la época.







DE MI VIDA REAL NO SÉ NADA
Ana María Moix
Barcelona, Lumen, 2002.

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