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FEMENINO SINGULAR
Escribir sobre un universo poblado,
exclusivamente, de mujeres siendo sigue una fórmula literaria válida para
explorar el mundo interior femenino, la fuerza que surge como contrapunto de
las reacciones que experimentan las mujeres a lo largo de su existencia en
nuestra sociedad actual. Tras la democracia, pese a una avalancha de
narradores, nadie o casi nadie se sintió en la obligación de abordar un estudio
serio sobre la cuestión: femenino/feminista como si, verdaderamente, de una
manifestación diferenciadora se tratara, aunque lo cierto es que surgieron
nuevos nombres que le otorgaron novedad a este hecho histórico y a la nómina de
escritoras surgidas en las décadas de los 40 y los 50, se sumaron los nombres
de Esther Tusquets, Carmen Riera, Rosa Montero, Montserrat Roig y poco después,
se sumaron los de Cristina Fernández Cubas, Soledad Puértolas, Adelaida García
Morales, Ana Rossetti, Paloma Díaz Más, Mercedes Abad y un largo etcétera hasta
hoy. Quizá a estas alturas, en pleno siglo XXI, ese discurso caduco no tiene
sentido alguno y más bien habría que hablar de literatura escrita por mujeres y
literatura escrita por hombres, de protagonistas femeninos y protagonistas
masculinos o, de literatura, en definitiva. Las voces femeninas que pueblan Anónimas
(2002) el reciente libro de relatos de Paula Izquierdo (Madrid, 1962), enmarca
la cuestión en esa primera acepción, mujeres anónimas que se sirven de un
fuerza extraordinaria para constatar su victoria acerca del mundo de lo
femenino. Pero las mujeres sobre las que escribe la narradora madrileña se
muestran, pese a todo, insatisfechas, faltas de solidaridad y sufren, como el
resto de la especie humana, siguen padeciendo su diferencia sexual y pretenden
encontrar ese hecho liberador que las transporte a una nueva vida.
Doce relatos con doce mujeres anónimas
para garantizar su universalidad y en los que se suceden todas las formas de vida
y expresión que conforma nuestra sociedad: incluido el sexo y la pasión, la
monotonía y la laxitud, el deseo de venganza ante la opresión masculina,
además, y esto es lo destacable, el valor de una marcada incomunicación que
lleva a sus protagonistas a una hiriente soledad o al abismo de la locura. Y
frente a la expresión inequívoca de una femineidad corporativa para denunciar
desigualdades, para concienciar y terminar de conocer el mundo de la mujer,
surge el retrato de los hombres, en este libro, meras sombras, referentes de
alguna apetencia, objetos de deseo, como otrora ellas mismas. La angustia de
«Alguien llama» se trueca en una esperanza maternal junto a un niño durante una
noche calurosa que se diluye hasta el día siguiente; la incertidumbre de «El
ruido del desierto», se convierte en esperanza, en uno de los mejores relatos
del libro; el sexo, su deseo visto desde la óptica de la mujer, tiene una
referencia interesante en «Del otro lado de la luna» o «El deseo». El resto de
la mujeres de Paula Izquierdo, pueblan la ciudad y sus parques, conviven en
apartamentos, se alojan en habitaciones de hotel y recurren a la memoria o a la
esquizofrenia del pasado para contemplar el escenario de una existencia
cotidiana que tan sólo se convierte en extraordinaria de la mano de otra mujer,
quien junto a ellas, se erige en robinsón de su propia existencia.
ANÓNIMAS
Paula
Izquierdo
Barcelona,
Seix-Barral, 2002
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