…me
gusta
NOCHE Y DÍA
Quizá en el fondo de nuestro ser nos
sintamos un tanto como la autora de Aprender a huir (2002) ha querido
estructurar su novela, es decir, esa sensación de vernos en términos tan
opuestos como la noche y el día cotidianos. Tal vez para así testimoniar que en
ese contraste se haya, finalmente, el sentido de búsqueda de nuestra propia
existencia. En definitiva, el irrefrenable instinto de un dejar atrás ciertas
cosas de nuestra vida. Y acaso, como teoriza, la narradora, la experiencia de
esa permanente huida para encontrar el destino.
Care Santos, (Mataró, Barcelona, 1970) es
una joven escritora sobradamente conocida en los ambientes literarios de
nuestro país. Autora de una amplia producción narrativa que incluye libros de
relatos, narraciones juveniles y novelas. Una anterior premiada y elogiada por la crítica, Trigal con cuervos
(Joven Ateneo de Sevilla, 1999). La presente, Aprender a huir se
convierte en la necesaria constatación de que los seres humanos nos enfrentamos
a un vacío que nada ni nadie es capaz de solucionar. La narrativa de esta joven
catalana siempre se ha caracterizado por ofrecer ese sentimiento de
frustración, de soledad, de íntima necesidad de un desahogo, tanto en la
personalidad de sus personajes masculinos como en los femeninos. En sus relatos
sobresale temáticamente ese muestrario de desgracias humanas, de excesos vitales
que llevan a los protagonistas de sus novelas hacia un callejón sin salida o a
una especie de agujero negro, como ha afirmado algún crítico.
Los fugitivos de Aprender a huir
no emprenden esa huida física que conlleva el término, necesitan eso sí, una
solución a sus problemas que no termina por llegar y finalmente todo acabará
mal. Indiscutiblemente porque los planteamientos de la narradora quedan
enmarcados en sus protagonistas cuya actitud ante la vida misma deja mucho que
desear: una frustrada bióloga, una pintora mediocre, un joven modelo que
confunde su profesión con el sadomasoquismo y un ejecutivo corrupto que es
capaz de echar todo a perder por una suma ridícula de dinero. En realidad, se
trata de perdedores que en un momento entrecruzan y mezclan sus vidas en una
sucesión de despropósitos que conducirán sus existencias hasta una desastrosa
solución. Dos mujeres y dos hombres que ejemplifican la mediocridad, la
ambición, la frustración o la violencia, tanto íntegramente física como la
sexual y ésta, además, explícitas descripciones muy provocadoras. Seres de los
que sirve Care Santos para hacer un retrato robot de una sociedad nada
envidiable aunque con visos de convertirse en modelo de imitación, lejos de la
autenticidad que, como homo sapiens, nos otorga nuestra especie.
APRENDER
A HUIR
Care
Santos
Barcelona,
Seix-Barral, 2002
No hay comentarios:
Publicar un comentario