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NUEVO
CUENTO GRIEGO
Libros como el presente, Antología del
nuevo cuento griego (2004), vienen a paliar algunas de las deficiencias
literarias detectadas en un país que se vanagloria del número de títulos
editados anualmente y de su poder editorial, al menos en el resto de Europa. La
selección que, con esmero, ha preparado Irini Pitsaki, pone de manifiesto que
la literatura griega moderna ha quedado reducida, en nuestras librerías, a tres
o cuatro nombres de un extraordinario reconocimiento mundial como los
galardonados Seferis y Elitis, el inmortal Kavafis o el muy traducido
Kazantzsakis. Así, pues, de los nuevos nombres que configuran la vanguardia
narrativa de los últimos años poco sabemos a excepción de Rhea Galanaki que
publicaba Helena o nadie (2001),
Filippos Dracodaidís, El mensaje (2001), Pavlus Mátesis entregaba
El padre de los tiempos (2002) o Ioanna Karystiani que con su Pequeña
Inglaterra (2002) despertaba nuestro interés. A estos nombres se unen los
de la presente antología, un total de diez, nacidos, en su mayor parte, en la
década de los 50 a
excepción de tres reputados autores en su país, Menis Koumandareas (1931) y
Dimitris Nollas (1940) y Antonis Sourounis (1942); el resto Misel Fais, Yoryis
Yatromanolakis, Eugenio Aranitsis. Siranna Sateli, Sotiris Dimitriou, Ersi
Sotiropoulos y Vassilis Gouroyannis, se editan por primera vez en España.
Resulta, pues, doble el descubrimiento de la nueva narrativa griega puesto que
nos acercamos a autores de sobrado prestigio cuando descubrimos que su
literatura ya forma parte de la historia reciente de la mejor narrativa
helénica actual.
La selección por breve, ofrece una
variedad temática y expresiva lo suficientemente atractiva como para dar idea
de la versatilidad del relato en el país heleno; abunda la fantasía de un claro
origen legendario, como por ejemplo, «La mujer-golondrina» de Vassilis
Gouroyannis, que narra la historia de una mujer que quiere dar a luz un
bebé-golondrina de cabeza humana y cuerpo de ave; o las que reflejan un intenso
lirismo interior para subrayar los temas referidos a lo humano, lo metafísico,
lo simbólico y lo erótico. Otros abogan por el recuerdo de la historia
reciente, como por ejemplo, «Tía Clara, muerta de risa», el exterminio de los
judíos sefardíes en Comotiní, lugar de nacimiento del autor. Una especie de
Holocausto que terminará en tierras de Israel. La emigración ofrece otra de sus
vertientes más satíricas, como «Incendio a la japonesa» de Antonis Sourounis,
un emigrante en Alemania, en cuyos relatos ofrece vivencias propias. El humor y
la sátira campean por algunos otros relatos y tampoco se olvida el escenario
urbano contemporáneo ateniense, como en el cuento «El muchacho rumano», de
Menis Koumandareas donde, además, existen evidentes referencias al mundo de la
homosexualidad.
La antóloga señala que el material está
organizado a partir de una intuición literaria personal; bien por esta
intuición que ofrece posibilidades múltiples para descubrir o redescubrir la
buena literatura y, además, de un tan castigado género como el cuento.
ANTOLOGÍA
DEL NUEVO
CUENTO
GRIEGO
Edición
de Irini Pitsaki
Madrid,
Páginas de Espuma, 2004
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